Favio Posca: “Yo en los ‘90 ya era un tipo inclusivo”
El actor presenta por estos días “Bullshit” el nuevo espectáculo con el que retoma el encuentro presencial con el público tras la pandemia. En una entrevista, habló de eso, de sus proyectos, del tipo de humor que hace y de las claves que hicieron célebres a sus personajes. “Creo que, básicamente, es la identificación”, explicó.
Para mí no existe la diferencia de público, existe el artista que está arriba del escenario. El que te dice “que feo público el público de hoy” es porque él estuvo flojo, consideró Posca. Foto: Gentileza producción
“Bullshit” es el nuevo espectáculo del actor y humorista Favio Posca, cuyos personajes son una referencia permanente para el público argentino desde mediados de los ‘90. Al igual que otras propuestas gestadas dentro de su universo creativo (“Mamá está presa”, “Bad time good face”, “Painkiller”, “Fucking Fucking Yeah Yeah”) el título de este show que llega el 8 de julio a la provincia de Santa Fe, concretamente a la ciudad de Rosario, no adelanta demasiado. Puede ir en cualquier dirección. Tampoco la sinopsis enviada por la producción (“este nuevo show habla de la transición planetaria, de la revelación de la inocencia y de la fuerza del amor que salva”). “En este caso, el nombre es ‘Bulshitt’ pero podría ser Favio Posca y la gente también me identificaría e iría igual al show sin necesidad de un nombre”, aseguró el artista. “Desde lo escenográfico, la puesta de luces y, te diría, desde los hilos conductores de mis espectáculos, nunca fui literal. Puede haber una idea general, pero busco escapar a la literalidad. Por eso mis nombres abarcan mucho”, agregó.
Foto: Gentileza producción
-¿Cuáles son las claves para que tus personajes hayan calado tan profundamente como para que la gente los quiera y los pida?
-Creo que, básicamente, es la identificación. Siempre fueron personajes muy inclusivos, aun cuando no estaba toda esta nueva energía, que me parece genial, de inclusión. Yo ya en los 90 era un tipo inclusivo. Era tan inclusivo que muchos se paraban y se iban porque no soportaban ver a determinados personajes arriba del escenario hablando. Les parecía fuerte. Creo que la gente los quiere porque se identifica. El tipo de risa que genero yo no es cualquier risa, es mucho más visceral, inconsciente, despegada de lo que puede ser la intelectualidad. La gente se ríe casi espasmódicamente. Me dicen que les duele la panza y la cara de tanto reírse. Para que te duela la cara de reírte, tenés que hacerlo desde un lugar muy visceral y sacándole la mente. Eso tiene que ver con la identificación y con algo más subconsciente, que es adonde yo voy. Y la verdad que tienen los personajes también hace que a la gente les encante. Nunca ven a Favio Posca actuando, es el personaje el que dice. Para eso tengo que entrar un verdadero trance, de ida y vuelta energético.
-¿Y eso te pasa en los distintos lugares en que presentás tus espectáculos? ¿Cómo funciona en los diferentes contextos en que los llevás? ¿Pasa más o menos lo mismo?
-Te voy a responder eso con una pregunta que me hizo un periodista en Uruguay. ¿Cómo hacés acá, donde somos más callados y tímidos, con otros tiempos, sin la data de Buenos Aires, para haber venido tantos años y haber conquistado un público tan energético y eufórico? Ahí tenés un ejemplo. Es como que me subo al escenario y los transformo. Para mí no existe la diferencia de público, existe el artista que está arriba del escenario. El que te dice “que feo público el público de hoy” es porque él estuvo flojo arriba del escenario. No creo que haya públicos diferentes. Creo que uno tiene que subir con todo y tiene que ir manejando y catalizando la energía del lugar, porque es en vivo y las energías cambian. En general, el que maneja la energía soy yo arriba del escenario. No hay que echarle la culpa al público, el público paga una entrada y hay que conquistarlo.
Gentileza producción
Repensar el lugar en el mundo
-¿Notaste que después de las restricciones de la pandemia hay una necesidad particular del público de ir a ver espectáculos incluso como una especie de catarsis?
-El otro día, alguien puso en Instagram, por mi show, “hoy hubo misa”, que es algo muy propio de los Redonditos de Ricota también. Creo que sí, que hay una necesidad de divertirse, de reírse, de despegarse un poco de lo que hemos vivido. Pero no solamente de parte del público, sino también de mi parte. Rosario va a ser el primer lugar en Argentina (antes estuvo Uruguay) en el que me voy a subir a un escenario después de dos años, luego de no haber parado durante 30. Desde los ‘90 siempre hice un show detrás del otro. Después de parar, me subí al escenario el otro día como un pibe de 20, recuperé la adrenalina del principiante, pero con 30 años de carrera. Estoy mejor que nunca.
-Una especie de “renacimiento”, una instancia que sirvió para revalorizar cosas que eran rutinarias.
-Creo que tuvo que ver también con cómo yo me tomé todo. Si no hubiera estado esta pandemia no hubiera parado y no se si eso hubiese sido bueno. Dentro de lo terrible que fue, uno tiene que sacar algo que le sirva para seguir evolucionando. Desde lo humano, me sirvió para estar introspectivo, para pasar tiempo con mi familia y pasarlo lo mejor posible. Y desde lo artístico me sirvió también para parar. Muchos me dicen “cómo habrás compuesto canciones, cómo habrás creado en la pandemia”. Y la verdad es que estuve dos años sin dar un paso desde lo creativo. No me forcé en nada. Pensé que tal vez nunca más iba a hacer un show. Pero, de a poco, como las florcitas que aparecen en primavera en un árbol sin hojas, fui creando este show que, para mí, es uno de los mejores.
Experiencias que dejaron huella
-Pese a todo, estuviste haciendo cosas durante la pandemia. Generaste un espectáculo en streaming.
-Desde un lugar estuvo bueno, porque jamás pensé que iba a hacer algo así en mi casa. Es cierto que, en mí accionó desde un lugar, primero, de negativa, de no querer. Me negaba. Me empecé a fijar en lo que estaban haciendo otros. Entonces pensé en un streaming diferente a todos, tal como hago cuando me subo al escenario y soy diferente a todos. Metí una steadycam en mi casa, una puesta de luces con una directora de cine que filmó todo con un asistente de cámara. Hice una puesta en toda mi casa, donde cada personaje habitaba un lugar. Y, encima, tenía músicos en vivo. Terminó siendo un golazo, algo realmente bueno. Arranqué haciendo una fecha y terminé haciendo siete. Pero me refería a volver al teatro, algo que no forcé. Ahora arranco por el país para que el reencuentro con la gente sea poco a poco. Por ahora, son fechas por el país en ciudades que amo.
-¿Cómo fue tu experiencia en el programa Dos20 de la Televisión Pública, en el cual participaste en un unitario con Carlos Belloso?
-Hermosa en todo sentido y a la vez diferente. Un desafío. Es como una pequeña obra de teatro porque no hubo cortes, solamente para los planos. Trabajar con Carlos fue hermoso, somos amigos y compañeros de los suburbios teatrales del Parakultural. Es más, me propusieron el proyecto y pregunté con quién tenía que trabajar. Me dejaron elegir y nombré a Carlos, así que a Belloso lo convoqué yo. Para un proyecto así necesitás un coequiper muy afín.
Foto: Gentileza producción
Lo que viene
-¿Cuáles son tus proyectos para el corto y mediano plazo?
-Básicamente seguir con “Bulshit”, que recién arranca. También ir viendo qué fechas tengo. Hay una propuesta bastante firme para ir a Madrid en enero. Antes de la pandemia hicimos teatro ahí y nos fue bárbaro. Planté bandera y la gente se copó muchísimo, la idea es volver. Además se estrenó la serie “Porno y helado” de Martín Piroyansky en la que participo, y se va a estrenar “El presidente II”, que también hice y fue un desafío tremendo.