Hace poco más de un mes, los conciertos de la Orquesta Sinfónica Provincial eran un eslabón fundamental de la amplia cartelera cultural de la ciudad de Santa Fe. Sus conciertos de los viernes en el Centro Cultural Provincial eran el punto de encuentro para cientos de melómanos ávidos de escuchar grandes obras de la música académica universal. Hoy, en un contexto completamente diferente por el aislamiento social que impuso la pandemia del coronavirus, una presentación de la Orquesta Sinfónica se ha convertido en una suerte de meta a alcanzar en un futuro incierto, en una tierra que habrá que reconquistar, igual que el resto de las actividades culturales que son sinónimos de encuentro.
Sin embargo, en este tiempo de incertidumbre, los músicos que integran el ensamble decidieron continuar activos desde sus hogares, sin perder del todo el contacto con el público. No sólo continúan cotidianamente con el estudio de sus respectivos instrumentos, sino que también muchos de ellos subieron a las redes sociales (bajo los hashtags #QuedateEnCasa, #OrquestaSantaFeEnCasa y #Cuarentena) pequeños videos basados en fragmentos de reconocidas obras del repertorio universal. Lucas Cantarutti, Ariel Rodríguez y Joel Canalis compartieron parte de una obra de Strauss; la pianista Lilia Salsano hizo lo propio con Chopin, Rubén Carughi compartió un fragmento del “Bolero” de Ravel y la arpista Marcela Méndez un pasaje del Arabesco número 1 de Claude Debussy. También desde el área de prensa de la Orquesta cargaron en las redes fragmentos de distintos conciertos realizados por la Orquesta.
El Litoral convocó a algunos de los músicos del ensamble musical que depende del Ministerio de Cultura de la Provincia, para conocer detalles de la labor que desarrollan en una circunstancia como la que impone la cuarentena. Raúl Vallejos, concertino, señaló que la circunstancia los tomó a todos por sorpresa justo cuando la Orquesta recién estaba comenzando su actividad. “Estando en cuarentena lo que podemos hacer es el estudio individual de cada instrumento, ya sea la técnica como las obras que se van a abordar en la temporada cuando se retome”, consideró.
En la misma línea, el trombonista y docente Rubén Carughi manifestó que el trabajo diario del músico, que se mantiene imperturbable, es el de seguir estudiando el instrumento para “estar a la altura de las exigencias técnicas y artísticas que su labor requiere, no importando si en este momento estamos en plena actividad o no. Por lo tanto, estoy estudiando tanto la parte técnica como los solos orquestales todos los días”.
Respecto a la cantidad de tiempo que el músico debe dedicar dentro de su rutina cotidiana para mantenerse en estado, tanto Vallejos como Carughi coincidieron en que varía según el instrumento, pero que sería en promedio entre 2 y 4 horas por jornada. “En mi caso, el violín requiere muchas horas y años de estudio. Una vez adquirida la técnica, como en el deporte, hay que mantenerse en estado. En una situación normal, estamos entre 6 y 8 horas en contacto con el instrumento. Ahora, 2 a 4 horas por día está bien”, reflexionó Vallejos. Por su parte, Carughi señaló que actualmente estudia entre dos y tres horas diarias. “Podría ser más, pero también debo dar clases virtuales”, explicó.
En estos tiempos de confinamiento preventivo, los ensayos de la orquesta están suspendidos. Ante la consulta respecto de la posibilidad de sustituir los entrenamientos presenciales por algún tipo de instancia mediada por los recursos tecnológicos, tanto Vallejos como Carughi manifestaron que es imposible. “No es compatible el trabajo de la Sinfónica con las redes. Se puede tocar juntos algunas obras, pero requiere de una coordinación particular que no refleja para nada la realidad, por cuestiones de balance de instrumentos y matices. Por otro lado la sincronía que se vive y logra teniendo a los diferentes sonidos cerca en la misma sala, con su debida acústica, es imposible lograrla frente de una cámara. Ni hablar del director, que no puede transmitir su sentir interpretativo como lo hace en vivo”, explicó Vallejos. En tanto que Carughi consideró que “no se puede ensayar utilizando los medios tecnológicos ya que la calidad de sonido no es buena y siempre hay un cierto delay que juega en contra de la parte rítmica”.
“Sería muy difícil organizar ensayos de 80 personas en plataformas digitales, creo que ningún organismo en el mundo pudo hacerlo por ahora. Tal vez si seguimos con esta situación global podríamos hacer conciertos, los músicos que estén en condiciones óptimas de salud y deberíamos ser todos ya que sino no estaría la orgánica completa, en nuestro lugar de ensayo sin público y digitalizarlo para poder compartirlo a través de las plataformas sin correr ningún riesgo. Esto es algo que se hace en algunos lugares, con una buena logística y organización”, señaló por su parte el flautista Cristian Garreffa.
Sin embargo, ambos músicos coincidieron en que la iniciativa de incluir breves videos de los músicos en las redes sociales es positivo para mantener el contacto con el público. “Es achicar la distancia, mostrar la faceta del día a día de cada integrante. Está bueno y sería importante mantenerlo fuera de esta situación. En otra época, durante la gestión del director español Carlos Cuesta se editaba un programa que no sólo daba información del concierto si no que también tenía notas presentando diversos integrantes de la orquesta para conocerlos”, apuntó Vallejos.
En tanto, Carughi manifestó que “la experiencia de grabar esos pequeños videos reveló que la gente tiene un gran deseo de escuchar música, de disfrutar del arte. Las repercusiones fueron extraordinarias y todas alentaron a que sigamos haciéndolo. Por lo tanto creo que debemos pensar seriamente en ir grabando distintos materiales como para que todos puedan pasarla mejor en estos momentos de confinamiento obligatorio”.
Para Garreffa, la función social de los músicos de la orquesta es “brindar música clásica a la comunidad en cada concierto y el hecho de no poder hacerlo en este momento, pero poder enviar nuestros videos, es como una caricia para el ama de esas personas que nos siguen y para ese nuevo público que nos descubre en estos tiempos difíciles”.
La recuperación de los espacios de encuentro en torno a la cultura, una vez superada la pandemia, tendrá seguramente el sabor dulce de lo que se esperó largamente. “Seguramente desde el primer concierto que podamos brindar después de este mundial ‘compás de espera’, el público volverá a seguir a su Orquesta Sinfónica como siempre, con entusiasmo alegría y emoción. Es una gran satisfacción y orgullo integrar el organismo sinfónico, la sociedad nos acompaña desde hace muchisimos años”, se entusiasmó Vallejos.
“Siempre sostengo que el intercambio de energía que se produce entre los músicos y el público es algo único, ya que es temporal, se produce en ese preciso momento, nunca podrá ser reemplazado por un registro discográfico y ese es nuestro mayor tesoro”, opinó Garreffa. En la misma línea, aún en la certeza de que será un proceso que llevará mucho tiempo, Carughi se anima a anticipar que “cuando se pueda realizar el primer concierto será algo que no olvidaremos, tremendamente emotivo”.