Gran amante de los animales, la reina Isabel II es conocida por sus perros. Sus corgis son los más famosos –ahora, por desgracia, todos fallecidos–, y también sus dorgis –un cruce de perro salchicha y corgi–. Sin embargo, la monarca ahora solo tiene un compañero canino, ya que su querido Vulcan ha fallecido.
El MailOnline informa que Vulcan, una mezcla de Pembroke Welsh Corgi y dachshund, murió hace unas semanas en Windsor, donde se espera que sea enterrado. Aunque no se sabe exactamente su edad, se cree que tenía alrededor de 13 años, habiendo sido visto a menudo al lado de la Reina desde al menos 2007.
Se dice que la monarca está muy triste por la muerte de su fiel amigo, cuya pérdida la ha dejado con un solo perro; otro dorgi llamado Candy. La noticia llega en un momento difícil para la reina, que pasará la Navidad "tranquilamente" en Windsor con el príncipe Felipe pero sin el resto su familia. "Su Majestad adora a sus perros y esto siempre es un golpe, especialmente ahora", comenta una fuente al diario.
Se estima que Isabel II ha tenido más de 30 corgis a lo largo de su reinado de 65 años. El último de ellos, Willow, fue sacrificado en 2018 después de haber sufrido cáncer, lo que marcó la primera vez que la monarca no tenía un corgi desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Tenés que leerReino Unido: Isabel II y Felipe de Edimburgo pasarán la navidad solos en Windsor por primera vezEl primer corgi de la reina fue Susan, que le regalaron cuando cumplió 18 años en 1944, siendo aún princesa. Sorprendentemente, Willow era descendiente directa de Susan, constituyendo 14 generaciones de su querida mascota. Vulcan y Candy continuaron con la saga familiar, provenientes de una línea de dorgis introducida a la casa real después de que el perro salchicha de la princesa Margarita, Pipkin, fuera cruzado con uno de los perros de la reina.
Sin embargo, la reina dejó de criar tanto corgis como dorgis en 2015, supuestamente porque no quiere dejar ninguno después de su muerte. También se ha especulado con que piensa que siendo ya mayor,. es mejor no tener una gran cantidad de perros debido al riesgo de tropezar con ellos.
Cuando la reina fue fotografiada por Annie Leibovitz en 2016 para una portada especial de Vanity Fair en conmemoración de su 90º cumpleaños, apareció con sus fieles perros a su lado. Los cuatro perros que tenía en ese momento eran Candy, Vulcan, Willow y otro corgi llamado Holly. En marzo de este año, se pudo ver a uno de los dorgis restantes de la monarca sentado en su regazo mientras se trasladaba del Palacio de Buckingham a Windsor antes del primer confinamiento.
Los perros de la reina viven con ella en sus apartamentos privados en Windsor y el palacio de Buckingham y la acompañan en sus viajes a Sandringham y Balmoral. En teoría, vuelan con ella en su jet privado. Se sabe que la monarca tiene un don con los animales y siempre ha sido una dueña muy práctica. Los alimenta ella misma siempre que puede, según se cuenta, mezclando la comida con un tenedor y una cuchara con los ingredientes que le trae un lacayo en una bandeja. Y todavía disfruta llevándolos a pasear, incluso a sus 94 años.
Se ha dicho que si la reina entra en una habitación con una tiara, los perros se tumban en la alfombra decepcionados. Sin embargo, si entra con un pañuelo en la cabeza, es una buena noticia; como saben, significa que podrán salir fuera. El príncipe Andrés ha alabado el papel de los perros por ayudar a mantener a su madre sana a lo largo de los años: "Es increíble lo que camina a su edad, los perros la mantienen activa".