Ignoro cuando empezó su reinado pero Mirtha es la verdadera Reina de Mar del Plata. Cuando llega al hotel donde se aloja y logra instalarse y acomodar el cuerpo comienza su reinado. La dueña del hotel es su amiga y es un bellísimo sitio. Estuve varias veces... tomando un té a la hora de la siesta. Solo.
Es el verano marplatense. Corrección: la “temporada de verano en Mar del Plata”. El municipio tiene ideas, planes, tareas que se ejecutan y son todas necesarias, pero el relumbrón, el brillo mundano lo propone la señora.
En la temporada todas las noches todas, como la canción, todas las voces todas, todas las sonrisa todas... noche tras noche La Señora Legrand visita un teatro, ve una obra, saluda, recibe besos y abrazos y... trae suerte.
No voy a pelear por su edad. Tiene muchos años y todos con la felicidad del presente: sonríe, la halagan, tiene un plan para hoy y otro para mañana.
La palabra más plena es admirar. Yo admiro a la señora Legrand. Después tengo algo de fastidio con el alrededor, con “el entorno”. Una reina mundana, con un hermoso trato diario con la realidad, la calle y vamos... una memoria que allí se ha quedado, fresca y activa, parece desaprovechada.
Si fuese alguno (si yo, sujeto tácito) si fuese alguno de los periodistas que pueden hablar con ella me animaría... creo que me animaría... bah... es tocar un bronce que sonríe, como hablar con Gardel.
La Señora Mirtha Legrand puede contar de una patria santafesina, de una vida rosarina y puede, desde la mitad de la década del ‘40 hablar de Buenos Aires, del destino suyo y del destino de Argentina. En el 1941... “Los martes orquídeas”.
Sí, sí, sí, saque las cuentas que quiera, desde la mitad de los años que van del 1940 al 1950, que comienza a vivir sin detenerse, debería contarnos de cómo fue la cosa, de cómo vino y lo más claro... hasta donde hemos llegado.
Cómo era Duilio Marzio, cómo fue trabajar con el jovencísimo Alfredo Alcón. Que cosa fue desnudar la espalda para ese policial: “La Patota”. Tanto y tanto.
Mirtha Legrand puede contarnos cómo fue votar. Cuando la veo tan aseñorada, tan querida, tan cercana a tantas mujeres la pregunta sería inevitable, si algún periodista se animase: Cómo era Evita... Ángel Magaña... Libertad Lamarque... Analía Gadé, Roberto Carlos, Luis Perales... Roberto Escalada, ese tipo tan raro: Romay.
Como fue la vida en Argentina de Zully Moreno, sin dudas la última reina del teléfono blanco. De Fanny Navarro. La vida de Catita y de Pepe Arias, cómicos no cercanos al peronismo, todo lo contrario. Ella... ¿fue cercana al peronismo...? A cuál... a ninguno... ¿Le gustaba que Haydée Padilla hiciese “Almorfando con La Chona”?
La Señora Mirtha Legrand estaba en pleno uso de conciencia el 17 de octubre de 1945. ¿Cómo fue? ¿Creyó en el voto femenino? ¿Fue perseguida...?
Si estuviese cercano a la psiquiatría me haría un hueco para charlar y que diga si para ella fue/es importante que la mitad de un cuerpo, una hermana melliza, cuente ahora como fue esa vida sabiendo, como unas auténticas Karamazov de la pampa gringa, donde debería estar el hermano varón y las dos niñas Martínez Suárez.
Los tres se criaron mirando siempre un mañana venturoso tan diferente y sin embargo tan igual. Para mí que Mirtha resume a los tres, que algunas cosas pasaban en una, pero también en el otro, y en la otra.
Ahora es Mirtha la que resume una familia. Ese es todo un tema. Es obvio que ni Marcela Tinayre ni Juanita Viale son reinas, ni siquiera de la baraja. Es la vida, que me alcanza dice una canción. A esas chicas las vida les llegó antes, con su mamá y su abuela, según el caso.
Recuerdo una vez que “Chiche” Gelblung recibía bromas nuestras en la redacción -yo apenas sonreía, era simple testigo- porque Mirtha no quería que Marcela Tinayre fuese pareja de “el ruso Chiche”.
Tinayre fue el que le dijo a la modelo y el campeón que se debía frenar la filmación de “La Mary” hasta que se calmasen sus ardores y debían encerrarse un fin de semana para eso porque no se podía seguir filmando. Seguí a Venezuela a Susana Giménez y Carlos Monzón debido a la sabiduría del francés.
Duro el francés con el sexo femenino. Duro. Un hombre de su tiempo. Cuánto de la sabiduría mundana del francés Tinayre tiene Mirtha para entender las cuestiones de sexo, de relaciones, de amigos, de sociedad y de escrúpulos. Cuánta sabiduría desprendería si alguien pudiese preguntarle a la Reina de estos veranos marplatenses... y ella respondiese. ¿Respondería a una charla o querrá llevarse con ella tantos secretos de alcoba... tantos que supo, tantos que le contaron...
Córdoba y Uruguay -lo sé- desean a la Reina, pero se queda en Mar del Plata. Este es su sitio.
Cuando cada noche su auto sale a las calles de la ciudad (en algunos lugares le tienden una alfombra roja, en otros simplemente un vallado) en cada noche hay un reconocimiento que ella hace a la vida del espectáculo y esta... ¿qué es?... ahí está el punto de cruce.
La señora Mirtha Legrand ha comprendido que la vida y el espectáculo, las marquesinas y los vestidos de fiesta, son una forma de vivir y vivir es -siempre, siempre- enviar un mensaje de lo que se fue, con lo que se es y lo que se dejará.
Mirtha nunca podría decir con el desparpajo con que lo hizo la mamá de Buenos Aires, la dueña del Edipo porteño, que se paraba y decía: “Los que dicen que soy chueca, no me han visto en camisón...”.
Es simple, no lo diría porque es reina, no mamá. A una reina no se le observa la “chuequera” ni quiénes fueron a sus almuerzos en algunos años sí y en otros no y algunas nunca y esas cosas. Nadie imagina a Mirtha en camisón. Ni hablando con dos generales y un almirante. Pero creo que usa camisón. Ignoro si hay fotos. De otras cosas sí.
Señoras y señores: cortaban el tránsito con “40 Kilates”. Ojito. Ay, si ella contara ese detrás de escena...
De todo hay documento. Mirtha no se aflige, ella está más cerca del “historia, verdad y justicia” que de “memoria, verdad y la justicia”. Acaso por eso no acepte un reportaje que agite la memoria y obligue a reconfirmar en la historia. Está cómoda viviendo la vida.
En esta temporada de verano, el verano 2024/25 cuando empezaron otras cuestiones en las redes, en el control de las redes, en la vigilancia, monitoreo y censura en las redes Mirtha hace algo notable: sale a la calle, se pasea, habla, cuenta ¿quién puede hacerla callar...? Eso explica que no pueda hacer un programa. Prometerá no hablar de ciertas cosas y de esas cosas hablará.
Tan grande es como Reina de Mar del Plata que ni siquiera lo dice, ni plantea el feminismo, ni se enoja como sorora insatisfecha, simplemente sonríe como lo que es: una Reina.
Hay un equívoco ciudadano. Es con ella que este territorio es monárquico. Al menos en cada temporada eso es lo que parece y ella lo aclara: como la ven la tratan a la ciudad. En verano es el reino de la señora Mirtha Legrand... y nadie la ve mal a la ciudad, por eso no la maltratan.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.