Milton Blanco y un disco que conecta tradiciones y modernidad
Multiinstrumentista y compositor uruguayo, suma a su producción una obra que aborda las conexiones culturales entre las melodías ancestrales, el folklore y el arte urbano.
“Si nuestros ancestros son el futuro, como decía Leda Valladares, la quena, el instrumento más antiguo de Latinoamérica, es nuestro presente de resistencia” dice Milton. Foto: Gentileza Hugo Ortiz
Milton Blanco, oriundo de Juan Lacaze, una pequeña ciudad uruguaya del departamento de Colonia, es multiinstrumentista, compositor, cantor y luthier. Su amplia trayectoria, permite ubicarlo en el Festival de quenistas y música latinoamericana de Veracruz, en México y en el Encuentro Internacional de Quenistas de Lima, en Perú. También participó en conferencias sobre instrumentos autóctonos y tuvo vínculos de amistad y aprendizaje con Uña Ramos, uno de los intérpretes de instrumentos de viento originarios andinos más valorados de Argentina y el gaitero gallego Carlos Núñez.
Su nuevo EP, que lleva por título “La quena que nombro”, se sintetiza en seis canciones que establecen un “diálogo cultural” entre las expresiones ancestrales, el folklore, el aporte de las corrientes migratorias y el arte urbano. Consultado por este medio respecto a cómo describiría esa conexión cultural, Blanco señaló que hasta ahora publicó discos con obras instrumentales, con quena y otros vientos y que este es su primer trabajo donde canta sus composiciones. “Cómo vuelta de hoja de mi carrera, en el título está el pasado y el presente. He tocado mucho la quena y ahora la canto nombrándola. O la nombro cantándola”, afirmó.
Gentileza Hugo Ortiz
“Son solamente seis obras, con mucho color poético. Hay canciones que cuentan historias del instrumento con ‘melodías andinas’. También hay músicas criollas como las dos zambas, en una de ellas describo el momento olvidado cuando en una quena sonó una zamba por primera vez. Y como cierre, una milonga de las orillas del Plata. Mis pies en el agua con la mirada puesta en el universo de la quena”, agregó.
-Compartiste escenario con artistas muy diversos, desde Jorge Cumbo hasta Paula Ferré. ¿Cómo influenció esta variedad de colaboraciones tu enfoque musical y creativo?
-Al tocar con otros artistas se siente el contraste de estilos, a veces uno debe adaptarse a atmósferas diferentes a las conocidas. Pero lo que más suma es poder cantar con voz propia en esa atmósfera que nos recibe. Tocar con amigos de distintos géneros fue reforzando queriendo y sin querer mi propio toque. Ha sido muy distinto cuando participé en obras sinfónicas, la quena, al igual que todos los instrumentos de la orquesta, tenía indicaciones de ineludible realización. Tocar dentro de un organismo sinfónico requiere que uno perciba “holísticamente” la obra, lograr desde cada instrumento que el murmullo colectivo suene como un único discurso. Bucear en esas aguas quena en mano , no ha sido en vano.
De las montañas a la selva
-Desde tu experiencia en festivales como el de Veracruz y Lima, ¿cómo percibís el papel de la quena y otros instrumentos autóctonos en la música latinoamericana contemporánea?
-Participé en cuatro encuentros en Lima y dos en Veracruz entre 2013 y 2017, en esos momentos la quena estaba en franca expansión. Había llegado a toda Latinoamérica con los vientos de los años ‘70 y en cada pago esa música se siguió tocando. Rápidamente la quena tocó piezas de folclores locales y eso es mágico. Tuve ocasión de escuchar músicas tradicionales de todo el Perú, de las montañas a la selva pasando por los valles y la costa. Y pude oír a músicos colombianos con sus danzas de virtuosística destreza técnica. Varios géneros mexicanos suenan naturales en quena y en los festivales de Veracruz se pudieron escuchar muchos ejemplos. Hay pocas composiciones nuevas para quena, entre esas pocas me sorprendieron músicas de rock sinfónico y jazz. Varios músicos peruanos se atribuyen el “delito” de haber “infiltrado” la quena en las bandas de rock de los ’70 y ’80. En Argentina la quena suele estar apoyando el color andino en el folclore más escuchado, hay pocos ejemplos dentro de otros géneros.
Gentileza Hugo Ortiz
Herencia cultural milenaria
-Mencionaste que considerás la quena como una "herramienta de resistencia cultural". ¿Podrías profundizar sobre este concepto y cómo se refleja en tu música y en la construcción de instrumentos?
-La herencia cultural está albergada también en los objetos: Desde el paleolítico hasta acá podemos asomarnos a toda la historia humana a través de las artes visuales. El aporte visual hasta logró remendar los baches de la transmisión oral. La música pareciera más frágil, sin transmisión oral desaparecería silenciosamente. Una herencia cultural milenaria palpita en la forma física de la quena, aún las construimos con el mismo concepto de producción del sonido. La quena más antigua que conocemos tiene nueve mil años, y seguimos soplando de la misma manera. Hay algo que no se ha perdido en esa actitud de trabajar el material para que un objeto inerte pueda cantar. La quena atravesó guerras, sequías y terremotos, soportó la conquista y el avasallamiento y por alguna razón misteriosa se la siguió tocando. Instrumento resistente, si los hay.
Entre los que tocan la quena existe la costumbre, quizás muy antigua, de al menos intentar construir un instrumento. Limar el borde de una caña hasta obtener una escotadura que produzca sonido lleva pocos minutos. Producir el primer sonido en ese tubo es como el nacimiento de algo. Ya en ese primer sonido se percibe el timbre que tendrá la nueva quena.
Siguiendo por ese camino exploratorio del sonido he compuesto la mayoría de mis piezas, dándome una tarde para improvisar, jugar, tomar nota: componer.
Gentileza producción
Todavía cantamos, tocamos, seguimos
-Con una carrera tan rica en búsquedas musicales y culturales, ¿cuáles son los desafíos y las satisfacciones más grandes que has encontrado al trabajar con instrumentos tan diversos y en contextos tan variados?
-El desafío inicial es romper el cristal de la visión eurocentrista. Estoy seguro que ese posicionamiento hoy día está casi desvanecido. Pero los libros quedan y allí muchas veces los prejuicios distorsionan la historia y hasta la música sale malherida. En especial la música no oficial, la de la plaza del pueblo. Afortunadamente hay material suficiente para dejarse atravesar y convertir en voz propia aquello que guardaba silencio hasta ayer. Todavía cantamos, todavía tocamos, todavía seguimos. Tocar un instrumento de un pueblo lejano y poder tocar con la gente de ese pueblo es el tipo de experiencia que seguiré repitiendo. Allí uno sospecha la razón por la que se dice que la música es un lenguaje.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.