Redacción de El Litoral
El artista entrevistó y retrató a vecinos del barrio, a partir de un primer itinerario propuesto por los jóvenes que participan del programa Escuelas de Trabajo. La jornada se desarrolló durante la quinta edición de Arte Ciudad, el Festival de Otoño organizado por el municipio.
Redacción de El Litoral
“Después del trabajo que realizamos, me quedé pensando en esa idea de los que ven a Alto Verde como el 'otro lado', lo que 'está enfrente'. Cuando uno se para en la costa, camina por las calles del barrio o conversa con una vecina en su patio, se puede sentir que en realidad ese lugar es el epicentro”, dice el fotógrafo Marcos López, a pocos días de su visita a Alto Verde, donde entrevistó y retrató a un grupo de habitantes del distrito costero.
“Esa jornada de trabajo fue para mí como un posgrado, un master”, agregó. “Aprendí de los relatos de un viejo pescador que me contó cómo descubre que en tal o cual lugar del río hay surubíes, cómo puede leer, percibir lo que pasa abajo del agua; de la necesidad expresiva de una mujer que se llama Luz del Alba que escribe y recita poemas; o de Ramona, que me mostró los trajes de carnaval que fabrica para una comparsa, con plumas de colores”.
La acción se desarrolló durante la quinta edición de Arte Ciudad, a partir de un primer itinerario propuesto por los jóvenes que participan del Taller de Muralismo de Escuelas de Trabajo. Y fue coordinada por la Secretaría de Cultura del municipio, con la colaboración de la coordinadora del Distrito La Costa, Belén Verrengia, que junto al botero Roberto “Espinillo” López, acompañaron a López y su equipo de asistentes de cámara y sonido.
Volver a Alto Verde
Luz del Alba Gómez fue la primera en recibir a López, en el patio de su casa, donde recitó y cantó los poemas y canciones que ella misma compone a partir de recuerdos de su infancia, de las inundaciones, de objetos cotidianos: “Nunca sé lo que escribo hasta que lo termino, y me doy cuenta de que compuse una chacarera o un poema”, le contó.
El periplo siguió hasta el encuentro con Don Giménez, el quiosquero que todos los días instala su puesto en el ingreso a la Escuela primaria Simón de Iriondo, y que en su charla con López recordó los años en que trabajó como canillita y como locutor en los corsos de las décadas de 1940 y 1950. A pocos metros, a la vera del Río Santa Fe, se produciría el encuentro con Miguel Ángel “el Colorado” Alaniz, que llegó a la ciudad en los 50’ desde Bovril y fue trabajador portuario y pescador.
Doña Margarita Portillo, de 91 años, charló con el artista mientras tejía crochet en el patio de su casa, a metros de donde se construye el Jardín Municipal. El momento del retrato llegó después de una charla sobre la historia del barrio, marcada por la creciente del río. Su hija Ramona posó junto a los espaldares y accesorios de plumas de colores, que confecciona para la comparsa “Flor del Litoral”, con más de 30 años de trayectoria.
Milton y Miqueas, de La Voz del Pueblo, abrieron las puertas de su sala de ensayo, donde conversaron sobre los talleres que dan en los barrios y en la cárcel para difundir su mensaje de sensibilización sobre problemáticas sociales, y rapearon para la cámara de López.
El itinerario siguió hasta un patio de tierra en La Boca, en plena siesta santafesina, donde Vicenta Casilda Lucero, conocida por todos como “Liro”, fue fotografiada junto a las plantas que cultiva. Mostró su colección de mates y cuernos que adornan la pared del comedor familiar, y recitó la poesía que escribió por el centenario del barrio.
“Alto Verde para mí era un recuerdo de adolescencia. En realidad, Santa Fe, la Laguna, la isla, el río, son sentimientos que tienen que ver con la juventud. A pesar de que no había vuelto desde que cruzaba caminando el Puente Palito para ir a pescar con mis amigos, me sentí como en mi casa, hablando de cosas que conozco”, dijo Marcos López, ya de regreso en Buenos Aires, donde se radicó en la década de 1980. “Valoro mucho el privilegio que tengo de tener un trabajo que me permite entrevistar a esta gente. Señoras mayores que me hablaron de cómo cuidan las plantas, de sus oraciones matutinas, de cómo se teje un punto de crochet, de las inundaciones. En muy pocas horas hicimos entrevistas de video maravillosas, y me entusiasmé para hacer un documental. Sentí sinceridad en la acción de los funcionarios municipales, que se comprometían con su trabajo y con la gente”.