Paul Newman cumpliría 100 años: los papeles que lo hicieron eterno
Sigue siendo un ícono del cine. Desde el rebelde Eddie Felson en “El buscavidas” hasta el entrañable Henry Gondorff en “El golpe”, su carisma y magnetismo derivaron en personajes inolvidables, que marcaron una era en Hollywood.
Newman como Henry Gondorff en “El golpe”, una de sus películas más exitosas. Foto: Universal Pictures, Zanuck/Brown
“Cada vez que tengo un guión, me imagino los colores, las imágenes, un olor. Es como enamorarse”. Lo afirmó una vez Paul Newman y no hay dudas de que fue alguien que amó el cine, tanto como las cámaras lo amaron. Es que Newman, que hoy 26 de enero hubiera cumplido 100 años, forma parte de esa estirpe de estrellas de cine que trascendieron. No es exagerado decir que él, Marlon Brando, James Dean, Montgomery Clift, Steve McQueen y Tony Curtis, definieron una era del cine mainstream estadounidense.
"El estigma del arroyo". Foto: MGM
No contó con la cantidad de recursos que poseía Brando (capaz de componer a personajes tan diferentes como Vito Corleone y el coronel Kurz), pero lo compensó con creces a través de su carisma natural, su intensidad emocional y sobre todo a partir de su estilo. Su mirada penetrante y su capacidad para transmitir vulnerabilidad, le permitieron destacarse en personajes muy complejos. Basta rememorar su trabajo en “El estigma del arroyo”, biopic del boxeador Rocky Graziano.
"El buscavidas". Foto: 20th Century Fox
A lo largo de su carrera, Newman trabajó con algunos directores que lograron exprimir sus posibilidades interpretativas. Con Martin Ritt, colaboró en seis películas, incluyendo “Hud” (1963) y “El largo y cálido verano” (1958). Ritt comprendía la complejidad emocional que era capaz de vehiculizar Newman y supo dirigirlo en papeles donde tenía que apelar a todo su bagaje interpretativo. Bajo la tutela de Elia Kazan, gran director de actores, trabajó en “Un gato sobre el tejado caliente” (1958), donde entendió los conflictos internos del personaje de Brick, indeciso, apático, y alcohólico.
"La leyenda del indomable". Foto: Warner Bros.
Pero fue con George Roy Hill con quien logró los que tal vez sean sus trabajos más conocidos por el gran público “Dos hombres y un destino” (1969) y “El golpe” (1973) en las cuales forjó una dupla memorable con Robert Redford, diez años más joven que él. Tanto en la primera, donde encarnan a dos bandidos que roban bancos en el Oeste, como en la segunda, en la cuál se ponen en la piel de dos estafadores que arman un intrincado “golpe” para vengar a Luther, un amigo en común, desarrollan una química irrepetible. La escena en la que Henry Gondorff (el personaje de Newman) le tiende una trampa al gángster al que va a estafar en un tenso partido de póker es una demostración de su magnetismo innato.
"Butch Cassidy and the Sundance Kid". Foto: 20th Century Fox
Perdedores carismáticos
Newman alcanzó la categoría de estrella por sus penetrantes ojos azules, pero fundamentalmente por su poder para conectar con el público. Se movió en todos los géneros con una versatilidad gigantesca. Triunfó en dramas, comedias y westerns sin perder un ápice de autenticidad. Sin embargo, sus mejores registros lo alcanzó cuando le tocó roles en los que tenía que profundizar la variante de “perdedor”.
"El color del dinero". Foto: Touchstone Pictures, Silver Screen Partners II
En “El buscavidas” (1961) encarnó a Eddie Felson, un talentoso jugador de billar con un don innato, pero que termina vencido por su arrogancia y falta de madurez. Este papel definió el arquetipo del “perdedor carismático” que lucha contra sus propias debilidades. Un cuarto de siglo más tarde volvió a este papel en “El color del dinero”, donde un Eddie ya mayor, marcado por sus errores pasados, trata de redimirse a través de un aprendiz, que es interpretado por Tom Cruise.
"El indomable". Foto: Paramount Pictures
En “Hud” (1963), el cinismo y egoísmo lo hacen un “perdedor” en términos de valores, a pesar de su aparente éxito material. Algo parecido ocurre en “La leyenda del indomable” (1967), donde encarna a un rebelde encarcelado por delitos menores, que se niega a doblegarse ante la autoridad, incluso cuando parece estar destinado al fracaso. Su lucha contra el sistema lo convierte en un héroe trágico.
"Un gato sobre el tejado de cinc". Foto: MGM
Los que le tomaron la posta
La influencia de Paul Newman se puede ver en muchos actores contemporáneos. Robert Redford, que fue su compañero en varias películas, pero al igual que su colega prioriza la autenticidad ante todo. George Clooney, quien citó muchas veces a Newman como una de sus grandes influencias. Y Brad Pitt, que fue desde sus comienzos en el cine poseedor de un carisma similar al de Newman. La reciente docuserie “The Last Movie Stars” (2022), dirigida por Ethan Hawke, es un homenaje a Newman, que presenta ante las nuevas generaciones la historia detrás del hombre.
"Será justicia". Foto: 20th Century Fox
En Paul Newman, el cine norteamericano tuvo un intérprete único e irrepetible para personajes complejos, carismáticos y, a menudo, heridos. En cada mirada, cada sonrisa contenida, cada momento de vulnerabilidad, dejó su huella en el celuloide. Sus personajes eran espejos de una humanidad imperfecta pero a la vez fascinante. A un siglo de su nacimiento, es imposible no imaginarlo cabalgando con Robert Redford, tendiendo trampas maestras, o enfrentando sus demonios internos con una copa en la mano.
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