Lunes 22.8.2022
/Última actualización 15:58
El martes 23 se llevará a cabo una nueva edición de los Premios Gardel, organizado por Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas). La gala, que tendrá lugar desde las 20.30 en el estadio Movistar Arena y actuarán Tini, Abel Pintos, Airbag, Cazzu, Rusherking, David Lebón, La Konga, Nahuel Penissi, Alejandro Lerner, Gustavo Santaolalla, Ángela Torres, Ahyre, Zoe Gotusso, Julieta Laso y Miau Trío.
En distintos roles, el multiterreno Nico Cotton participa en 17 nominaciones, que incluyen su labor junto a Wos, Ca7riel, Cazzu, Nicki Nicole, Juan Ingaramo y Conociendo Rusia. El Litoral vivió la previa junto al compositor, productor e ingeniero de mezcla, que el año pasado estuvo a cargo de la música original de “El reino”. En cuanto a su proyecto personal, anticipó: “Tengo ganas de sacar algo hace rato, pero es muy difícil entre tanta producción encontrar el tiempo para eso. Pero, en una de esas, alguna sorpresita va a aparecer...”.
En el camino
-A pesar de la “costumbre”, debe ser una sensación especial cada vez que te nominan, ¿no?
-Celebro ser parte de muchos proyectos con artistas increíbles. Según el lugar que me toque, sea desde la mezcla o la producción, aporto mi granito de arena.
-Son 13 categorías distintas, con artistas que representan una escena, cada uno con sus particularidades. ¿Cómo te sentís con la movida actual, dialogando directamente con ella?
-Muy agradecido. Lo mío va más que nada desde el amor y la pasión por la música. La pasión hace que a uno no le importe estar 700 horas en el estudio, lo hacés con ganas de mejorar. Como productor, me identifico con muchos estilos musicales. Me motiva producir un disco como el de Conociendo Rusia, más rockero, cancionero, donde no hay casi nada de computadora... y después pasar a estar con Cazzu en el estudio, solo con las compus haciendo beats. Me divierten todos esos mundos. Tengo que agradecer porque es muy difícil llegar hasta ahí. Si bien uno no llega nunca a ningún lado, estar trabajando con estos artistas.
-¿Cómo es esto de que uno no llega nunca a ningún lado?
-(Risas) Siempre estás detrás de una zanahoria que es inalcanzable. A mí me pasa eso: escucho una producción que hago y pienso lo que me hubiera gustado mejorar o cómo hacer para sonar de tal forma, sonar mejor... estar siempre en movimiento. Todo el tiempo estoy tratando de perfeccionar mi sonido y de trabajar con artistas que me inspiren. Es un camino en el que no ves nunca la llegada. Lo más lindo es seguir en el camino.
Ese reconocimiento
-Ya fuiste nominado, en el 2015 ganaste el Gardel de Oro por “Tus ojos mis ojos” de Axel. ¿Cómo viviste aquel galardón?
-Fue muy loco. Tenía 25 años, imaginate. En una época donde no nos daban el reconocimiento que nos dan ahora. Últimamente cambió un poco esa relación: el artista le da más importancia al productor, porque entiende que es una pieza fundamental en su música: alguien de confianza afuera, controlando la calidad y jugando para el mismo equipo. Antes pasaba más desapercibido. Ese premio fue un incentivo muy grande. Creo que los premios se tratan de eso, ¿no?
-¿A qué creés que se debe esta mayor visibilización del oficio? ¿Tiene algo que ver la gran cantidad de producciones caseras que buscan una mirada externa?
-Sí, ese es un factor importante. Hoy en día, yendo a la escena urbana que está muy de moda en el mundo, el productor es el que hace toda la música. Con una compu hace el beat; después viene alguien y graba la voz. Entonces, tiene mucha importancia en la creación musical.
Distinto es en una banda, donde tenés músicos que tocan y el productor quizá pasa a tener otro rol, como director técnico, para compararlo con algo futbolero. Pero los productores empezaron a tener este renombre porque la gente empezó a darse cuenta que son importantes a la hora de componer y producir, de crear la música. Ese reconocimiento es algo positivo para nosotros.
Primeros pasos
-¿Cuándo te cayó la ficha de que querías ser productor?
-No fue de un día para otro que dije “es por acá”. La vida me fue llevando por este camino. Hacía mis canciones, un día me escuchó un artista y me dijo que le grabe unos temas. A los 22 años me encontraba componiendo canciones para Axel. Con el tiempo me fui perfeccionando, entendiendo cómo se produce un disco, un tema. Se fue dando naturalmente, lo fui aprendiendo (y sigo aprendiendo) con los años.
-¿Cuál fue tu primera producción?
-Mi primera producción profesional fue con Emmanuel Ortega, en una época de maduración musical. Hicimos tres discos buenísimos, para mí fue una gran experiencia. Después me metí a full con Axel, y más tarde me abrí y empecé a trabajar con gente de mi generación. Ni hablar de mis amigos del colegio. Ahí iba aprendiendo cómo producir y grabar a otra persona.
-¿Alguno de esos amigos sigue en la música?
-Sabés que no. Quizá a alguno le quedó como hobby, pero ninguno se dedicó que yo recuerde.
“La cumbia de Santa Fe me parece increíble; Sig Ragga es una banda espectacular”, fue la apreciación de Nico en torno a la escena santafesina. Crédito: Foto Gentileza Guido AdlerNueva generación
-Hablando de contemporáneos, ¿qué significa Juan Ingaramo en tu historia?
-Yo producía otro tipo de música, pongámosle el título “comercial” -aunque es una palabra que no me gusta mucho-. Cuando dejé de trabajar con Axel, nos juntamos con Juan y pude poner un poco más de lo que a mí me gustaba musicalmente: algo alternativo, pop, mezclado con sonidos actuales.
Con Juan tuvimos una química increíble en “Best seller”; siempre digo que es el disco que me abrió las puertas para conocer a la nueva generación. Quizá yo estaba medio afuera por trabajar con un artista muy consagrado, y no tenía muy en claro quiénes eran los nuevos. Juan me abrió la puerta y vinieron Louta, Wos y todo lo que ya sabemos.
-Justamente, dos discos en los que trabajaste están entre los más nominados, como “Oscuro éxtasis” (Wos) y “El disko” (Ca7riel). ¿Qué lugar ocupa cada obra en tu vida?
-En ambos discos participé como ingeniero de mezcla; está buenísimo porque es otro tipo de trabajo. Agarrar la producción que está y tratar de elevarla. Fue hermoso.
Para “El disko”, nos juntamos en el estudio con Tomi (productor) y Ca7riel. Pusieron play... ¡y me voló la cabeza! El desafío era hacer que suene mejor, que estén con el audio y el crecimiento del álbum.
Lo mismo me pasó con el de Wos, también producido por Facu Yalve (Evlay). Cuando me llegó, yo sentía que ya estaba mezclado, pero el desafío está en ese último 10, 15, 20 %, ese toque final. Es muy difícil cuando lo tenés tan cerrado, buscar que emita más emoción, que se traslade mejor a todo tipo de parlante.
Pendiente
-¿Cómo se trabaja para que suene perfecto y se mantenga la fidelidad en cualquier dispositivo?
-Obviamente, no es lo mismo tener un sistema de sonido ultra increíble que escuchar la canción por el celular. Creo que en el último caso, se pierden un montón de cosas, tanto en la emoción como en la frecuencia. Viste que las frecuencias van vibrando en el cuerpo. Si vos tenés un parlantito que no tiene graves ni nada no vas a sentir lo mismo que si estás en un concierto con el volumen y los bombos pegándote en el pecho.
Como productor y como ingeniero de mezcla trato de estar pendiente de esas cosas. Entonces, cuando escuchás la canción en el celular, entender todos los instrumentos; y después, si lo hacés en un equipo espectacular que te transmita todo lo que te tenga que transmitir.
Aventuras
-Ya conocías a Mateo, pero ¿qué significó ser el productor de su último álbum, “La dirección”?
-“La dirección” fue hecho a la vieja usanza. Nos metimos 20, 25 días sin parar y grabamos todos juntos en el estudio. Mateo quería un disco natural, orgánico, que no suene procesado. Que al escucharlo estés adentro de la sala de estudio. Nada de computadora, todo muy humano. Si había alguna imperfección, la dejábamos. Es un disco muy vivo, a mí me gusta mucho. Siento que es muy distinto a “Cabildo y Juramento”; estábamos buscando un poco eso. Se armó una magia especial.
-Hablando de aventuras, ¿cómo fue la experiencia de internarse un mes en Puerto Rico con Cazzu y grabar “Nena trampa”?
-¡Increíble! Al principio no entendía bien porque íbamos a Puerto Rico, pero me dejé llevar por Juli. Llegamos y empezamos a hacer música, a fluir con el paisaje y la cultura puertorriqueña. Aprendí mucho sobre la música urbana; yo quizá siempre la tocaba de oído, estaba muy conectado desde otro lado, habiendo nacido en Buenos Aires. Pero estando allá, nos empapamos de esa música. Para mí era un desafío: yo decía “que salgan dos canciones”... y en un mes, terminaron saliendo 20 (de las cuales quedaron 10).
-¿Un paisaje de allá que se haya transmitido en la obra?
-Es un poco de todo, ¿no? Nosotros estábamos muy alejados de la ciudad, en un paisaje muy tropical con vista al mar. Pero también trabajamos de noche, hay una energía medio oscura en el disco. Estar lejos de nuestras vidas cotidianas y encerrarnos en una cárcel de oro fue muy inspirador: estaba 100% conectado con eso.
Estrella (de cine)
-¿Qué te quedó de la experiencia de musicalizar “El reino”?
-Fue espectacular. Nunca lo había hecho. Casi un año de trabajo, experimentación y aprendizaje. Ahora estamos haciendo la segunda temporada, va a estar buenísima. Tenemos muchas ganas de empezar a componer los primeros acordes y ver las primeras imágenes de la serie.
Soy bastante fan de las series y el cine: meterme en ese mundo fue mágico. Mi abuela Estrella, que ahora tiene 95 años, me llevaba todos los sábados al cine. Yo tenía 11, 12 años, y me acuerdo que veíamos películas geniales, y después nos quedábamos a ver los créditos.
Santa Fe
“La cumbia de Santa Fe me parece increíble. Hace poco fuimos allá a grabar una canción de Juan Ingaramo con Dari, percusionista de Los Palmeras. Queríamos usar ese sonido santafesino tan característico; después, lo terminamos remixeando, usando como sample e hicimos una canción. Sig Ragga es una banda espectacular... y después tengo que conocer bandas y proyectos de distintas provincias”.