Miércoles 9.2.2022
/Última actualización 13:47
Esta temporada en Mar del Plata, denominada 2021/2022, sirve para lo elemental, lo que trajo la peste, mostrar que se cayó la sábana, estamos como vinimos; desnudos sobrevivimos para el nuevo mundo, hoy todo cuanto pasa termina siendo público. Ojo, no olvidar: no hay mas secretos. Ni uno. La peste aceleró las redes. Somos lo que se cuenta. No hay retroceso, este es, ladies and gentlemen…el Siglo XXI.
Cuando uno observa la Ciudad de Rosario y su Región; la de Santa Fe y su región, advierte que aquellas como esta, donde "estalla el verano", tienen en común forzar la mirada sobre el paisaje, que atraiga turistas y que, por tal razón, el visitante gaste sus dineros y las arcas del sitio, de la región, crezcan en sustancia: facturación. Eso es trabajo. Alivio. Negocio
El Puente Colgante, el Monumento a la Bandera, las tradiciones del río son parte de aquello que se ofrece. En la Región Mar del Plata se oferta arena y sol, el paisaje marítimo y diversiones para la noche si hubo buen tiempo y desde la tarde si el mar descompone el día. Allí se inscribe, desde la década del '70, la "Estrella de Mar", un premio promocional a quienes vienen, con riesgo privado, a ofertar un espectáculo, que alguien pague la entrada y lo mimen con un premio. El privado tiene riesgos, el Estado no. Eso es importante marcarlo.
Con la gastronomía una deformación inatajable: la comida regional sería "frutos del mar", pero la mayoría de los visitantes son urbanos y del conglomerado CABA y GBA, por tanto proliferan parrillas y pizzerías, hamburgueserías, donde es evidente que no sobreviven los berberechos ni el merluzón.
Rosario y Santa Fe, como regiones a la vera del río Paraná, mantienen locales gastronómicos para los "frutos del río", boga, surubí, pejerrey, pero es una región donde la vaca es un eje y, por tanto, el maestro asador es un empleado apreciado en todos los locales gastronómicos.
En los tres sitios mencionados un hecho ("des hecho") de los gobiernos las pone en línea. Las gestiones municipales han definido una Secretaría de Cultura y una Secretaría de Turismo, atendiendo a que las consideran diferentes. Esa línea es torcida, es malsana; cuanto menos equívoca y peligrosa.
En Rosario y en Mar del Plata junto a los funcionarios Municipales se agregan funcionarios provinciales y es imposible esquivar un punto: procedencia política de quienes están en uno y otro sitio. Já. También visitas nacionales. Reina la confusión ambiente.
Los teatros del Estado, para que sea visible el ejemplo, tienen diferentes direcciones, contradictorias decisiones y las mismas responden a los correspondientes criterios para el ejercicio de la gestión pública de los poderes ejecutivos municipal, provincial, nacional. ¿Quién paga mantenerlos vivos?
El verano para salvar el invierno
La cuestión se complejiza con los privados queriendo participar (lo hacen y son decisivos) en este punto: esparcimiento. Teatro El Círculo de Rosario, Teatro Astengo, Teatro Broadway pertenecen al ámbito privado. Desde la relación laboral con sus empleados (no son municipales ni provinciales, vamos, no son del Estado) hasta el objetivo es diferente. Claro y sencillo: el Estado puede trabajar sin que la venta de entradas lo defina, el privado no. La mayoría de los teatros marplatenses son privados. Hay una complejidad irresuelta: Provincia y Municipio. En Rosario: "La Comedia" y "la Lavardén", para dar dos ejemplos que todos conocen.
Un punto sin resolución es el debate, que llega a los funcionarios y a las boleterías, entre qué cosa es "cultura" y cual "esparcimiento"… devenido en turismo. Un debate estéril ya que toda manifestación humana es un hecho cultural y la envergadura la otorga la distancia; el mañana magnifica trascendencia, no la coyuntura. Se duplica la distorsión cuando – se insiste – hay una pertenencia política diferente.
Una Secretaría de Cultura y / o de Turismo para satisfacer a un sector aliado no es bueno sino trágico. Sucede. Es malsano, es tóxico, es veneno para el mañana que empieza a matar el día a día.
Los ejes en Cultura como en Turismo, tomados separadamente, multiplican el descontrol y se insiste: buenos, malos, diferentes, todos los hechos del hombre apuntan al mensaje que la sociedad entrega, son culturales.
Choque de civilizaciones. Llonch y Grandinetti en provincia de Santa Fe, Matheu y Taparelli en Rosario. No es necesario buscar sus declaraciones (algunas personas no tienen declaraciones públicas) su CV las pone en sitios diferentes. Carlos Balmaceda en Cultura ciudad de Mar del Plata y Bernardo Martín en EmTur, misma ciudad, también tienen carriles diferentes. La provincia piensa diferente. La Nación opina y actúa (diferente). La pregunta que desnuda la división en las tres regiones es esta: ¿Por qué consideran que el turismo no es un hecho cultural? Cri…cri…cri.
La burocracia no salva la cultura
Llueve sobre mojado. La peste, ya endémica, puso a los hechos culturales en estado de tensión. Si, además, tienen un costo necesario, pone a quienes apuestan al hecho cultural privadamente (el riesgo de invertir, recuperar y ganar) en el borde mas cercano al ataque de nervios y la angustia.
El presupuesto estatal explica el precio diferencial de los espectáculos que patrocina Provincia de Buenos Aires (500 pesos) de la entrada media de los espectáculos privados (2.000) y la desesperación real por butacas vacías; ha llegado un punto de la temporada (que se va yendo) en el que aparece el 2 por 1, el 3 por 1 y en lo alto de la noche "bueno… que entre toda la familia por 1.000 pesos". Cuidado, espectáculos pagos por el Estado, de entrada mínima, también estaban "casi" vacíos. Sus protagonistas no tienen drama: cobran del Estado. Mucho y bien.
Sólo se aceptan aplausos y mimos
La economía flaca ayuda al disparate. En rigor la ausencia de espectadores provoca declaraciones destempladas (Artaza, Cherutti, Faiad) enroladas –todas- en el valor de la difusión mediática del escándalo para atraer espectadores que, en estos años de la peste, ha quedado devaluada.
En el otro extremo el enojo por la crítica; tal parece que en el siglo XXI no se debe criticar el espectáculo y, en muchos casos, ni siquiera a los funcionarios del Estado que, detrás del misterio de "está muy ocupado", no aparecen, no dan la cara y lo mas concreto: no resuelven.
Es un tema de abordaje analítico que, en el siglo XXI, la crítica sea tomada como un peligro. Es un clásico que funcionarios elegidos sin CV no resuelvan bien cuestiones elementales de una gestión que no harán y de una función que desconocen.
La cultura de la cancelación
Los espectadores no van a los espectáculos por una suma concursal donde se presenta el miedo al contagio, el costo de las entradas, la calidad del producto, el escaso dinero del turista, la poca atracción de figuras devaluadas, la multiplicidad de ofertas para una misma cantidad de posibles espectadores, también este nudo nuevo: el diferente modo de comunicarse, encontrarse y referenciarse que la peste provocó (redes y toooodas sus derivaciones, que además son inatajables). Una "personita adorable" de las redes tiene un millón y medio de seguidores. ¿Cómo empatar esa difusión instantánea?
Debo agregarse otra que es muy poderosa: Cultura de la Cancelación. Operó en la taquilla. Turismo y cultura deberían entenderlo. La sociedad es una sola. El conflicto no atrae. Se lo esquiva. El peligro es cuando trasciende una demanda: no premien a los viejos, no sirven para atraer turistas… esa no es "cultura de la cancelación", esa es mutilación, asesinato cultural. Hay indicios.
Ciudades que no tienen resuelto el tema TUP, baches, calles convertidas en desfiladeros, taxis, vigilancia, delito federal desquiciado (droga, distribución, venta y consecuencias son obligación del Estado Nacional) basura, barrios marginales, impuestos municipales insuficientes (alumbrado barrido y limpieza) cuestiones que debe atender—además de estos problemas heredados y no resueltos – donde se agrega la cuestión cultural y turística, el que va, el que viene, el que transmite, el que cuenta, el que quiere volver…
Montenegro, Javkin, Jatón, los tres intendentes son actores irremplazables de estas reflexiones (al menos hasta el 10 de diciembre del 2023) y están parados en la sociedad con su sábana caída. Peste. Desnudos ante el día a día. En Rosario tuvo su reconocimiento cultural L-Gante y en Mar del Plata Nico Vázquez. Ni bien ni mal. El Siglo XXI cambió paradigmas, movió estatuas y bronces. El Gobierno Provincial de estos intendentes no es de su misma filiación política. Sus Concejos Municipales menos. La peste le cambió planes a todos…si es que había planes. Mañana habrá revancha. Ojalá se entienda: todo es cultura.