Del Santa Fe Jazz Campus a la Formación Profesional
La iniciativa creada por Luciano “Chano” Casas, Sebastián López y Julio “Pepi” Dallo, apadrinados por Ernesto Jodos y acompañado por un staff creciente de profesores, recibió a fines de 2023 un decreto para institucionalizarse como carrera de tres años. En diálogo con El Litoral, Casas y Dallo contaron las expectativas de trabajar en conjunto con las nuevas autoridades para concretar el sueño.
El concierto de cierre de la edición 2024, en el Centro Cultural Provincial “Paco Urondo”, en noviembre pasado. Foto: Gentileza SFJC
Luciano “Chano” Casas, Sebastián López y Julio “Pepi” Dallo fundaron el Santa Fe Jazz Campus en 2019: la experiencia comenzó como un curso intensivo de tres días, con la asistencia curatorial de Ernesto Jodos, director de la Tecnicatura en Música de Jazz del Conservatorio Manuel de Falla (Caba). Pero desde el comienzo la idea fue expandir la propuesta a una “escuela de jazz”, por lo cual el Campus dejó de ser un encuentro para pasar a ser un curso trimestral en 2021 y anual desde 2022.
Finalmente, durante la gestión municipal de Emilio Jatón, con Paulo Ricci como secretario de Cultura, se promulgó el decreto 00459/23, que se plantea como “Proyecto de creación de la Formación Profesional en Música de Jazz”, pensándola como “un espacio educativo cultural dirigido a la formación de músicos profesionales capaces de desarrollar tareas artísticas vinculadas a la interpretación, arreglos, creación, producción e investigación en dicho estilo”.
La norma refiere al Santa Fe Jazz Campus, “constituido por docentes y músicos de nuestra ciudad”, y sostiene: “Este proyecto hoy se renueva en la actual normativa para ampliar la oferta de educación sistemática con la Formación Profesional de Jazz”. Lo que implica la conversión del Campus en la nueva carrera de tres años a dictarse en Liceo Municipal. “Nuestro principal tema ahora era hacer ruido y visibilizar esta situación de que tenemos un decreto con una carrera creada; entendemos que por distintos motivos esa carrera no vio la luz”, afirma hoy Casas, quien junto a Dallo conversó con El Litoral sobre esta situación.
Casas, López y Dallo, posando para El Litoral en agosto de 2023, en la sala Ariel Ramírez de la Estación Belgrano. Foto: Archivo El Litoral / Mauricio Garín
Proyecto original
-¿Cuándo salió el decreto?
Casas: -A fines del año pasado, habrá salido en octubre de 2023, cuando la gestión se estaba yendo. A principios del 2023 nos dijeron: “Vamos a darle una resolución a esto; si seguimos, obviamente lo llevamos adelante, y si no, será un legado de gestión”. Eso nos prometieron en marzo, cuando empezó la actividad del Campus, que íbamos a trabajar para eso.
-De hecho, siempre el Campus se planteó como el laboratorio para demostrar que esa carrera se podía hacer.
Dallo: -Exactamente.
Casas: -Se llama Campus porque le teníamos que buscar un nombre; había uno tentativo que era ponerle “Música Creativa Santa Fe”, para que ese nombre después le pueda quedar a la carrera. Pero esa sigla era igual a Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe.
-Además, Música Creativa podía ser un montón de cosas.
Dallo: -Abarca mucho, claro.
Casas: - Pero tenía ese espíritu de querer abarcar: los elementos de la formación de jazz nuestros propios alumnos los aplican en otros géneros. Y le quedó Campus porque pensamos el primer fin de semana.
Dallo: -La prueba piloto fue un campus real; pero después se transformó: la ambición hizo que eso sea después de tres meses, hasta un evento que fue de marzo a fin de año. Y tiene una cantidad de asignaturas que es prácticamente una carrera: hoy en día le faltan dos o tres cositas al contenido.
La fila de trompetas en el concierto de clausura. Foto: Gentileza SFJC
-¿Cómo fue convertir una experiencia que comenzó con masterclasses, después se fueron armando los equipos de cátedra de canto, ensamble, hasta ir definiendo quiénes son los profes de cada cosa e ir repartiéndose las áreas de lo que había sido un campus de todos juntos en una semana?
Casas: -Del minuto cero siempre estuvo la idea, hubo un croquis, pensábamos: “Tal persona puede dar tal instrumento”. El plantel siempre estuvo; sí lo que había era esa imaginación de decir: “Esto va a ser un aprendizaje para todos”: la mayoría de los profesores daba clases particulares, algunos tenían experiencias dando ensambles, habían arrimado algunos conocimientos de clases teóricas. Pero todo eso lo teníamos que juntar, y también evaluarlo en cuanto a la experiencia que nosotros habíamos tenido en las distintas instituciones donde estudiamos.
-La propia experiencia como alumnos.
Casas: -“A mí me pasó en tal lugar, que me parece que estaría bueno que acá lo hagamos distinto”. Y también creo que intentamos entre todos ayudarnos a adaptarnos a una nueva generación de los alumnos que tenemos hoy en día, y a momentos nuevos; porque nosotros aprendimos en otra época y con otro contexto.
-Hay cosas que no necesariamente estaban buenas.
Dallo: -Exacto: hemos buscado, nos hemos propuesto, que la parte docente tenga una interacción con el alumno que sea un poco más acorde, porque aparte es lo que corresponde, porque tiene que ser así. Pensá que los alumnos son en su mayoría, el 90%, chicos grandes ya: no son jovencitos de 18 años. Nosotros ya somos viejos, estamos prácticamente a la par, generacionalmente; de hecho tocamos con ellos a veces. Jugamos al fútbol con los alumnos y nos pegan como si fuéramos los amigos.
Casas: -El primer Campus fue de tres días, pero ahí también hubo un trabajo muy grande de causar esa sorpresa y plantar un antecedente.
Pablo Aristein (parte del staff docente), Casas, Cristian Bortoli (otro de los profesores), Jodos y López. Foto: Gentileza SFJC
Nuevo comienzo
-¿Cómo fueron recibidos por las nuevas autoridades?
Casas: -Nos acercamos para activar la propuesta; tuvimos alguna reuniones. Hubo un poco de estudio de situación, de cómo estaba el Liceo para recibir la carrera; y hoy en día supuestamente está librado a la asignación de un presupuesto para hacerlo.
A nivel infraestructura, lo que nos falta es decir: “Bueno, se otorga tanta cantidad de horas docentes para llevar adelante un primer año”. Eso iría obviamente in crescendo durante tres años, que son las carreras; y ahí ya quedaría armado todo el esquema.
-Pero por lo menos tener asegurados los docentes del primer año.
Dallo: -Exacto.
Casas: -Y después aulas y horarios. Somos completamente flexibles a ubicarnos en un edificio que sabemos que tiene problemas de horarios y disponibilidades.
Dallo: -Sí, tiene muchas carreras. No hemos tenido otras respuestas negativas de la gestión: ellos han sido bien predispuestos, desde la Secretaría de Educación, la funcionaria que está cargo del Liceo. Pero creemos que falta un empuje más para que ellos vean que uno de los principales beneficiarios sería el Liceo.
-Lo importante es arrancar.
Casas: -Como son estas cosas: uno sabe que muchas veces, como cuando el edificio del edificio del Marconetti nuevo se empezó a usar, había un montón de faltantes que se fueron resolviendo de alguna forma. Entendemos que hace años que acá se viene impulsando un montón de innovaciones educativas desde la Ciudad: desde los 17 jardines municipales con sus docentes; con la elección de defender un edificio como el Marconetti y dárselo al Liceo: hicieron un gran edificio premium, y ese espacio fue reservado a la educación artística.
Esta carrera va por ahí: es renovar la oferta educativa para algo que está sucediendo, y que en la ciudad sucede hace muchos años: no estamos haciendo un invento descolgado, sino respondiendo a una cosa que ya se da históricamente.
La sección de cantantes de la última edición. Foto: Gentileza SFJC
Demanda
-Sería institucionalizar algo de hecho.
-Sí, además que no es fácil que se pueda hacer en el país; no hay no hay muchas otras ciudades que podrían tomar esto. El puesto el puesto para tomar la segunda carrera pública en la educación específica de jazz en el país hoy está vacante. ¿Cuántas ciudades se pueden parar de manos para tomar esto? No son tantas.
Dallo: -Ninguna tiene un decreto.
Casas: -Y ninguna está funcionando. Porque nosotros estamos funcionando.
Dallo: -Tenemos una demanda de alumnos que nos reclaman todo el tiempo: “Che, ¿qué pasa? ¿Qué podemos hacer?”. Nosotros hasta los tenemos que frenar. porque ellos quieren salir a accionar: han presentado notas al intendente, a diferentes funcionarios, a concejales; y prácticamente no hemos tenido respuesta. Lo cual un poco nos apena, porque no estamos pidiendo un capricho: estamos garantizándoles que se va a producir un efecto muy bueno a nivel musical en la ciudad.
-Lo ideal sería poder en 2025 poder tener el primer año.
Casas: -Poder dar esos primeros pasos. No creo que haya tantos casos donde una actividad... nunca hasta el año pasado nunca la habíamos hecho privada: hicimos la idea, el desarrollo y un montón de cosas, y nos acompañó el Estado en llevarla adelante. Pero deben ser pocos los ejemplos de que las cosas se armen y después el Estado las pueda tomar para hacer, por ejemplo, una carrera. Es más habitual que el Estado baje y diga: “Che, queremos hacer una carrera, vamos a hacer esto”.
Una clase a cargo de Pablo Aristein (al fondo). Foto: Gentileza SFJC
Y entremedio de eso también invertir un montón de plata. Acá todo ese trabajo está hecho; y con el público que está y que demanda. Entendemos que con la oferta formal quizás perdamos algunos alumnos...
Dallo: -Pero le abriríamos la puerta a otros interesados: hay gente que viene de San Justo a cursar todas las semanas, de Esperanza; y de Paraná tenemos una demanda tremenda, porque viene como 12, 15 alumnos que se vienen todas las semanas a estudiar. De Rosario también; y eso que no estamos otorgando un título. Si tuviéramos una estructura de carrera, más gente podría planificar y decir: “Estos tres años los dedico a estar en Santa Fe y formarme”.
Casas: -Muchos viajan a formarse, nosotros mismos lo hemos hecho. Pero con esta posibilidad mucha gente de la región podría comenzar acá y llegar a otras instancias nacionales e internacionales con más elementos.
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