Cinco joyas cinematográficas para los que disfrutaron "Los colores del mal"
El thriller polaco lidera las búsquedas en Netflix. Esta inquietante historia de asesinos en serie se suma a una larga tradición de películas que buscaron entender la condición humana desde sus rasgos más oscuros. Cinco clásicos imperdibles del género.
Fotograma de la película de Adrian Panek, que se estrenó el 29 de mayo. Foto: Aurum Film. / Netflix
La película que encabeza la lista de las más buscadas por los usuarios de la plataforma Netflix en estos días es “Los colores del mal: Rojo”. Es un thriller de origen polaco que se sostiene en una trama compleja, centrada en una investigación policial y la presencia de asesinos en serie. La aparición de un cuerpo con extrañas mutilaciones y la posible relación con un asesinato ocurrido varios años antes es la punta del iceberg para una serie de dramáticos acontecimientos. Estos eventos modifican la vida de varias personas y sacan a relucir el oscuro pasado de una comunidad.
La película está basada en el primero de los libros que integran la saga escrita por Malgorzata Oliwia Sobczak. Esta autora polaca comenzó a llamar la atención con su libro “Czerwień”, que gustó tanto a la editorial que derivó en el encargo de la serie “Los colores del mal”, que consta de tres partes: “Rojo”, “Negro” y “Blanco”. Más allá de la lograda atmósfera de la adaptación de "Rojo" al cine, de sus cuidadas actuaciones y sus provocadoras secuencias, las obras de este estilo son profusas en la historia del cine. Quienes hayan disfrutado de esta propuesta de Netflix, no deberían perderse las siguientes películas, que también tratan sobre enigmas complejos, investigaciones y asesinos en serie.
Aurum Film. / Netflix
“La sombra de una duda” (1943): La mayoría de los críticos consideran que “Psicosis” y “Vértigo” son las obras maestras de Alfred Hitchcock, pero esta película de la década anterior puede ser considerada uno de los primeros ejemplos de un asesino en serie en el cine (con la debida mención a Fritz Lang y “M, el vampiro”). La película aborda cómo el mal se puede corporizar en una familia americana común y corriente, algo innovador cuarenta años antes de la irrupción de David Lynch. El mal está más cerca de lo esperado. El personaje del tío Charlie (interpretado por Joseph Cotten) tiene la apariencia de una persona tranquila y amable, pero tras esa fachada esconde una naturaleza asesina. Esto sería, en las décadas siguientes, un lugar común en las películas de asesinos en serie.
Universal Pictures
“El estrangulador de Boston” (1968): A principios de la década de 1960, los habitantes de Boston estaban aterrados: en menos de dos años, trece mujeres de distintas edades y procedencias sociales habían sido asesinadas de manera brutal, violadas y estranguladas. Hasta que la policía detuvo a un hombre llamado Albert DeSalvo, quien terminó por confesar. Esta historia fue llevada al cine poco tiempo después por Richard Fleischer. Faltaba mucho para “El silencio de los inocentes” y su aterrador Hannibal Lecter. Sin embargo, el actor Tony Curtis, en el papel del criminal, logró una interpretación que eriza la piel, sobre todo si se considera que, hasta el momento, había realizado sobre todo papeles de galán.
20th Century Fox
“El pájaro de las plumas de cristal” (1970): Darío Argento es uno de los nombres más conocidos del giallo, un género cuyos elementos típicos son los asesinatos brutales, las tramas llenas de vueltas de tuerca y los enigmas intrincados. Esta película, la primera que dirigió, lo hizo conocido internacionalmente. La trama, digna de Hitchcock, sigue a un escritor norteamericano que observa en Roma el intento de apuñalamiento de una mujer. Mientras intenta descubrir la identidad del criminal, un asesino en serie que se mueve por la ciudad, se siente incómodo por algo que ha visto en ese momento pero que no logra entender del todo. Hasta que, al final, logra armar el rompecabezas, que lo lleva a un resultado completamente inesperado. Todavía sorprende.
Coproducción Italia-Alemania; CCC Filmproduktion, Glazier, Seda Spettacoli
“Frenesí” (1972): Es la madurez del maestro Hitchcock, quien se mueve como pez en el agua en este complejo thriller sobre el “asesino de la corbata”. Están presentes muchas de las ideas que el cineasta había desarrollado previamente, pero ahora están amalgamadas y sostenidas en función de nuevas búsquedas estéticas. Ejemplos: el psicópata que no puede resistir su tendencia al crimen (igual que en “Psicosis”), el hombre acusado falsamente que debe descubrir al asesino (alude a “Falso culpable”). Con sabiduría, el director juega con las expectativas del público e incluso con su brújula moral. Hay escenas, como aquella en la cual el villano encuentra varias dificultades para deshacerse de un cadáver, donde el espectador no puede evitar empatizar con él.
Universal Pictures
“Henry: retrato de un asesino” (1986): La película de John McNaughton merece un lugar destacado en el subgénero de “serial killers” en la medida en que propone algo diferente: cuenta la historia desde el punto de vista del criminal. En un relato duro, descarnado, que no es para cualquier público, describe la historia de Henry Lee Lucas, un asesino que escoge a sus víctimas al azar y utiliza métodos distintos para no ser descubierto. Su ansia se exacerba cuando inicia una relación con la hermana de un amigo. Tal vez la arista más desoladora es la que señala el crítico Peter Travers: Henry “no es un monstruo de serie B con máscara de hockey. Podría ser el vecino de al lado”.
Maljack Productions
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