El rock argentino de los '80 tiene memoria fotográfica
La reconocida artista, protagonista de una década clave del movimiento en el país, publicó "Acceso Directo". Junto a El Litoral desplegó su relectura de la época como mujer y trabajadora.
Gentileza Pablo Álvarez Es la única forma que tengo de acordarme de las cosas , refiere Cherniavsky sobre la función de la fotografía en su vida.
"El rock fue como una balsa". Hubo una generación de artistas argentinos de todas las disciplinas que decidió "naufragar" con ella en la década del '80. Es el caso de Andy Cherniavsky, autora de la frase, fotógrafa de una época que consolidó el movimiento en el país. Hace un tiempo, le cayó una ficha: fue una mujer que contó la historia gráfica en una era eufórica y complicada. La publicación de "Acceso Directo. Memorias de una fotógrafa del rock argentino en los años 80" (Planeta, 2020) es su aporte escrito a la (de) construcción del imaginario de la cultura popular argentina.
Se destapa la olla
Rock 30 años, Centro de Exposiciones, 1996. Miles de fotos. "Se destapa la olla". Los Ángeles de Charly, Palacio Nacional de las Artes, 2017. "No era consciente de la importancia del archivo". A modo de flashes, subtitulados por la fotógrafa, se articula la narrativa personal y artística. "Me alejé de los 80", confiesa Cherniavsky. Los recuerdos tenían un sabor amargo, violento, triste. "Años divertidos, tóxicos, extravagantes, deformes, pasionales y contradictorios", cuenta en el libro. La generación de la Primavera Democrática, el furor del rock argentino, la guerra fría, nuestro Vietnam.
Su adolescencia transcurrió en los '70. Todo junto, sin escalas: golpes de estado, crisis familiar, encerrarse a leer, ver y escuchar. Beatles, Bowie, Kerouac, Guevara. Etcétera. El resumen expande. En su modo de articular las palabras, parece llegar una canción levemente interferida por las señales electromagnéticas. ¿Cantó alguna vez Andy Cherniavsky? ¿Tocó algún instrumento? No lo dice ni se le pregunta. Pero la música está. Como puerta de ingreso a cada capítulo. Como atmósfera de una década clave. Como glosario de consumos culturales. Como mamushka imparable. Es clave. "Que la gente sepa qué era lo que nos volaba la cabeza".
Cuarto oscuro
Una punta. Después, una trama. Esa figura, la del crochet, elige Andy en "Acceso Directo" para ilustrar cada trabajo realizado a lo largo de su vida. Fotografía en plazas, venta de entradas, confección de indumentaria, diseño de tapas de discos, cine publicitario. Un posible punto de partida es el Festival B.A. Rock I (1970), donde pudo ver en vivo a sus admirados Almendra, Moris y Arco Iris. Con trece años, Andy fue junto a su padre, Daniel Cherniavsky.
La primera misión tuvo lugar en San Pablo. En el 12° Festival Internacional de Jazz de Montreaux Switzerland, Andy fotografió a Chick Corea. Entonces era responsable, junto a Clota Ponieman, de Estudio Grafix. Abanderada del aprendizaje autodidacta, tomaba clases de inglés todos los días con su abuela. De paso, experimentaba sucesos tales como el impacto de la luz en botellas y potes de crema. Se las ingeniaba para conseguir las ediciones de las revistas International Photography y Popular Photography. Aunque la mejor escuela fueron los "años en el cuarto oscuro".
Gentileza Andy Cherniavsky Luis Alberto Spinetta y León Gieco, retratados por Cherniavsky en los 80.
Luis Alberto Spinetta y León Gieco, retratados por Cherniavsky en los 80.Foto: Gentileza Andy Cherniavsky
Museo-buceo
Pins, credenciales, tarjetas, negativos, fotos. Muchas fotos. Carpetas número 5, tapa dura negra, tres argollas, llenas de hojas y ojalillos. Cada una de ellas con un índice: nombre del artista, Rock & Pop, clientes, trabajos personales ("el back del rock", titula en un audio de WhatsApp). Cuando compró la primera computadora, el archivo se ramificó en Excel. Una certeza. La zona Cherniavsky, íntima y pública, es un modo intransferible de medir el tiempo. "Un museo-buceo muy grande", se aproxima la artista.
"Es la única forma que tengo de acordarme de las cosas", reconoce a El Litoral. La mirada de Cherniavksy hace un aporte importante al universo ochentoso. En su gesto revisionista, repone un sector de la historia no contada: el de las bandas paralelas. La Hurlingham Reggae Band, Nostradamus, Heliogábalo y su Ensamble Babilónico, La Ray Milland Band, Los Proxenetas Prófugos, Escuela Basilio, Los Parroquia, Agrupación Parisi, Sistema Oscar, What's the look, Zoilo goes to Rancho, Los Barros Jarpa, Los Lamidozo's. Bandas fugaces, clandestinas, de un solo o pocos shows, sin grabaciones. Había una fuerza centrífuga, a mediados de los '80, que "comenzó a perder velocidad y nos fuimos desperdigando", escribe.
Caja de Pandora
Entre diciembre de 1987 y 1988, murieron Luca Prodan, Miguel Abuelo y Federico Moura. La década venía difícil, pero ahí "se terminaron los 80". "Solos y atónitos". Luego, conjuga un verbo en la primera del plural. Tiempo antes de su fallecimiento, el líder de Sumo fue fotografiado por Andy. Es una de las producciones que a ella más le impacta. Un retrato cerrado de la cara de Luca en su última sesión de fotos. Miedo, admiración, desafío. "Soy una mina, aquí estoy", traduce en un viaje temporal que conecta todos sus yo.
Aparece otra foto en la memoria. Charly García con la dentadura colapsada. No está en el libro. "En el rock no hay tanto acercamiento a una cara", declara. El retrato obliga a la proximidad. "En un fragmento tenés que mostrar mucho de lo que le pasa al otro". Pese a ambas referencias, no hay una foto predilecta para Cherniavsky ("todas tienen un aprendizaje, un descubrimiento, una idea, una investigación"). O sus favoritas no son las más populares. "Siempre están dando vueltas las mismas fotos. El libro abrió una caja de Pandora".
Más humana
Dentro de la caja hay historias. Fragmentos, que el futuro de aquel entonces volvió secuencias. Revelaciones de una intensidad. Ingredientes de un guiso artístico, del que Andy fue testigo y vocera. ¿A quién no se le iluminan los ojos y se le ensancha la boca con la imagen de Spinetta presidente? Tres años antes de ese suceso ocurrido en el Festival de la Falda en 1984, realizó con Clota la tapa de "Pensar en nada". Una leve variación de la idea de Gieco. En el sillón de los abuelos de Cherniavsky, León; en el piso, la pequeña Liza, sobre un almohadón confeccionado a mano por Andy. Delante de la niña, orbitando hacia sus ojos, un arlequín regalado por Zoca (Marisa Pederneiras).
De pronto, el pulso se acelera, como si acariciara su fuego sagrado. "Siento que escribí un libro de historia con mis fotografías". En él habitan, también, otras caras de Andy: la hija de un agitador cultural bohemio y todoterreno; la adolescente que se hizo adulta en plena dictadura; la fotógrafa que no pudo estudiar; la coleccionista incurable criada al calor del Florida Garden, el Instituto Di Tella y el Centro de Artes y Ciencias; y la mujer que se retiró momentáneamente de la escena para volver con otros ojos. Además, se cuenta la historia de amor y complicidad artística con Andrés Calamaro, un trazo paralelo a la consolidación del músico en Los Abuelos de la Nada. Algo más: Cherniavsky fue fundamental para acercar "la estrella de seis puntas" a Charly García, a la postre productor de su primer álbum, homónimo (1982). Directa e indirectamente, la obra accede a una zona sensible de nuestra cultura popular con una nueva mirada: "más humana".
Los Beatles de nuestra historia
"¿Por qué los 80 no se terminan de ir?", se preguntan José Esses y Dalia Ber en su manual temático sobre la década. "Los '80 son los Beatles de nuestra historia", les respondería Cherniavsky. Abrazada a la foto de Paul en el primer disco de los 4 Fabulosos de Liverpool. Más flashes. Juventud, época, lugar. Empoderamiento a la distancia. Vencer el pánico, superar la discriminación (muchas veces interna), animarse. "Me di cuenta de lo fuerte que tuve que ser para aceptar un mundo de hombres". No estaba sola.
Era un camino de intercambio y apoyo de todo tipo para las mujeres de la época. Hilda Lizarazu, María Rosa Yorio, Diana Lía y Patricia se constituyeron en referentes para Andy. "Aprendí de ellas para crearme a mí misma. Copiándome de su libertad y de su fuerza". Con Hilda, gran amiga y compañera de ruta, tienen en común una historia personal "bastante difícil". Por aquellos años, se escuchaba a Celeste Carballo en los escenarios: "no soportan que una mujer se ponga a cantar de frente". Está claro: hay una parte del rock argentino que aún no fue contaba. Andy Cherniavsky amplía el foco y le da otro sabor al guiso artístico de los 80. Un guiso al que, aún, le faltan algunos ingredientes.