Prof. Martín Duarte
Prof. Martín Duarte
“El humor es amor” me dijo el psicólogo Alejandro De Barbieri. Esta frase motivó la siguiente pregunta: ¿Cuáles serían los beneficios de promover el uso del humor en el aula?
En tal sentido, dicen Perandones González, Lledó Carreres y Herrera Torres en “¡Sonría, Maestro! Aprendizaje sentido. Con humor la letra entra mejor” (2013) que el profesorado no sólo ejerce influencia en su alumnado por los conocimientos, sean teóricos o prácticos, que les ha de transmitir, sino que también (y tal vez, sobre todo), el profesorado ejerce influencia en su alumnado por lo que les trasmite como persona. De ahí la importancia capital de que el docente actúe como modelo de persona esperanzada, positiva, alegre y con sentido del humor. Obviamente, la meta final del educador que usa el humor como un recurso didáctico no es la de convertirse en comediante, sino la de mediar pedagógicamente a través del humor. Se trata de sumarle una dosis pertinente de humor al currículum para enriquecerlo y volverlo más atractivo.
Estos autores resaltan que no sólo es importante enseñar “con” humor sino también enseñar “el” humor. Éste puede ser objeto de aprendizaje reforzando positivamente su uso y aceptando que la risa es expresión de libertad: libera la conciencia, el pensamiento y la imaginación humanas. Se lo entiende como una cualidad personal que se puede desarrollar y que nos enriquece en diversas áreas, como la autoestima, la percepción, el pensamiento positivo, la creatividad, el pensamiento divergente, el sentimiento divergente, la capacidad comunicativa y la resolución de conflictos, entre otras.
“Con humor, la letra entra mejor”: pero... del chiste al hecho hay un largo trecho. ¡Aprendamos, entonces, de los expertos del humor educativo! ¿Cómo hacen los especialistas de la risa para educar con humor? ¿Dónde hallar una buena práctica educativa enraizada en el humor para aprender de ella? Si de humor se trata, aprendamos del maestro de maestros: ¡Mastropiero!
¿Cómo hace Mastropiero el personaje creado por Les Luthiers- para aprender geometría combinando música y humor? Veamos el caso de “Teorema de Thales (divertimento matemático)” que se estrenó en el Instituto Di Tella (Buenos Aires) el 8 de mayo de 1967, en el espectáculo “IMYLOH” (I Muicisti y las óperas históricas).
Carlos Núñez Cortés licenciado en Química Biológica, concertista de piano, compositor, arreglador de música, inventor de instrumentos musicales y humorista- se ha tomado el trabajo de registrar -muy pormenorizadamente- el proceso creativo de la agrupación que integra (“Los juegos de Mastropiero” de 2007 y “Memorias de un Luthier” de 2017)
¿Cómo nace una obra musical? ¿Cómo aprenden los maestros? Cuenta Núñez Cortés que por la década del ’60 estudiaba química en la UBA donde: desarrolló reglas mnemotécnicas para memorizar enunciados matemáticos y fórmulas químicas; inventó versitos para recordar las ecuaciones diferenciales y la estructura de los monosacáridos; compuso una vidalita para recordar la síntesis de las benzopironas por el método de Kostanecki y se la enseñó a sus compañeros de facultad con gran éxito académico. Esto le generó un desafío: ¿por qué no hacer algo similar pero más popular y presentarlo en un show para un público de más allá de las paredes de la universidad?
Aprendizaje en grupo basado en la resolución de problemas: buscó en su biblioteca un teorema de geometría elemental y le puso música; empezó por el Teorema de Pitágoras pero no consiguió que fuera divertido; probó con el de Thales y logró armar un borrador que propuso al conjunto para que fuera evaluado aunque no convenció; hizo cambios y lo arregló en tiempo de valsecito... en este caso, el producto final fue aprobado por sus compañeros. Dicho así, parece una tarea menor: ¿ustedes, lectores, conocen el Teorema de Thales? ¿Quién fue Thales de Mileto? Búsquenlo en la web, en un libro de matemáticas o escuchen ¡mejor! a Les Luthiers. La clase matemática musical y humorística empieza con un coro que dice: “Si tres o más paralelas/son cortadas por dos transversales/ dos segmentos de una de éstas, /dos segmentos cualesquiera, / son proporcionales/ a los dos segmentos correspondientes de la otra.” Sin dudas fue una tarea titánica que la pasión de Les Luthiers ejecutó.
En la puesta en escena, para introducir a los espectadores en la temática, Mundstock leía: “Un científico que atrajo la atención de Johann Sebastian Mastropiero fue el famoso Thales de Mileto. Johann era un apasionado de la geometría, aun desde sus épocas de estudiante (...) Las paralelas, en efecto, lo apasionaban. Era capaz de permanecer largas horas contemplando los pentagramas vacíos, especialmente cuando no se le ocurría nada que escribir. Solía decirle a la condesa Shortshot, en los íntimos momentos de regocijo amatorio: ‘Condesa, nuestro amor se rige por el Teorema de Thales: cuando estamos horizontales y paralelos, las transversales de la pasión nos atraviesan y nuestros segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales’”.
Tenemos aquí un delicioso, productivo, potente e inspirador “matrimonio”: de música, humor, historia grecolatina, biografía, geometría, amores, ficciones, teatro, educación y pasión. La risa es una emoción que mejora las relaciones interpersonales, mejora las condiciones de salud y aumenta el rendimiento cognitivo. ¡A reír que es gratis y el tiempo se pasa!