Lunes 19.8.2019
/Última actualización 13:28
El próximo viernes Bersuit Vergarabat y La Delio Valdez unirán sus fuerzas para generar un encuentro festivo en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Bersuit sigue demostrando su vigencia, con más de tres décadas de vida, ocasión que los llevó a recorrer nuevamente Argentina y Latinoamérica. Por su parte, La Delio celebra su décimo aniversario nuevamente, poco después de agotar entradas en la misma sala.
Las anticipadas están en venta a través de sistema Ticketway y sus puntos de venta físicos: Credifé (Santa Fe, Rafaela y Esperanza), Nexon Santa Fe (sucursal Aristóbulo del Valle y sucursal Peatonal San Martín), Nexon Paraná (Centro), Nexon Santo Tomé. También se pueden comprar en boletería de Tribus, de miércoles a domingo desde las 18.
Para reflexionar sobre la vida de la Bersuit y su presente, El Litoral dialogo con Juan Subirá (teclados, acordeón y voz), uno de los referentes de una formación formación que hoy se completa con René “Pepe” Céspedes (bajo), Daniel Suárez (voz), Germán “Cóndor” Sbarbati (voz), Alberto “Tito” Verenzuela (guitarra y voz), Carlos Martín (batería), Nano Campoliete (guitarra, coros), Juan Bruno (guitarra) y Manuel Uriona (percusión).
—En el marco de la celebración de los 30 años de carrera grabaron en vivo en Obras “De la cabeza 2”. ¿Cómo fue esto de repetir una experiencia que había sido tan importante en la carrera de ustedes?
—Va a ser un disco doble. Se grabó en dos partes, una en el estudio (Romaphonic) y otra en vivo, que fueron unos 30 temas, pero quedarán la mitad por cuestiones de tiempo. La idea es dejar testimonio de cómo suena la banda ahora, con las voces de ahora, de igual modo a que “De la cabeza” fue un testimonio de la banda de ese momento. Alguna canción se repetirá por su peso específico, pero hay muchas que cuando salió “De la cabeza” simplemente no existían.
—Eligieron “Un pacto” para relanzarlo con la formación actual. ¿Por qué esa canción en particular?
—Por su mensaje, por esto de poder superar situaciones que uno ya las vivió, y se parecen mucho a lo que está pasando ahora.
—“De la cabeza” salió en 2002 y fue la banda sonora del post estallido de 2001. ¿Será “De la cabeza 2” la banda sonora de la próxima recuperación?
—Ojalá. Nosotros nos opusimos a (Mauricio) Macri desde el principio, por saber su procedencia y sospechar qué es lo que iba a hacer. Siempre bregamos por un gobierno que haga la cosa más equitativas. Pero por otra parte saber lo que puede a pasar no te hace sufrir menos: la sufrís igual porque es muy grave.
—¿Qué balance hacés de estos 30 años de historia y sus diferentes etapas? Las pasaron todas como banda.
—Pensá que arrancamos en el final del gobierno de Alfonsín, una hiperinflación tremenda. Después vino Menem: un tipo que llegó a caballo, con un poncho y patillas, prometiendo revolución productiva y salariazo, y terminó aliándose con la derecha argentina. Nosotros nos opusimos a él desde el vamos, por instinto; fue muy parecido a lo que estamos viviendo ahora con Macri.
Después terminó detonándose en el gobierno de De la Rúa, vino Duhalde, de alguna manera todos esos procesos terminaron reflejándose en nuestra música. Llegó el kirchnerismo, yo no lo tenía en el radar a Néstor (Kirchner), pero al año o dos años de estar gobernando me dí cuenta de que estaba cumpliendo con varias cosas que me parecía que estaban bien. Con Néstor y Cristina (Fernández de Kirchner) fue cuando más me sentí representado por un gobierno.
—Curiosamente el momento de recuperación también fue un pico para ustedes, cuando llenaron River con “La argentinidad al palo”, en 2007.
—En realidad el primer momento de popularidad fue con “Libertinaje” en el ‘99, finales del gobierno de Menem. Después salió “Hijos del culo” en el 2000, pleno gobierno de De la Rúa, y para 2002 “De la cabeza”: fue un disco importante, como testimonio de una etapa muy importante, una síntesis, pero también como banda de sonido de una época de la Argentina.
Luego vino “La argentinidad...”, que para nosotros es un disco muy emblemático, con canciones como “La argentinidad...” misma, “La soledad”. Es un disco fuerte, que nos mantuvo muy alto. En el medio está “Testosterona”. Llegamos a River en 2007, que fue el pico de popularidad, de convocatoria de Bersuit en toda la primera etapa. Fue histórico poder hacer un estadio tan grande, convocando 60.000 personas. La verdad es que fue increíble.
Ahí empezó a complicarse la situación, hasta que en 2009 Gustavo (Cordera) quiso dejar la banda: fue un momento dramático para nosotros. Por un par de años nos dedicamos a hacer proyectos paralelos, y en 2011 volvimos en el formato actual, e hicimos varios discos: “La revuelta”, un testimonio de la vuelta, “El baile interior” y “La nube rosa”. Ahora estamos trabajando en este que está por salir.
—Fueron pioneros en la fusión de ritmos, Jaime Roos decía que incorporaban más y mejor el candombe que las bandas uruguayas. Hoy esas fusiones son muy habituales. ¿Se siente pioneros?
—No sé si pioneros. Somos una banda que desde muy chicos escuchamos a un montón de artistas. El candombe sonó mucho en las décadas del ‘70 y ‘80 en la Argentina, a través de bandas como Raíces, o el Negro Rada; incluso Los Abuelos (de la Nada), artistas como Alejandro del Prado, mezclando murga y candombe, Ariel Prat. Nosotros de alguna manera escuchamos eso de chicos y va quedando, forma parte del acervo cultural. De antes inclusivamente de Bersuit nos animábamos a tocar murga, candombe y fusión de diferentes ritmos latinos. Después eso fue apareciendo en Bersuit también.
—Siempre se caracterizaron por escribir mucho, tener temas de sobra para cada disco. ¿Cómo está hoy el proceso creativo?
—Bien, estos días estuvimos ensayando y salieron cosas. En lo personal vengo escribiendo temas nuevos, los muchachos también. Entre el año pasado y este estuvimos demeando canciones. En esta etapa privilegiamos la idea de trabajar en este proyecto, pero siempre hay ganas de tener repertorio nuevo, hablar de lo que pasa hoy, dar testimonio de cómo uno siente las cosas. Y a la vez tenemos otros proyectos: tenemos ganas de hacer un disco de covers de otros artistas que nos gustan: de hecho tenemos muchos grabados, en diferentes proyectos.
—¿Cómo se renuevan las energías y la química de convivencia para seguir manteniendo este proyecto con compañeros de tantos años?
—La verdad es que como en cualquier proyecto que involucre a tantas personas esa parte siempre es difícil: los conflictos están y aparecen en algún momento. Demanda mucho trabajo de parte nuestra, dedicación; en estos años hicimos terapia grupal, donde de alguna manera pudimos volcar parte de estas problemáticas, discutir cosas. Hay que plantear las diferencias, solemos tener muchos acuerdos importantes pero también hay diferencias, es totalmente humano. Lo bueno es poder exponerlas y tratarlas como para que no queden atragantadas. El tratamiento, las discusiones, el debate, ayudaron a limar asperezas, y creo que nos hace crecer a todos. Es un trabajo permanente, es la única forma de poder seguir juntos, construyendo algo durante tanto tiempo.