El escritor paraguayo Robin Wood, creador de personajes de historieta que marcaron a generaciones de lectores, como Nippur de Lagash, falleció este domingo en su casa ubicada en la ciudad de Encarnación, Paraguay.
Creó personajes imperecederos, como Nippur de Lagash, Dago, Savarese y Pepe Sánchez. De origen humilde y fama internacional, falleció este domingo en su país natal, Paraguay.
El escritor paraguayo Robin Wood, creador de personajes de historieta que marcaron a generaciones de lectores, como Nippur de Lagash, falleció este domingo en su casa ubicada en la ciudad de Encarnación, Paraguay.
La noticia fue confirmada este domingo a la noche por la esposa del escritor María Graciela Sténico mediante una publicación en su perfil de la red social Facebook. "Acaba de fallecer mi esposo Robin Wood víctima de una penosa enfermedad", posteó Sténico a últimas horas del domingo.
Robin Wood nació el 24 de enero de 1944 en Caazapá, a 205 kilómetros al sur de Asunción del Paraguay, en el seno de una colonia de inmigrantes australianos. Desde muy joven se dedicó a la escritura, a pesar de que apenas había terminado el ciclo primario de enseñanza debido a las dificultades económicas de la familia.
A comienzos de la década de 1950, Wood se radicó en Buenos Aires con su madre y trabajó para editoriales argentinas que publicaron sus creaciones en prestigiosas revistas, como El Tony, D'Artagnan, Intervalo, Fantasía y Nippur Magnum.
Creó más de un centenar de personajes, entre ellos Nippur de Lagash, Jackaroe, Dennis Martin, Mi Novia y yo, Pepe Sánchez, Savarese, Mark, Helena, Amanda, El Cosaco, y escribió más de 7.000 historias. Ganó los mayores premios internacionales, entre ellos el de mejor guionista del mundo en Lucca, Italia (el Yellow Kid). Varias de sus obras se siguen publicando, principalmente en Italia y España.
Antes de trabajar como lavacopas para subsistir y poder pagarse los estudios de Bellas Artes en Buenos Aires, fue camionero en el Alto Paraná y obrajero en el Chaco. Sus intentos como dibujante se frustraron, pero sirvieron para asociarlo a Lucho Olivera y, unido a él por la amistad y el amor por la sumeriología, alumbrar en 1965 a Nippur de Lagash.
El relato, publicado en 1967 como Historia para Lagash en la revista D'Artagnan, fue el primer guión que le compró la mítica -y hoy desaparecida- editorial Columba. Y el punto de partida para un viaje de quince años por distintos rincones del planeta, mediante un trato privilegiado que le permitía enviar sus textos -y cobrarlos- desde donde sus pies lo hubieran depositado.
Después vino el éxito y la fortuna: primero en el país, apuntalando la venta masiva de todas las publicaciones de Columba -D'Artagnan, El Tony, Fantasía, Intervalo y luego Nippur Magnum, cuyo anuario llegó a ser la revista más vendida de la Argentina- y, desde 1982, en Europa.
Luego de eso, Wood se convirtió en el guionista más importante de Italia, donde se editan a mansalva las peripecias de aquellos personajes que conocimos hace décadas, junto a otras nuevas, muchas de las cuales nunca llegaron a verse en castellano.
Viajero, alpinista, karateca, paracaidista y dueño de una prosa precisa y cautivante, Wood hace gala en su obra de una erudición histórica y cultural poco frecuente en el medio. Y logró instalar en el imaginario popular personajes imperecederos que, superando simplismos y estructuras maniqueas, se potenciaron como héroes profundamente humanos o individuos moralmente complejos. Curiosamente, así como estos valores no le impidieron alcanzar la popularidad masiva, tampoco le aseguraron un reconocimiento generalizado en el ambiente, situación que comenzó a revertirse en los últimos años. Mismos que, luego de recorrer y vivir en distintos puntos del planeta, pasó en su país natal, ya alejado de la escritura.