Miércoles 6.11.2024
/Última actualización 16:52
“Que tu vida sea tan bella como las flores del estío; y tu muerte, como las hojas otoñales.” Estas palabras de Rabindranath Tagore reflejan su profunda conexión con la belleza de la existencia. Nacido en Calcuta en 1861, Tagore fue un pionero en la poesía, la música y la filosofía, y en 1913 se convirtió en el primer escritor no europeo en recibir el Premio Nobel de Literatura. Su obra estableció un puente cultural entre Oriente y Occidente, y abarcó alrededor de 2.000 poemas, ensayos, cuentos y novelas, escritos en bengalí e inglés.
Una parte fundamental de su vigencia radica en su capacidad para abordar temas universales como el amor, la naturaleza, la vida y la muerte. Sus escritos son un llamado a descubrir la belleza en lo cotidiano, trascendiendo las barreras del tiempo y del espacio. Su influencia pervive en autores como Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges, entre otros. Además de ser un escritor, Tagore fue un educador comprometido, quien abrió espacios para el aprendizaje y la creatividad.
Con Victoria Ocampo en 1924. Foto: Archivo El LitoralHace exactamente un siglo, el 6 de noviembre de 1924, Tagore llegó a Buenos Aires durante un viaje por Sudamérica. Allí mantuvo un profundo contacto con Victoria Ocampo, quien lo admiraba. Debido a una enfermedad, el escritor hindú permaneció más tiempo del previsto en Argentina, lo que fortaleció su vínculo con Ocampo. Ella lo recibió en su residencia de Beccar, un lugar que también fue visitado por personalidades como Albert Camus, Graham Greene e Ígor Stravinsky. La obra “Tagore en las Barrancas de San Isidro”, escrita por Ocampo, sintetiza esta experiencia.
El cruce entre estas dos figuras literarias tuvo repercusiones más amplias, siendo el eje central de la película de Pablo César, “Pensando en él” (2018). La cinta narra dos historias que se entrelazan a través del tiempo: la de un profesor que descubre un libro que lo deslumbra mientras enseña geografía en un centro de detención de menores, y la de Tagore, que llega a Argentina y es acogido por Ocampo. La película también tiene un vínculo con Santa Fe, ya que la cinematografía estuvo a cargo de Carlos Essmann, quien se formó en el Taller de Cine de la UNL.
Póster de la película de 2018. Foto: César Producciones, Johnsons-Suraj Films InternationalEn abril de 2017, El Litoral entrevistó a Essmann sobre el rodaje de esta película. Durante la conversación, el director de fotografía mencionó el principal desafío: “Pablo planteó desde un comienzo que íbamos a rodar en blanco y negro la parte de época y en color la actual, y nos preocupaba cómo funcionarían las transiciones entre las dos historias”. Finalmente, esto se resolvió de manera armoniosa.
Otro vínculo significativo de la visita de Tagore con la capital de nuestra provincia se encuentra en un artículo publicado por el Diario Santa Fe el 6 de noviembre de 1924, titulado “Huésped ilustre”. El texto señala: “De un tiempo a esta parte, el país viene recibiendo la visita de ilustres personalidades, ya por su rango político, ya por su obra literaria o filosófica. Nos hemos inclinado respetuosos y complacidos de acoger a estos maestros que, por donde van, hacen cátedra con su sapiencia”.
El texto que publicó el Diario Santa Fe el jueves 6 de noviembre de 1924. Foto: Archivo / Hemeroteca Digital CastañedaEl artículo menciona la llegada de diversas figuras destacadas, culminando con la visita de Tagore: “No dejaría de ser ociosa una presentación del distinguido huésped, ya que es demasiado conocido por sus brillantes producciones, que han circulado profusamente en Europa y América tras las traducciones realizadas a diversos idiomas”.
El texto también recuerda al doctor Joaquín V. González, fallecido en 1923, uno de los traductores de Tagore en Argentina, y la satisfacción que habrían compartido ambos poetas si puedieran estrecharse las manos, ya que están unidos "por lazos espirituales". “En Buenos Aires, donde es posible que él mismo dé conferencias, ha constituido una comisión de hombres de letras encargada de organizar los actos en su honor”, agrega el artículo, enfatizando el ambiente de admiración que rodeaba al poeta.
Archivo El LitoralY concluye: “No dudamos de que en esta tierra, donde se saben apreciar los méritos de los escritores ilustres, Tagore se encontrará en un ambiente familiar, como si ya hubiera estado entre nosotros. Aunque es la primera vez que lo recibimos en persona, su figura y sus versos nos son tan conocidos que espiritualmente ya ha cruzado los umbrales de nuestros hogares”.
Tagore pasó tres meses en Argentina entre finales de 1924 y principios de 1925, visitando San Isidro, pero también la costa atlántica, en Mar del Plata y Chapadmalal. Su visita, aunque limitada en recorrido, sigue resonando un siglo después: “Sé que en la tarde de un día cualquiera, el sol me dirá su último adiós, con su mano ya violeta, desde el recodo de occidente”.