Sig Ragga y Los Espíritus: programa doble para una noche única
La banda santafesina seguirá celebrando “En Vivo - Volumen II”, mientras que los de La Paternal llegarán en el cierre de la gira de presentación de “La montaña”. De la creación de este álbum y su año de vida habló el cantante y guitarrista Maxi Prietto con El Litoral.
Los Espíritus (con Prietto al frente, a la derecha) y Sig Ragga, a cara descubierta: referentes de otras formas de sonar y contar en la música argentina. Fotos: Gentileza LE y Loli Godoy
Sig Ragga y Los Espíritus, dos bandas claves del presente musical argentino, se presentarán en Hub (25 de Mayo 3428) en una noche única que tendrá lugar el viernes 22 de noviembre a las 21. Las entradas pueden adquirirse en las boleterías de la sala y de Tribus Club de Arte (República de Siria 3572); también a través de Ticketway (y sus puntos de venta online y físicos).
Sig Ragga se encuentra presentando su disco “En Vivo - Volumen II”, lanzado en mayo de este año, un álbum que cristaliza el viaje de 25 años de historia y lleva a cabo el lenguaje propio de una banda que concibe al arte como forma de habitar el mundo.
Por su parte, Los Espíritus, continúan la gira presentación de su último disco, “La montaña”, luego de una gira que los llevó por México, Estados Unidos y Europea. Sobre crear y mostrar este trabajo, sucesor de “Sancocho Stereo”, habló el Litoral con Maxi Prietto, guitarrista y cantante de una formación que se completa con Felipe “Pipe” Correa (batería), Miguel Mactas (guitarra), Martín Ferbat (Fernández Batmalle, bajo) y Luciano Scalera (percusión).
Montaña urbana
-En “Huracanes” (canción del disco “Agua ardiente”) estaba la frase: “Vamos caminando hacia el sur, vamos hasta la montaña”. ¿Que este álbum se llame “La montaña” es una forma de decir que llegaron a algún lugar?
-No, no significa haber llegado a algún lugar: no tiene un significado tan directo. De hecho, fueron saliendo las canciones, y una de las primeras que salió fue “La montaña”. Cuando apareció la canción, nos parecía que tenía título de disco. Lo dejamos ahí, como siempre pasa con alguna idea que la dejás ahí; después fue pasando el tiempo y cada vez nos parecía más: ya le decíamos “La montaña” al disco cuando todavía estábamos en el proceso de los primeros demos.
Nunca nos pasó eso: por lo general el título viene a lo último; en este caso sabíamos que se llamaba así. Y eso estuvo bueno para mí, porque empecé a hacer las canciones pensando en ese punto de partida; que al final terminó siendo un disco con canciones mucho más urbanas que lo que se imagina por el título. Pero igual me sirvió de inspiración: escribí algunas cosas por fuera de las letras, nunca había hecho eso: tipo relatos, cosas de personajes, cosas que me imaginaba; y después en base a eso componía canciones.
Como también otras, “Avenida Calchaquí” por ejemplo, que tiene más que ver con algo personal; de una época en la que yo trabajaba de mayorista de golosinas en Florencio Varela y pasaba por esa avenida. Habla un poco de esos tiempos.
Cerebros
-Decías que seguías componiendo canciones ya con un concepto o una guía. ¿Cuál pensás que es la identidad que lo distingue? Venían del trabajo anterior (“Sancocho Stereo”) que era de un eclecticismo muy buscado, a través de invitados y participaciones. Acá hay una cosa más orgánica de álbum.
-Sí, “Sancocho Stereo” tenía otro concepto completamente distinto: era todas grabaciones distintas, de distintos momentos, en distintos estudios, de distintos rangos. Y justamente lo que hicimos para unificar todo el disco en el concepto de que era un programa de radio de Los Espíritus. Entonces había invitados, para que todos varíe mucho de canciones: el audio y las voces que también fue algo muy distinto.
Para este queríamos volver al sonido tradicional, como lo que hicimos en "agua ardiente": ir al estudio, grabar, que queden las primeras tomas, lo más fresco posible. Después delegamos completamente en Joe Blaney: ya sabíamos que él lo iba a mezclar, entonces también confiábamos en eso; nosotros nos concentramos en tocar. Cuando se nos ocurrían algunas ideas extras, hacíamos overdubs, lo que sea; todo eso lo mandamos y Joe tenía libertad total para la mezcla: ese fue el sistema de trabajo.
-Joe Blaney es una leyenda mundial: Charly García fue uno de los primeros argentinos que trabajó con él. Trabajaron también con Mario Breuer en la producción del disco. ¿Cómo fue sumarlos, y que aportes decís: “Esto lo definió cada uno”?
-En el estudio, trabajar con Mario Breuer es algo que cualquier músico que vivió esa experiencia, sabe que es un alivio por completo: por la tranquilidad de que sabés que está en todos los detalles; que todo suena como tiene que sonar. Y además porque muy ameno: es muy divertido, ni te das cuenta y de pronto ya todo está sonando. Tiene mucha maestría de años.
En el caso de Joe era puro misterio. Preferí comunicarme por mail, porque era donde podía decirle las ideas por escrito y más claramente; por teléfono me limitaba mucho el idioma, y hablar de cosas técnicas me parecía muy difícil. Entonces preferí manejarme así.
También fue muy efectivo: la primera mezcla que nos mandó fue de la canción “Funeral”, y no suena muy distinto de lo que quedó finalmente; debe tener alguna mínima corrección. Entonces ya cuando escuchamos el audio procesado a su manera, con los criterios que él definió (que son todos decisivos, porque una mezcla es decisiva) ya nos quedamos tranquilos; dijimos: “Listo, ya está: si va a sonar así...” (risas). Jamás habíamos sonado así en la vida; Así que fue muy relajado todo.
Convidados
-En el disco está Juanse, pero también el guitarrista Marc Ribot, que es un celebrado sesionista, hizo un montón de cosas; y Dana Colley, saxofonista de Morphine. ¿Cómo se dieron los contactos y las invitaciones, y cómo fue materialmente hacerlas?
-Al principio no queríamos tener invitados para el disco; queríamos que tenga sentido o nada: no queríamos invitar por invitar. Así que eso quedó muy para el último. Pero justo cuando estamos por ir a grabar se nos había ocurrido hablar con Marc Ribot, que es un guitarrista que a nosotros nos encanta: tanto en sus facetas solistas con Los Cubanos Postizos como también sobre todo las guitarras que hizo con Tom Waits.
Como yo sabía que trabaja con Joe Blaney, le pregunté si había posibilidad; y justo recién llegaba de unas giras dijo que sí, que le copaba. Eso lo grabaron en Nueva York: nosotros justo estábamos por ir a grabar, así que el blues “Directo al hueso” lo grabamos casi sin guitarras, para que él pueda tocar lo que quisiera.
En el caso de Dana Colley le escribí personalmente a él; le pasé el grupo, le copó: ese fue un contacto directo.
Con Juanse en “Avenida Calchaquí”, jodíamos siempre en los ensayos; en la segunda parte decíamos: “Estaría buenísimo que la cante Juanse”; mucho tiempo antes de la grabación. Cuando la ensayábamos yo no cantaba esa parte: “Esta parte la dejo en blanco, porque la va a cantar Juanse”, en chiste.
La hicimos así un tiempo, hasta que al final justo se dio, muy a lo último, que entramos en contacto con él y que justo tuvo un tiempo. Fuimos al estudio que nos sugirió, y fue muy divertido: esa sesión fue muy graciosa. Primero que nos recibió con todo conectado para grabar guitarras, cuando nosotros pensamos que iba a grabar voces nada más.
Al final nos quedamos todos un día: grabó un montón de guitarras, que después le dieron unos riffs muy importantes a la canción. Después hicimos otra sesión en la que sí metió la voz.
Así que fueron tres invitados, muy escuetos, pero todos muy efectivos y todos muy significativos para nosotros: un sueño.
Referencias
-Hablabas de “Avenida Calchaquí” como una historia personal; antes habías hecho “Avenida Corrientes” con Prietto Viaja al Cosmos con Mariano. También alguna gente viste hace como referencia a “Avenida Rivadavia” de Manal, “Avenida Alcorta” de Gustavo Cerati: hay un juego de lo porteño y del rock nacional atravesando por algún lado.
-En el momento en que había hecho “Avenida Corrientes”, dije: “Qué raro hacer una canción que se llama así antes de hacer una llamada '’Avenida Calchaquí’”. Porque aparte nací en la avenida Calchaquí. Siempre me quedó, dije: “No voy a hacer el tema ahora que se llama así, porque acabo de sacar uno que se llama 'Avenida Corrientes’” (risas). Y ahora qué pasó mucho, mucho tiempo, dije: “Bueno, creo que ya pasó suficiente tiempo para que pueda hacer otra canción que se llame ‘Avenida Calchaquí’”.
De esas que mencionás, “Avenida Rivadavia” me parece un temazo, no lo puedo creer: cada vez que lo escuchó me pone de buen humor. No había pensado la identidad del blues a través de los títulos de las calles, pero está bueno.
-Es una cosa muy urbana, pero al mismo tiempo una tensión entre Caba y Conurbano.
-Tal cual.
-También está la voz de Oscar Alemán, la frase que dispara “Navidad”. ¿Cómo fue esa conexión con un artista que es por ahí un referente medio olvidado de la música argentina?
-Oscar Alemán es nuestro guitarrista de cabecera de Los Espíritus; siempre lo tenemos ahí como una especie de héroe. Por ser el mejor guitarrista del mundo (para mí lo es) está muy ninguneado, quedó muy afuera de la historia.
Justo encontré esta entrevista, en la que justo estaba en los tiempos medio “para atrás”; me parecía el colmo que justo a Oscar Alemán le toca estar así una Navidad, a pan y mate: una persona que dio tanto por la música que esté viviendo ese momento. Justo vi la entrevista cuando estábamos por ir a grabar, y corté el sample ese de la entrevista; porque justo teníamos la canción esta que se llamaba “Navidad”. Entonces calzaba perfecto.
La vida del vivo
-“La Montaña” fue presentado en el microestadio de Ferrocarril Oeste en diciembre de 2023. ¿Cómo fue la respuesta del público y qué momentos destacarías de esa presentación?
-La presentación del disco fue en Ferro, y tuvimos de apertura a los Hermanos Gutiérrez, que son un grupo que nos encanta. Tuvimos también varios invitados: estuvo (Daniel) Melingo, estuvo Gustavo Santaolalla: hicimos una versión de “El palacio”, que salió el video, lo pueden ver. La verdad que fue una noche inolvidable.
Cerramos el show con el Piti Fernández de Las Pastillas del Abuelo y Felipe Barrozo de Intoxicados, haciendo una versión de “La rueda que mueve al mundo” que también está para ver.
-Después de haber llevado el disco a los escenarios por un año, ¿han surgido nuevas interpretaciones o formas de entender estas canciones en el contexto del vivo?
Las canciones siempre en el escenario van mutando: una cosa es el estudio, la versión que te imaginás para el disco; después algunas quedan muy parecidas y otras se van deformando, se van estirando, se arman zapadas; depende de la canción. También pasa a veces que las canciones más nuevas se escuchan distintas a las anteriores, y después con el tiempo se vuelve todo parte de un mismo repertorio: se vuelven canciones más hermanadas.
-¿Qué se viene para Los Espíritus en el corto y mediano plazo?
-Ahora nos quedan algunos shows por el país: Rosario, Córdoba, Santa Fe; nos queda un show en Chile. Y ya este sería el cierre de la gira de “La montaña”. Estuvimos presentándolo por todos lados este año; giramos un montón: fuimos a Estados Unidos dos veces, fuimos por Europa; quizás antes de fin de año volvamos a México. Así que viene bastante movida la presentación del disco.
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