Jueves 1.8.2024
/Última actualización 14:04
El Sexteto Fantasma se define como un grupo de “tango joven”. Su origen se produjo en La Ventanita del Arrabal, una milonga promovido por sus propios integrantes, que funciona todos los miércoles y cuyo nombre remite a una obra creada por Antonio Scatasso y Pascual Contursi, cuyos versos dicen: “Ventanita de arrabal / Puede que un día vuelva / Si no te puedo olvidar / Cuando estén tus hojas secas / Abrazándome en tus rejas / Nos pondremos a llorar”.
Ahora, el grupo presenta “La inevitable tentación de ir a contramano”, su nuevo disco. Si bien éste es un grupo tanguero, este nuevo producto cuenta con la participación de invitados que provienen de géneros diversos, entre ellos Julián Kartun, el “Tano” Marciello o Paula Maffia, lo que posibilitó que “las sonoridades del tango se fusionen con otras muy diferentes como, por ejemplo, las del rock y el pop inglés de los años sesenta”, como indicaron desde la producción.
El disco contiene siete composiciones propias: dos tangos clásicos y una versión del tema “Tumbas de la gloria” de Fito Páez, junto a un cuarteto de cuerdas. Guido Iacopetti, el director, compositor y guitarrista del grupo, expresó en una entrevista concedida a este medio, que el título del álbum se inspiró en las formas que ha tenido siempre el Sexteto Fantasma de hacer su camino en cuanto a lo musical y en cuanto a lo estético. “Ya desde el vamos dedicarse al tango es un poco ir a contramano de lo que hoy la gente de nuestra edad está haciendo”, expresó.
“Quisimos grabar un disco de tango que sea más abocado a las letras, a las canciones, no tanto a una estética ni tango rockera o plenamente bailable. Que refleje una forma nuestra de hacer las cosas. Eso se ve también en los invitados elegidos, no todos provenientes del universo tanguero, lo que posibilitó generar un montón de mezclas con otros ritmos”, agregó.
Gentileza Rubén Pineda-¿Cómo surgió la idea de trabajar con artistas tan diversos?
-En cuanto a los colaboradores, como ya había nombrado, están Julián Kartun de El Kuelgue, Paula Maffia, el Tano Marciello, Los Nuñez. También Cucuza Castiello, Natalia Martínez, Juan Villarreal (ellos tres son más del palo del tango y siempre colaboraron con nosotros).
A Kartun lo conozco desde que éramos chiquitos, somos del mismo barrio, fuimos a las mismas escuelas y él ya estuvo de invitado varias veces con el Sexteto. El Kuelgue y el Sexteto Fantasma crecieron más o menos en las mismas épocas. Con Paula no nos conocíamos, pero cuando ella estaba en Las Taradas, se movían por los mismos espacios que la orquesta que tenía nuestro trompetista Daniel Mayor, una orquesta de swing. En ese ambiente de swing también estaban ellas. Y también en el Señor Duncan, que fue donde nosotros hicimos durante siete años nuestra primera milonga, “La Ventanita de Arrabal”, la conexión surgió de ahí. Y el “Tano”, bueno, es un ídolo para mí y es quien me enseñó o de quien vi que el rock y el heavy metal se pueden mezclar con el tango y con el folklore sin perder ninguno de los dos su esencia. Así que fue un placerazo tenerlo en el disco.
-En este álbum, exploran sonoridades del jazz europeo y del sur estadounidense. ¿Cómo lograron integrar estas influencias en el tango sin perder su esencia?
-El álbum, además de jazz, tiene muchos otros ritmos: un aire de guaraña, corrido mexicano, una versión de Tumbas de la Gloria, ragtime, rock and roll del estilo de los 50, un poco también de pop inglés de los 60. Eso tiene que ver tanto con la música que escuchamos como con la música con la cual hemos trabajado muchos de los integrantes del grupo. Hemos trabajado tocando música brasilera, folklore, jazz, rock, heavy metal. La verdad que creo que hemos pasado absolutamente por todos los estilos que se nos cruzaron así que es un poco la esencia que tenemos nosotros, desde el principio: fusionar el tango clásico con nuevos sonidos.
Guido Iacopetti. Foto: Gentileza Rubén PinedaUn grupo abocado a la canción
-Mencionaron la creación de ensambles vocales poco frecuentes en el tango. ¿Podrían hablar más sobre cómo estas innovaciones enriquecen su propuesta musical?
-En cuanto a las voces, con Rodrigo Perelsztein, el cantante del grupo, hace tiempo que teníamos ganas de hacer algo más coral. Yo ya en otros grupos que tengo de folklore y de pop trabajo de esa manera, con más ensambles corales. Entonces la idea fue aplicarlos un poco al tango, en este disco que era bien cancionero, aprovechamos que teníamos estos invitados y además agregamos voces mías. Viene también de una idea que en algún momento habíamos descubierto en el tango brasilero, que existió allá por los 40, los 50, en el que había como dos voces, no un coro, pero había dos voces siempre. Hace tiempo ya teníamos ganas de hacer algo así y como siempre fuimos un grupo abocado a la canción y a lo melódico, aprovechamos este disco para hacer algo en el que no se escuche solo un cantor o, si hay un invitado, que canten una parte cada uno y después armonicen, sino que, por ejemplo, por momentos haya tres o cuatro voces. Pensamos que podía llegar a enriquecer un poco el estilo y estamos muy contentos con el resultado.
-En el álbum incluyen una versión de "Tumbas de la Gloria" de Fito Páez. ¿Qué los llevó a seleccionar esta canción y cómo abordaron su reinterpretación?
-A “Tumbas de la gloria” la grabamos hace un año, coincidió con el momento en que Fito hizo los Vélez conmemorando los 30 años de “El amor después del amor” y con el lanzamiento de la serie sobre su vida. “Tumbas de la gloria” es un tangazo. Para ese tema, nos dimos el gusto de escribir para un cuarteto de cuerdas, una sonoridad con la que no contamos en nuestra formación (el grupo está conformado por contrabajo, piano, guitarra eléctrica, bandoneón y trompeta más el cantor). También con esta canción empezamos a trabajar una nueva forma de hacer arreglos, más colaborativa. Antes, por lo general, uno solo traía el arreglo. Y este fue el primer tema que empezamos a trabajar en colaboración con Matías D'Amico, que es el contrabajista. Logramos unir nuestros dos mundos. Él viene de un mundo mucho más estudioso en cuanto a los arreglos y mucho más cerebral en todo lo que sucede, yo soy mucho más cancionero y mucho más del orden del cómo suceden los eventos para tener mejores clímax. Pudimos lograr a partir de ahí un montón de lenguaje que después se usó en el disco.
Gentileza Nicolás Cardello-¿Cómo describen la evolución de su sonido a lo largo de los años y qué diferencia este disco de sus trabajos anteriores?
-Creo que fuimos transitando un camino en el que comenzamos haciendo la nuestra sin querer copiarnos a ninguna orquesta, aunque sin tener en ese entonces muchas herramientas. Por ahí, al principio éramos más jazzeros todavía, porque mezclábamos géneros sin saber con profundidad cómo trabajaban los arreglos de tango. Nosotros somos una orquesta que tiene 12 años pero en realidad venimos trabajando desde antes y en todo ese camino aparecieron después en el grupo integrantes que aportaron un montón de data acerca de los arreglos clásicos de tango y los diferentes tipos de tango: tango escenario, tango bailable, las orquestas que se bailan, las orquestas que se escuchan. Y también nosotros fuimos estudiando por nuestra cuenta, cada uno de los arregladores fue adquiriendo un montón de nuevas herramientas. Eso llevó a que en un momento el sexteto se vuelva mucho más clásico y mucho más tanguero, si bien nuestra formación es más rara. Creo que en este disco volvimos un poco a las bases pero ya con otra data, mucho más descifrada, desencriptada y con muchísimo más recorrido y herramientas. Sin duda, este es nuestro mejor trabajo.