Lisandro Plank
Luego de la pausa obligada para los eventos musicales presenciales, Sig Ragga retoma la actividad en vivo y, como en tantas otras oportunidades, harán el primer ritual escénico en su ciudad natal.
Lisandro Plank
El viernes 19, desde las 20, Sig Ragga se presentará en El Óvalo en La Rural (Bv. Pellegrini 3300). Las entradas se pueden adquirir a través del sistema Ticketway.com.ar y sus puntos de venta (Credifé Santa Fe, Esperanza y Rafaela; Nexon Centro, Aristóbulo del Valle, Blas Parera, Santo Tomé y Paraná).
Con más de 20 años de historia, Sig Ragga está compuesto por Gustavo "Tavo"; Cortés (voz, teclados), Ricardo "Pepo"; Cortés (batería, coros), Juanjo Casals (bajo) y Nicolás González (guitarra, coros). A lo largo de su extensa trayectoria, Sig Ragga construyó una impronta artística que, anclada en la música, se enlaza con otros lenguajes escénicos, haciendo que sus recitales en vivo sean rituales que interpelan desde variadas direcciones a sus seguidores.
En sus cuatro placas discográficas (“Sig Ragga” – 2009, “Aquelarre” – 2013, “La Promesa de Thamar” – 2013 y “Relatos de la Luna” – 2020) los santafesinos han obtenido reconocimiento internacional con, por ejemplo, numerosas nominaciones para los Latin Grammy, y a la par han recorrido escenarios de todo el país, y del continente. De hecho, el 16 de noviembre de 2017, la banda tuvo la oportunidad de tocar en vivo la canción “Antonia” en La Premiere de los Latin Grammy, que se realizó en Las Vegas y se transmitió en directo globalmente. Sin embargo, más allá del éxito de su propuesta, los santafesinos han elegido en reiteradas oportunidades a su Santa Fe natal como punto de referencia para sus movimientos. En este caso, luego de una larga pausa ocasionada por la pandemia, harán la vuelta al ritual en su ciudad.
En la antesala de una nueva y especial presentación en vivo, palpitamos este nuevo encuentro dialogando con “Tavo” Cortés, para desandar cómo los trató la cuarentena, cómo fue publicar un disco en ese contexto y cuáles son las novedades en carpeta.
- ¿Cómo fue el 2020 para Sig Ragga y para vos en lo personal?
-Fue un año muy duro. Al principio fue como un shock, de mucha incertidumbre y te diría que un poco de desesperación, sobre todo por cómo iba a desenvolverse la cuestión laboral. Se terminan los shows, se termina la presencialidad y a mí me agarra un año después de mudarme a BS AS. Recién cuando estaba más o menos adaptándome, se vino la Pandemia, el encierro, y fue muy duro. Fue difícil para mí al igual que para todos y para todas, pero particularmente el sector musical, que es el ámbito que me toca de cerca a mí, estábamos muy preocupados. Porque yo vivo de dar clases también; en realidad toda mi actividad gira en relación a la música y a la docencia, y de golpe se cayó todo. Paralelamente estaba presente el miedo ante lo desconocido, porque no sabíamos mucho del virus en ese momento, y justo me agarra viviendo también en el foco más fuerte del país que fue Buenos Aires. Pero ahora pienso que, como tantas otras veces, me salvó la música. Porque me enfoqué en componer y eso fue mi guarida. Así que contrariamente al hecho de todo ese stop al que nos obligó la cuarentena, en lo personal y con el grupo, estuvimos con mucha actividad. Nos enfocamos y desarrollamos material nuevo, nuevas canciones, y compusimos muchísimo. Con lo cual rescato esa manera de resolver el drama con actividad. Con música.
-¿Cuánto influyó tu mudanza a Buenos Aires en tu actividad?
-En mi actividad fue muy favorable, porque se me abrieron muchas ventanas o puertas de algo que yo ya venía pergeñando, pensando, que es la producción. Producir a otros artistas, a otras bandas y al llegar acá se me dio la posibilidad de hacerlo realidad. Al poco tiempo de mudarme empecé a relacionarme con gente que yo ya conocía de diferentes estudios de grabación y se me abrieron oportunidades. A la vez nos asociamos en el trabajo con el Nico -González, guitarrista de la banda- y empezamos a producir. Así que en ese sentido fue muy bueno.
-¿Y con respecto a la actividad de Sig Ragga?
-Y… es un poco más difícil, porque también estuvimos atravesados por la pandemia. Mucho Zoom, mucha videollamada y mucho whatsap (risas). Pero siento que es todo muy reciente, y creo que en algún tiempo sabremos cuánto influyó mi mudanza a la banda. Los extraño, nos extrañamos, pero eso también tiene que ver directamente con la pandemia.
-Si bien habían adelantado una parte en 2019, “Relatos de la Luna” se terminó de publicar en medio del caos de la pandemia ¿Cómo fue su proceso de composición y producción?
-El proceso de producción fue muy similar a cómo trabajamos en el disco anterior (“La Promesa de Thamar”). Lo hicimos nosotros, entre nosotros y en nuestro estudio. En ese momento fue en el estudio que yo tenía en mi casa en Santa Fe, al igual que el que tengo ahora. Y grabamos la mayor parte de esa manera. Salvo las baterías, que fuimos a grabarlas a “el pie” con Edu Bergallo - ingeniero de sonido que ha trabajo con grandes artistas, a la altura de Ceratti, y que acompaña desde sus inicios a Sig Ragga-. Y con respecto a la composición siempre es similar, porque siempre estamos componiendo (risas). Es como una necesidad. Cuando tenemos un disco ya estamos pensando en el próximo. Es lo que nos gusta. Y llenamos carpetas de ideas, y a veces son fragmentos, o partes, y después enlazamos. Lo bueno es que nos tomamos nuestro tiempo. Creo que nos llevó dos o tres años darle forma y para nosotros ese proceso fue y es muy enriquecedor, porque en el trayecto aprendemos mucho. El hecho de grabarnos nosotros mismos nos hace estar aprendiendo siempre. Obviamente también contamos con Edu, que es con quién terminamos dándole forma y puliendo detalles.
¿Cuándo llegará la calma a la ciudad?
-“Disparos en el Aire” parece una fotografía musical de Buenos Aires, y tiene el plus de contar con la participación de Liliana Herrero ¿Cómo se dio este vínculo y por qué eligieron esa canción para que aporte su voz?
-Disparos en el aire en realidad surgió estando en el balcón de mi última casa en Santa Fe, aunque pensándolo quizás coincide un poco con que yo ya había tomado la decisión de mudarme con mi compañera a Buenos Aires. Así que puede ser que, marcado por experiencias anteriores, ya estaba con esa imagen de que me venía a una ciudad con mucha turbulencia. Esa mezcla de estrés y mucha cantidad de información, con niveles de violencia y agresividad más acrecentados, con muchos contrastes, y el ritmo de vida. La música de la canción, me acuerdo que fue una juntada con el Nico y con el Pepo, que les compartí una secuencia de acordes que yo tenía, simplemente una armonía y fuimos dándole forma con los chicos a la parte rítmica y melódica.
Con respecto a la participación de Liliana, fue algo muy lindo. Porque gracias a un asistente que trabaja con nosotros y a la vez con ella, nos hizo saber que a Liliana le gustaba Sig Ragga, con lo que nos maravillamos porque nosotros siempre la admiramos. Y como si fuera poco, ella me terminó invitando a cantar en su último disco, que es de versiones de Fito Páez. Así que eso fue genial, porque aproveche para invitarla a cantar con nosotros, que era algo con lo que siempre habíamos fantaseado. Y lo mejor de todo, es que cuando terminamos de componer “Disparos en el aire” yo la vi a Liliana cantando ese estribillo tan cargado, y después fue una felicidad inmensa cuando sucede todo esto que te cuento, grabamos y el resultado fue tal cual lo que habíamos imaginado en el momento de cerrar la canción.
-También publicaron una versión de “Pensando” junto a Nahuel Pennisi. Lo mismo, ¿Cómo se dio esta producción en conjunto?
-La versión con Nahuel tuvo que ver con el sello discográfico con el que trabajamos, S-Music, que estuvieron trabajando en ese tipo de producciones y nos propusieron la idea de invitar a alguien, y la primera persona que se nos vimos fue Nahuel. Y bueno, nosotros a él lo conocemos desde antes porque siempre nos pareció un músico increíble, y después pasó que muchas veces fue a vernos, con lo cual coincidimos muchas veces en los camarines y aprovechamos la oportunidad para invitarlo a él porque nos imaginábamos hacer esa canción con él, y terminamos muy conformes con lo que terminó resultando de ese encuentro, y con esa versión.
Continuidad de lo indecible
-Cambiamos el año y ya tienen novedades, ¿Qué podés contarme de “Presencias"?
-Bueno, “Presencias” es lo último que presentamos, en formato de single y es un tema que salió en la cuarentena estando acá en Buenos Aires. Un poco entre encuentros con el Nico, traspaso de archivos con los que están en Santa Fe, y redes sociales, y lo fuimos desarrollando. Quizás no fue muy pensada, en el sentido de que en una juntada ya pudimos darle forma a la estrofa, y a la melodía. Después se me vinieron imágenes y la letra y terminó saliendo muy fácil y rápido. Después nos juntamos con mi hermano, que tenía un estribillo y lo ensamblamos. Y la letra es muy íntima, cosas mezcladas. Por un lado, el amor, la relación con mi compañera, y la sensación de girar juntos en el medio del caos, y a la par está el hecho de pensar en gente que ya no está, desde mis viejos, hasta la gente que está en santa fe, que empecé a ver menos… así que está un poco el juego de presencias y ausencias.
-Vuelven a tocar en vivo, y hacen en su ciudad, ¿cómo lo palpitan?
-Ya no damos más (risas). Extrañamos mucho tocar en vivo, así que estamos muy contentos de poder volver a hacer. Porque no es solamente salir a tocar. Extrañamos los ensayos previos, encontrarnos, estar juntos, y también compartir por fuera de lo musical. Es como que los shows traen todo eso otro, ese folcklore nuestro, ese ritual de encuentro. Pero por suerte no sentimos que este tiempo sin shows en vivo haya sido un año perdido, al contrario. Entre todos nos preguntamos “bueno, que se hace cuando no se sale a tocar. Se graba un disco”, así que eso fue un poco lo que nos salvó (risas).
-Después de tantos años junto a Sig Ragga, ¿podrías elegir algún momento en particular para atesorar?
-Tengo muchos, y se me hace difícil elegir uno. Pasamos mucho tiempo juntos. ¡Llevamos más de veinte años! Y en ese tiempo también tuvimos muchos momentos difíciles, contratiempos y frustraciones. Es como que tengo un cúmulo de momentos. Pensando mientras hablo y hablando mientras pienso en la pregunta, se me vienen fragmentos, momentos de felicidad absoluta. Se me viene la primera vez que nos fuimos a otro país, estar caminando en otro país, en una playa de Costa Rica jugando al fútbol con los chicos a la orilla de agua tibia, cosas que yo nunca había conocido y que conocí gracias a la música. A siempre haber seguido adelante con la música. Tocando en vivo, arreglando la sala de ensayo. Y también se me viene cuando pudimos comprarnos los instrumentos, esa sensación de haber entrado a una casa de música y comprarnos cada uno su instrumento, fue genial en su momento porque al principio pedíamos prestado los instrumentos para hacer nuestra música. Así que no (risas), no puedo elegir uno porque, sinceramente, son muchos.