Jueves 31.12.2020
/Última actualización 17:52
Como todas las actividades culturales, la música se vio afectada por la pandemia y los cierres que trajo aparejados, tanto en su dimensión de performance en vivo (conciertos y festivales) como en la gestación de fonogramas y videogramas (álbumes y videos).
Por supuesto que la mayor afectación la tuvo, desde el principio, la música en vivo: "No sólo que vamos a ser los últimos, sino que fuimos los primeros: esto arranca el 13 de marzo, cuando se cancela el show de Fito (Páez). Eso fue a la mañana: ya estaba todo armado, Fito ya había probado sonido, estaba todo listo. Al rato cancelan el Lollapalooza y Maroon 5, que eran en esas semanas. Así empezó; dejaron un tiempito más abiertos los teatros en Buenos Aires, con espacios entre butacas, y después ya cayó todo el peso del rigor de la situación", repasó el productor santafesino Pablo Zukas.
El promotor local agregaba que la afectación no se limitaba a la producción y los artistas, sino a "los chicos que hacen la prensa, los técnicos, iluminadores, acomodadores, salas, maquilladores, directores... hay una lista que podría estar 15 minutos diciendo todos los rubros y las profesiones que se incluyen (...) Catering, peinadores, vestuaristas, transportistas, hoteles, restaurantes, que viven de todo esto; hablando más de lo que son las giras, o espectáculos de teatro que hago yo. ¿Pero cuántos grupos de cumbia hay en la provincia? ¿200, 300? ¿Cuánta gente va en un micro con Marcos Castelló, por ejemplo? ¿Cuantos músicos, técnicos, plomos, chofer? ¿Serán 15? Esas son familias, tenían viernes, sábado y a veces domingo, con cuatro o cinco shows en la misma noche. No es que pasaron de 50 shows a 10; no tienen cero. Y así todo el rubro completo".
El "autoconcierto" de Coti Sorokin, el 5 de septiembre, fue el comienzo de una lenta reapertura de espacios, en general al aire libre y con protocolos de distanciamiento.
Uno de los sectores que más sufrieron fue el de la lírica y la música académica, basado mayoritariamente en la actividad en vivo. En mayo, Pablo Villaverde Urrutia, director de la Compañía Coral de Santa Fe (con la que realizó una versión online del "Va, pensiero" de Verdi), reflexionaba: "Tampoco se sabe bien cuándo se va a dar el permiso para que los coros puedan volver a cantar. Tanto los coros como las orquestas exhalan muchísimo aire, es algo muy problemático por el tema del virus: imaginate en un grupo de 40 personas, más 50 ó 60 en la orquesta, exhalando a todo nivel el aire de los pulmones, tanto los instrumentistas como los cantantes (...), y largando con mucha más potencia el aire de lo que se larga normalmente. Lo mismo pasa en los ensayos: si bien nuestra sala es grande, tenés la problemática de que uno respira de una forma más profundamente y exhala más profundamente".
Alejandra Malvino, presidenta de Clara (Cantantes Líricos Asociados de la República Argentina) reflexionó: "A fines de marzo, cuando se declaró la cuarentena, uno de nuestros colegas empezó a arriar a muchos de los cantantes (la mayoría de los que teníamos contratos a lo largo de este año) para ver qué hacíamos ante esta situación. Así fuimos primero un grupo pequeño, empezamos a preguntar las situaciones de otros: había gente que todavía no estaba en el país. Había mucha zozobra en todo sentido y 'no respuestas' desde las autoridades, con respecto a qué decisiones iban a tomar, cómo iba a seguir esto: se pensaba que iba a ser algo de menos tiempo. Empezamos a ver que estábamos absolutamente desprotegidos: una actividad de tanto compromiso, de tanto estudio, de tantos años de entrega; especialmente aquellos que no tenemos una relación de dependencia con ninguna institución, ya sea a través de la docencia o de ser cantante".
Si bien como se decía arriba Fito Páez fue el primer cancelado, fue el primero en realizar un concierto por streaming desde su casa que, reproducido por diversos canales y plataformas, superó el millón y medio de espectadores. Otro que hizo un culto de estas citas virtuales fue Pedro Aznar, quien realizó conciertos temáticos, con música y palabras:"El deseo fue el de acompañar a la gente en un momento difícil. Y lo notable es que yo también terminé sintiéndome acompañado por ellos. Fue un hermoso ida y vuelta", contó a este diario.
Sobre la rara circunstancia de tocar sin público, expresó Georgina Hassan: "Lo que se generó en esta situación de pandemia es esta cosa del no-lugar: no hay un lugar físico, sino que nuestra casa termina siendo un poco un no-lugar, porque es donde estamos todo el tiempo. Cuando alguien me dice "vas a cantar sin público", pero para el público el artista tampoco está físicamente. Es una invención de ese encuentro: hay que reinventarlo. Y me parece que la propuesta es esa: reinventemos el encuentro, pensemos en que la posibilidad que tenemos es de pensar un viaje donde cada uno pueda subirse en un puerto diferente en el mismo momento".
Para Pablo Pino, cantante de Cielo Razzo, "lo más lógico sería poder no tocar, porque nuestro oficio, nuestra labor, es básicamente el escenario. Pero en un punto somos trabajadores de esto, y también hay un círculo muy grande, que es más grande que nosotros, y tenemos que tratar de participar y estar ahí por laburo. No tiene comparación en cuanto a sensación, pasión, gusto y emoción con un vivo; pero está en nosotros tratar de lograr que eso esté bueno. Y además creo que a la gente le gusta: a mí me hizo bien ver un par de cosas de artistas a los que quiero y me gustan".
Justamente fue Cielo Razzo la banda encargada de abrir el ciclo provincial La Seguimos en Vivo, que comenzó en mayo desde el CCP Paco Urondo de Santa Fe y la Sala Lavardén de Rosario, y fue sumando localidades durante el año, con transmisiones por redes del Ministerio de Cultura y el canal 5RTV. También la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe realizó una serie de sesiones musicales grabadas, con una primera tanda en salas como el Teatro Municipal (Sala Mayor y Sala Marechal), el Foro Cultural (Sala Maggi), La Moreno y Tribus. Sumados estos ciclos a los de UPCN y ATE, se conformó un espacio virtual para que los artistas santafesinos puedan mostrar su música; incluso se creó un ciclo como "Yo canto en casa", iniciativa de un grupo de artistas que terminó convirtiéndose en cita dominical, en formato programa.
La actividad discográfica no se detuvo. Quizás el mayor ejemplo fue el de Lali Espósito, quien desde su confinamiento en España (donde fue a filmar la miniserie "Sky Rojo"), pudo grabar a lo largo del año el disco "Libra", que fue publicando con sus respectivos videoclips, incluso filmando a la distancia con Cazzu. También hizo colapsar los servidores de la aplicación Be App Live, y una vez solucionado el inconveniente cantó para más de 2.6 millones de personas.
En diálogo con El Litoral, la española India Martínez contó sobre su colaboración con Marc Anthony ("Convénceme"): "Teníamos un contacto de hace unos años que nos conocemos, pero todavía que no me atrevía a pedirle un dueto. De repente un día me llama para invitarme a su gira en España; después por esta situación se cancela, y me dice que sigue contando conmigo en el año siguiente. En ese momento me pregunta qué estoy haciendo, cómo van las cosas: 'Estoy a punto de lanzar un nuevo single, te lo voy a enseñar a ver qué te parece, en primicia'. Se lo enseñé y le encantó tanto que al final se sumó a la canción". El videoclip también unió lo que estaba separado: "Necesitábamos una idea especial, original, y adaptada a la situación, ya que no podíamos rodar estando juntos. Entonces decidimos junto con Gema (Lozano) hacer una historia que le hiciese un poco justicia a la canción, y que fuese también especial. Y ese punto mágico que tiene la canción pues también en el video".