Martes 19.7.2022
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En febrero de 1972, Joan Manuel Serrat estaba en pleno auge. Tenía apenas 28 años pero ya era adorado por las multitudes en su España natal y en América Latina. El año anterior había lanzado su disco “Mediterráneo”, con canciones que a la postre se convertirían en clásicos como “Aquellas pequeñas cosas”, “La mujer que yo quiero” y “Pueblo blanco”. El éxito fue tan grande que las ediciones del long play se evaporaban literalmente en las bateas de las disquerías.
Fue entonces cuando el “Nano” decidió realizar una nueva visita a la Argentina para realizar una serie de actuaciones. Un país que admiraba profundamente, tal como admitió en una entrevista: “No soy fanático de Lorca y sí de Yupanqui, conozco todos sus versos y tengo todos sus discos”. Sin embargo, al menos dentro de los límites de la provincia de Santa Fe las cosas no fueron como el artista esperaba: en Rosario tuvo que actuar a horas tardías, muy cansando y a Santa Fe, donde tenía pactada una presentación en el Club Unión en el marco de las celebraciones de carnaval, directamente no llegó. El público -cuentan las crónicas periodísticas de la época- se quedó esperando cual Penélope a Ulises, pero sin la paciencia del personaje homérico.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaEn su minucioso libro “Serrat en Argentina”, Tamara Smerling menciona varios detalles de aquella noche desafortunada del sábado 12 de febrero de 1972. En primer lugar, señala que la presentación en Rosario fue a la entrada del club Gimnasia y Esgrima, en el parque Independencia, donde Serrat interpretó apenas cuatro canciones a la madrugada, “molido de cansancio y con un humor de perros” para unas 9 mil personas. Acto seguido, al parecer, una multitud lo quiso secuestrar y hasta hubo un forcejeo en el cual alguien le apoyó a el “Nano” un cigarrillo encendido en el cuello. Es que ese grupo estaba ansioso por llevarlo a Santa Fe, donde era el número central para el carnaval. Allí lo esperaron unas 7 mil personas, pero nunca llegó. Es que se habían producido una serie de cortocircuitos entre el club de la Avenida López y Planes y Serrat. Mientras el representante legal del artista consideró la posibilidad de realizar el show, el artista se negó porque, adujo, no tenía en su agenda argentina la realización de este show.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaEn su edición del domingo 13 de febrero, diario El Litoral abrió una de sus páginas con el título: “Ausencia insólita: protestas”. Allí, en resumidas cuentas, el cronista describe una larga espera en el hotel para obtener declaraciones del astro musical, la creciente impaciencia de las más de 7 mil personas reunidas en el club para recibirlo y escuchar sus canciones, el aviso de la deserción del músico a las 4 de la madrugada y el malestar de los presentes traducido en la voladura de sillas, mesas y vasos de cerveza. En la misma página, figuran dos comunicados de las autoridades de Unión, donde dan cuenta de lo sucedido y cuestionan el accionar del artista y sus colaboradores, con profundo malestar.
Dos días después, bajo el título “Unión-Serrat: sigue el entredicho”, el vespertino se hizo eco de la continuidad del conflicto. Entre otras consideraciones, la nota describe como el Club Atlético Unión cursó telegramas al ministro del Interior, al gobernador de la provincia y al presidente de A.D.R.A, para que tomen intervención ante “las actitudes de verdadero gansterismo artístico de este señor (por Serrat), que recorre el país como ‘turista’ percibiendo sumas varias veces millonarias”. Es que, en Buenos Aires, desde la prensa del artista, habían esgrimido una serie de argumentos. El más sólido era que cuando el club garantizó la entrega del dinero pactado, eran más de la 1 de la madrugada y era tarde para que Serrat se dirigiera a Santa Fe, ya que tenía todavía pendiente la actuación en Rosario y otra pactada para las 13 del domingo en una radio de Buenos Aires.
Serrat en tiempos de "Sombras de la China". Foto: Archivo El LitoralPoco después, Carlos Gabetta entrevistó a Serrat en la revista Panorama, dato que recoge Smerling en su libro. “En Santa Fe no me presenté simplemente porque no estaba contratado. (…) ¿Qué quieren ellos, las perfecciones? No soy perfecto —Dios me libre— y estoy sujeto a las imperfecciones de mucha gente que tiene que ver con lo que hago. Uno está propenso a cometer continuamente fallas, y en mi caso están muy a la luz. Esto es bueno a veces, y malo y amargo otras. Pero es erróneo y pretencioso no entender que uno es un ser humano como cualquiera, lleno de dudas y contradicciones”.
Serrat con el "Negro" Fontanarrosa. Foto: Archivo El LitoralPese a aquel trago amargo, la relación de el “Nano” con la ciudad de Santa Fe mejoró con el paso de los años. De hecho, se presentó varias veces en Unión en el marco de sucesivas giras que permitieron engrosar el libro de visitantes ilustres que engalanaron la capital provincial. Sus visitas fueron para presentar discos como “Sombras de la China”, “Cansiones” y “Mô”. La última vez que Serrat actuó en Santa Fe, hasta el día de la fecha, fue en 2015. El Litoral también dejó un registro de aquella velada a través de una crónica del periodista Ignacio Andrés Amarillo. Esta vez, el público también elevó la voz pero esta vez no fue para insultar, sino para corear los versos de Antonio Machado a los que Serrat puso música: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.