Federico Bal, conductor de "Resto del Mundo", un programa que se emite por la pantalla de Eltrece y que recorre cientos de lugares turísticos, sufrió un terrible accidente donde podría haber muerto grabando un video para el programa.
El actor sufrió varias quebraduras en medio de una aventura en parapentes. Ocurrió en Paraty, una isla de Brasil.
Federico Bal, conductor de "Resto del Mundo", un programa que se emite por la pantalla de Eltrece y que recorre cientos de lugares turísticos, sufrió un terrible accidente donde podría haber muerto grabando un video para el programa.
Estaban probando un parapente, cuando el motor se desprendió y le causó una fractura expuesta en su antebrazo. “Nos levantó un viento cruzado, un pozo de aire de la nada y se dio completamente vuelta el motor”, explicó Bal en su programa radial “Gente como vos”.
En ese momento, empezó a rodar sin parar. “Ocho metros rodé y no sabía dónde estaba parado. De golpe estaba con el cinturón de seguridad, tirado sobre la tierra, me levantan como pueden y me veo el antebrazo quebrado en tres partes”, detalló. Luego, sufrió otro incidente.
Lo subieron a una silla de ruedas, se cayó al piso y se golpeó la nariz. “El loco con la adrenalina que tenía venía tan fuerte que me tiró al piso y me rompí toda la cara, me quebré la nariz. Estuve 12 horas en el pasillo de un hospital”, contó.
Fue entonces que llegó una ambulancia a buscarlo para que sea intervenido quirúrgicamente en un hospital de Río de Janeiro. Los especialistas "aseguraron que tuvo suerte", el motor, que era muy pesado, pudo haberle caído en la cabeza y matarlo.
Con humor
Pese al dramático episodio que vivió, Fede decidió tomárselo con humor y utilizó sus redes para agradecer a toda la gente que lo ayudó. En la tarde del domingo, la cuenta oficial del programa de Eltrece compartió el primer video del actor hablando tras el accidente.
Acostado en una camilla en la ambulancia, relató: “Apenas pasó lo que pasó, yo me agarré el brazo tipo segunda guerra mundial, cuando agarraban los pedazos de personas para que se los cosieran. Tranquilo me subo al auto, una cantidad de sangre. Se lo manché todo al auto del tipo”.
“Me subí con nuestro amigo acá el argentino y el tipo empezó a andar a toda velocidad y agarró unos pozos y unas lomas de burro, saltaba la sangre para todos lados. Y el tipo gritaba ‘caralho, caralho’, me sentía en un tiroteo de la favela, como en esas películas tipo de Tarantino. Faltaba una música de los setenta”, concluyó.