Lunes 19.7.2021
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“Para una noche incompleta” es el título del primer poemario publicado por Marcelo Schapces. Fue cuando era todavía muy joven, en 1981. Ahora, 40 años más tarde, el cineasta, productor y escritor bonaerense presentó, a través de la editorial Azul Francia, su segundo libro, también constituido por poemas, bajo el título “Constancia para transgredir”. Que aborda una abanico de temas muy diversos, que van del amor hasta el horror, con el agregado de las ilustraciones de Aldo Requena.
Pero la faceta de poeta es tan solo una de las tantas caras de Schapces, quien se destaca por su labor en cine, que lo llevó a crear, a través de su productora independiente Barakacine, largometrajes como “Zonda”, “Juan y Eva”, “Pájaros volando”, “El vestido”, “Soy tu aventura”, “Sudeste”, “Un día de suerte” y “Necronomicón” de 2017, inspirado en el universo ficcional creado por su escritor predilecto H.P Lovecraft.
Gentileza del autorFoto: Gentileza del autor
En una entrevista concedida a este medio, Schapes explicó que, pese al amplio paréntesis entre una publicación y otra, nunca dejó de escribir. “Escribo desde los 12 años. El tema es que no me dediqué profesionalmente. Más allá de que escribí algunos cuentos cortos, no era ni soy novelista. Tampoco la de poeta es una actividad, no me dediqué a construirme como poeta. Pero la escritura quedó siempre como algo que hacía naturalmente, casi todo el tiempo. Y a lo largo de estos cuarenta años escribí siempre”.
-Dijiste que “hace más de un siglo que no se escribe poesía por encargo de nadie y sin embargo cada noche del mundo alguien se enfrenta a la palabra para disecarla o darle otra vida”. ¿Debería recuperar un lugar más central en los circuitos literarios?
-Desde ya que sí. De todas maneras, siempre es bueno que la creatividad y la creación, sobre todo de la gente joven, pueda tener circulación. Hoy a través de Internet, que también es un universo en expansión y un lugar donde la búsqueda es caótica, hay muchísimos blogs y revistas literarias digitales. Muchos lugares donde buscar poesía. Ese océano es muy vasto. Cuando publiqué el primer poemario, hace 40 años, era ir al Parque Rivadavia de Buenos Aires donde circulaba la poesía. En Santa Fe seguramente había lugares similares. Recuerdo la mítica revista rosarina “El lagrimal trifurca”, donde publicaba Elvio Gandolfo y otra gente talentosa. También eran lugares que había que buscar y eso tenía un grado de aventura para poder encontrarse con ese mundo. Hoy es básicamente virtual, hay que bucear en Internet para encontrar lugares donde publicar por sí mismo y ser reconocido. La pandemia plantea hacia adelante más virtualidad. Por supuesto que siempre debería haber lugares y la palabra, la poesía y la escritura siempre deberían ser promovidas. La creatividad siempre debería ser promovida, ahí deberían intervenir los Estados. Para generar esa promoción. Pero, en el fondo, nada va a detener que en este mismo instante en que estamos hablando, en muchos lugares del mundo haya gente que necesita escribir y esos textos sean poéticos y traten de ser compartidos.
“El futuro llegó hace rato”
Gentileza del autorFoto: Gentileza del autor
-Te definiste como “muy lector de ciencia ficción”, un campo que también investigaste mucho ¿Qué ocurre cuando aparecen realidades como la actual? ¿Se redefine la lectura del género ante la pandemia? ¿Estamos ante un momento bisagra?
-El género atravesó una primera etapa a finales del siglo XIX que tenía que ver con lo maravilloso y el descubrimiento de otros mundos. Con la aventura y el viaje. Después, por la propia realidad del planeta, empezó a estar vinculado con la guerra. Esto fue hasta el final de las dos Guerras Mundiales. Después siguió con una cosa más larvada, propia de la Guerra Fría. Aparece ahí el tema de lo desconocido entrando en la vida cotidiana. Y fue cuando se produjo el redescubrimiento de un autor como Howard Phillips Lovecraft. Y esa oscilación entre la guerra atómica y la otra cosa un poco bucólica del descubrimiento, con Bradbury yéndose a Marte. A partir de los ‘80 entra el tema bacteriológico y más adelante el tecnológico digital. Hay muchas historias, cuentos, novelas y después películas que tienen que ver con el tema de las bacterias y las epidemias. La ciencia ficción siempre ha estado para anticiparnos el mundo que vamos a vivir, con algunas claves que estaban latentes. Ahora nos damos cuenta de que, como decían Los Redondos, “el futuro llegó hace rato”.