Cuando el príncipe Harry y Meghan Markle confirmaron el miércoles en un comunicado que abandonaban la familia real británica para empezar una nueva vida en América del Norte, todo el mundo se quedó sorprendido. La primera, la propia reina Isabel II, que no tenía ni idea de la polémica decisión de su nieto y que tuvo que salir del paso con un escueto comunicado en el que aseguraba que “las discusiones con los duques de Sussex” estaban todavía “en una etapa temprana”. También afirmaba la monarca que aunque entendía “su deseo de tomar un acercamiento diferente”, su salida tardaría “un tiempo en resolverse”.
Pese a las amables palabras, este comunicado escondía en el fondo el enfado de todos los familiares de Harry, que ahora tienen que discutir en qué términos les permiten abandonar la monarquía: qué privilegios conservan, qué títulos, dónde vivirán cuando visiten Inglaterra… Como bien dice el refrán, las cosas de palacio van despacio.
Claro que quienes no se lo han pensado tanto han sido los responsables del famoso museo de cera londinense Madame Tussauds, que hoy mismo sorprendían anunciando que desde ya las figuras que tienen en su colección de Harry y Meghan habían sido apartadas de las del resto de la familia real. Un movimiento que se ha convertido en la primera consecuencia real del ya llamado 'Megxit'.
“Como el resto del planeta, nos toca reaccionar ante las sorprendentes noticias de que los duques de Sussex abandonan sus cargos como royal”, ha explicado en un comunicado enviado a los medios Steve Davies, director general del museo.
“Desde hoy Meghan y Harry ya no estarán en el set que tenemos dedicado a la familia real. Eso sí, al tratarse de dos de nuestras figuras más populares y queridas, por supuesto ambos se ubicarán en un lugar preferente dentro de la exposición mientras esperamos a saber qué ocurre en el futuro con sus vidas”, asegura.
Y hacen bien en no esconderlos: si antes la mayoría de los visitantes buscaban sacarse una foto con las estatuas; ahora que se han convertido en los miembros díscolos de la monarquía se convertirán en los Mona Lisa del museo: todos querrán verlos.