Roberto Schneider
Crítica de la obra "Noche de reyes", dirigida por José María Gatto, que se presenta los sábados a las 21 en LOA espacio AGM (25 de Mayo 1867), en la ciudad de Santa Fe.
Roberto Schneider
Casi tres años tuvieron que esperar los hacedores de "Noche de reyes", de William Shakespeare, para que el montaje vea la luz en LOA AGM. La temible y dolorosa pandemia nos paralizó bastante y ahora parece que todo ha vuelto a su cauce. El tiempo pasado no fue en vano. Se advierte de entrada nomás, cómo se ha pensado en cada detalle y tras el apagón final los espectadores agradecen con un largo y caluroso aplauso lo brindado por los artistas. Nada ha quedado por resolverse; todo es cuidado. Y armonioso.
La comedia, que por su intriga, el fondo y la atmósfera alegre y satírica, es un ejemplo de construcción dramática. Es también una deliciosa recapitulación de la materia cómica shakespereana y contiene algunas de las escenas más brillantes del dramaturgo. De todas maneras, la peculiar naturaleza de la comedia es difícil de definir y se suele recurrir al contraste para explicar la originalidad del bardo inglés. No hay aquí el objetivo de fustigar los vicios de la época, como en Ben Jonson. Un rasgo esencial en las comedias del autor es el empleo del disfraz, relacionado con el juego de contrastes que se plantea: apariencia y realidad, experiencia e imaginación, naturaleza y cultura.
Es igualmente significativa la existencia de un mundo cómico, habitado por personajes de clase inferior a la de los protagonistas y que ofrece un contraste evidente con el espacio romántico de las parejas. Las comedias suelen terminar en casamientos y en "Noche de reyes" la relación amorosa de los protagonistas forma el nudo argumental. El contraste entre apariencia y realidad subyace en la trama. La suspensión de la normalidad que supone la estancia en el mundo secundario del bosque es efímera; en la comedia de Shakespeare el final feliz está garantizado.
José María Gatto es el director y productor general de "Noche de reyes". Artífice de una mirada "queer" que William Shakespeare agradecería, arremete con la fuerza necesaria para lograr que su objetivo sea trazado minuciosamente. Hoy ha conseguido equilibrar su humor corrosivo con una emoción genuina y dolorosa, nacida de una memoria madurada en las pérdidas. Conduce a todo su equipo con la suficiente madurez y obtiene, como ya dijimos, los mejores resultados. Estrenar es para él una "noche de fiesta", a la que los espectadores son invitados.
Colabora con Gatto un elenco actoral impecable, con la hidalguía como nota, y dispuesto en todo momento por conseguir los mejores resultados. Imposible no resaltar la presencia enorme de Claudio Paz. Irreconocible en un primer momento, su figura de agranda y es una delicia de construcción dramática. Acaricia una espada y la comunicación se enriquece. Alicia Galli es otro portentoso aporte, que gana adeptos (muchos) cuando canta maravillosamente cada tema y sus miradas buscan la complicidad. Es un placer ver y escuchar a Cristian Buffa, que enriquece paso a paso su enorme personaje sobre la base de una entrega indiscutible. Exequiel Maya construye sus actuaciones con una férrea convicción de por dónde deben buscarse las características de las criaturas a interpretar. Eduardo Fessia, ya se sabe, es un excelente actor y brinda una lección con su Malvolio.
Federico Kessler está impecable en su rol y es una delicia verlo padecer los estragos del alcohol; Roberto Francucci disfruta de su personaje y también elude la ingratitud de un beodo; Hernán Rosa acierta en la composición del Duque que todo lo consigue; Mariano Rubiolo contribuye con indisimulable entrega y pasión, del mismo modo que José Ignacio Serralunga, poseedor además de una afiatada voz. Matías Bonfanti está muy bien como Sebastián, y comprende los vericuetos de su rol. Son correctas las intervenciones de Juan José Chiaramello, José Pablo Viso y Hernán Saux.
Párrafo aparte para el vestuario de Osvaldo Pettinari. Mixtura telas, bijouterie y pelucas de un buen gusto notable, que transforman el resultado en un protagonista más del espectáculo. Son excelentes la música del Ensamble de Flautas Dulces de Alejandra Tissembaum; la coreografía de Claudia Correa (es delicioso ver trasladarse a los actores), el diseño de planta de luces de Sergio Robinet y la edición y diseño de sonido de Maximiliano Mazzei. "Noche de reyes" es la madurez en el arte teatral de José María Gatto y para los santafesinos la posibilidad de escuchar la palabra poética de William Shakespeare. Ahora es simple: hay que ir y verla.