Domingo 7.7.2024
/Última actualización 13:22
A través de Editorial Planeta, Pedro Saborido publicó “Una historia del amor”, integrándose, en formato similar, a sus obras previas sobre fútbol, peronismo, conurbano y capitalismo. Siempre con su sello de humor y reflexión. En la entrevista que concedió a este medio para hablar sobre el libro, la primera cuestión que surgió estuvo vinculada con el abrupto cambio de tema entre los últimos dos libros: el capitalismo y el amor, que parecen dos cosas completamente divergentes. Pedro no los visualiza tan lejanos. “El amor se desarrolla dentro del capitalismo y en el capitalismo también influye el amor. Son dos temas que cohabitan la vida”, apuntó. “El capitalismo es un tema más oscuro, menos entrañable, es probable que uno piense ¿y el amor dónde está?. Está ahí, tramitándose. El capitalismo funciona en base al amor. No por amor al capitalismo, sino por amor a la vida, en la cual el capitalismo te toma de rehén”.
-O sea que el amor tiene sus claroscuros, igual que el capitalismo.
-El amor, en sí mismo, no es bueno. Si yo tengo amor por el dinero, alguien va a salir perdiendo. Y de pronto por amor a tus hijos, a tu pareja, a tu papá, a tu mamá, hacés un esfuerzo productivo en el cual tenés que laburar. Entonces, el capitalismo te indica que si querés vivir tenés que trabajar y generar plusvalía. Después seguís. Pienso también en el negocio del amor. Por ejemplo, quiero a mi hija, le voy a festejar el cumpleaños de 15 y bueno, ahí donde hay amor también hay un negocio. Te hacen alquilar el salón de fiesta, el falso cubano que enseña salsa, el mago, los canapés. Podés ir de un tema al otro en dos segundos. El amor se relaciona con todo, el capitalismo también.
-No tuviste que hacer un click al pasar de un libro al otro.
-No, nunca. Los temas se van relacionando uno con el otro. Nunca me lo había puesto a pensar, pero es así. De hecho, el libro sobre el conurbano salió del libro sobre el peronismo, que a su vez salió de un programa de radio fallido. Le mostré un montón de anotaciones que tenía para un supuesto programa de radio a Nacho Iraola, de Editorial Planeta. Nacho me dijo “Uy, esto es un libro, tenés que escribir esto”. Me puse a escribir un libro y funcionó.
Archivo-¿Para poder escribir sobre un tema, andás con un anotador para no olvidar las ideas que aparecen?
-No tanto, pero sí estoy atento a las charlas, a los reportajes. Yo no sé si lo que estamos hablando ahora lo voy a recordar con exactitud, pero sé que algo de nuestra conversación me va a servir para algo.
-Es como una actitud frente a lo cotidiano para ver qué cosas pueden servir como disparador.
-No estoy todo el tiempo así, pero en algún momento algo aparece, de alguna manera se destaca. Otras veces surge de manera subrepticia, chiquita, sin llamar demasiado la atención. Cuando empiezo a hacer los libros, hablo más seguido con mis hijos, con Marlene. Empiezo a meter más temas de los que estoy escribiendo en mis conversaciones.
-Hablo del tema. No digo “mira, estoy escribiendo un cuento sobre esto”. Inconscientemente empiezo a hablar más del tema, lo uso en mis conversaciones. Me gusta, me divierte, pueden salir cosas, está bueno.
Archivo / Luis Cetraro-¿Y cómo aparece el humor? ¿Sale natural o lo trabajás?
-A veces aparece naturalmente, otras veces hay que sentarse y buscar el chiste.
-Lo mismo debe pasar con los personajes.
-A veces pensás personajes que suponés que van a funcionar por alguna razón y no pasa nada. Otras veces, parece que tocaste una fibra social tremenda, porque todo el mundo te habla de eso. Pero no lo puedo planificar tanto. Ahí es más como tirar con una escopeta, o patear al arco la mayor cantidad de veces posible.
-¿Tuviste alguna frustración en ese sentido, alguna idea que te parecía buenísima y no anduvo?
-Todo el tiempo, convivo con eso. Me acostumbré a que hay pelotudeces que se te ocurren y a todo el mundo les encantan. Después, te da bronca que te vengan a hablar mucho de alguna y no de otra. Uno a veces cuantifica, pero a veces pasa que no es que algo no gustó, sino que le gustó a menos gente.
Planeta-Por ahí, estamos muy pendientes de cuantificar las cosas y perdemos de vista la calidad del contenido.
-Por eso no tenés que soltar lo otro, si no viene una decepción. Hay un montón de cosas que hice solo o que hicimos con Diego (Capusotto) que no funcionaron mucho, pero que nos gustaron.
-¿Cuando hiciste este libro sobre el amor, descubriste algo que antes no sabías?
-Lo que más me sorprendió tiene que ver con los niveles de actuación y de hipocresía que tenés que tener para el amor. No podés estar todo el tiempo haciendo lo que querés. Ya la seducción tiene un acto, digamos, de fantasía, que es una versión más elegante de la mentira. Uno para seducir ya tiene que venderse, ofrecerse, ser como el otro quisiera. Eso es una cosa que más me sorprendió: los niveles en los que uno navega una especie de ficción para el otro.
-Hay muchos tipos de amor. ¿Cómo abarcar todo eso en el libro? Me imagino que habrá sido desafiante.
-El desafío lo rechazo al final del libro, haciendo una especie de catálogo de todos los temas que no se tocaron, como anunciando la posibilidad de que haya un segundo libro. Entendiendo que no puedo obtener una mirada enciclopédica y cubrir todo. Por eso es “una historia” y no “la historia”.
Télam / Archivo-¿Cuáles son los temas sobre los que te gustaría escribir, o sea siguiendo este formato?
-No tengo idea, pero tal vez sobre la felicidad. Me parece que es un buen tema, porque es un ansia.
-Lo último: ¿qué visión tenés sobre la situación que estamos atravesando hoy como sociedad?
-Habrá que amortiguarla. Sostener lo que se pueda los lazos comunitarios solidarios, alejados del individualismo. Dar una mano a los que haya que darle una mano.
Saborido estará en Santa Fe con “Beatles, Borges, Conurbano y Terapia Peronística para soportar estos días”. Será el 18 de julio en dos funciones (a las 18 y a las 20.30) en Demos (9 de julio 2239).