En la jornada del miércoles, falleció a los 70 años el reconocido arquitecto rosarino Marcelo Villafañe, un auténtico referente de la arquitectura local contemporánea con trascendencia internacional. Respetado y muy querido, la muerte del Negro causó un profundo pesar entre familiares, amigos, y en la comunidad de profesionales que rodeó su extensa trayectoria, que incluyó numerosas distinciones, publicaciones, disertaciones y participación en exposiciones. Sus producciones lograron traspasar las fronteras disciplinares y dejaron una huella inspiradora e ineludible, con amplitud de trazos y enfoques. Un espíritu inquieto, imposible de clasificar.
Villafañe fue miembro fundador y uno de los pilares del mítico Grupo R, un faro cultural para varias generaciones de arquitectos rosarinos. Y durante todo su recorrido profesional exhibió un gran compromiso con la difusión de los valores más importantes de la disciplina.
Para reconocer esa generosa predisposición, en 2019, el Colegio de Arquitectos de la provincia de Santa Fe Distrito 2 le dedicó íntegramente un número de la revista 041, de la que fue uno de los creadores y formó parte del núcleo directivo que supervisaba esa publicación, que puso en merecida perspectiva de reconocimiento su notable contribución.
Siempre intuitivo y pasional, el Negro transitó con atrevimiento la arquitectura y la pintura, en condición de ambivalencia. Se otorgó riendas sueltas para derribar límites y para buscar el estímulo de nuevas miradas e interpretaciones. Tuvo la osadía de animarse a no ser uno más.
Villafañe falleció por Covid, y la tristeza enlutó a la comunidad de arquitectos locales. Desde ayer, en realidad desde mucho antes, sus más de 40 años de trabajo comenzaron a vestirse de testimonio y de valioso legado cultural.