Viernes 14.10.2022
/Última actualización 10:07
“Lila” es el título del unipersonal musical-teatral escrito y protagonizado por Ulises Puiggrós bajo la dirección de Débora Longobardi. La propuesta escénica, aclamada por la crítica, se adentra en la biografía de Lila, una famosa cantante trans que llega a Buenos Aires luego de muchos años en España para hacer su primer show en Argentina. Aunque lo que la motiva a este regreso a sus raíces es algo mucho más íntimo. A lo largo de la hora y diez en que se extiende la obra (que irá alternando momentos de su show y otros en el camarín) la artista irá develando distintas capas de su presente y examinará un pasado con el cual intenta reconciliarse.
Puiggrós combina la interpretación de canciones románticas, elementos del stand up y momentos más confesionales. Foto: José CicalaLila es un personaje creado por Ulises con diferentes historias de la comunidad trans como materia prima y emerge como un modelo de superación. Es que, en el fondo, se trata de una mujer trans cuyo deseo principal es ser aceptada, pero que en ese camino logró lo impensado. En la propuesta, que luego de dos temporadas de Buenos Aires llega a Santa Fe para luego continuar su gira en Chile, Puiggrós combina la interpretación de canciones románticas, elementos del stand up y momentos más confesionales planteados en el interior de su camarín. Habrá una doble presentación en la capital provincial: sábado 15 y domingo 16 de octubre en la Sala Marechal del Teatro (San Martín 2020). En la previa, el actor aceptó charlar con este medio sobre el proceso que originó la obra.
-¿Cómo fue la construcción del personaje de Lila, que es el eje de la puesta y sintetiza diversas problemáticas y vivencias de la comunidad trans?
-Fue lo más difícil y lo que más miedo me daba. Sabía que el texto, que está basado en relatos de amigas trans, específicamente de una, estaba bien. Sobre todo porque estaba chequeado por ella misma y por (el dramaturgo y director) Javier Daulte. Pero cuando decidí ponerle el cuerpo, me di cuenta que no iba a poder ensayar de la misma forma que en otras obras de teatro, donde empezás a aprender el texto para ver hacia qué dirección va el personaje. Entendí que, hasta el momento en que yo no me viera como Lila, no iba a poder empezar a hacer nada, porque es algo que está alejado de mí y desconozco. Primero tenía que iniciar la transformación. Entonces, decidí hacerlo desde un lugar diferente: en lugar de ir desde adentro hacia afuera, fui desde afuera hacia adentro. Tuve que encontrar a Lila desde las formas para después poder empezar a trabajarla como personaje. Cuando sentí que había encontrado una imagen creíble y femenina, empecé a trabajar el texto, los sentimientos, los movimientos y las maneras de mirar. Para eso, tuve asesoramiento de chicas trans.
"Siempre encaré el trabajo con mucho respeto", manifestó Ulises. Foto: José Cicala-Te sacó de tu zona de confort como artista.
-Si, totalmente. La primera vez que me vestí de mujer me miré al espejo y pensé: “esto así no va, no funciona”. Es que la gente no tiene que ver a un actor disfrazado de mujer, tiene que creer que soy esa mujer trans que está contando su vida en el escenario. Que, además, es una cantante que viene haciendo eso hace años. Decidí avanzar, llegó la pandemia y eso me obligó a trabajar, en la soledad de mi casa. Empecé a maquillarme, a caminar con los zapatos, a repetir el texto en voz alta, a mirar películas. Me basé en algunas artistas españolas famosas como Rocío Jurado. Tomé cosas de ellas y también de amigas mías que son trans.
-Varios comentarios sobre la obra ponen el acento en la influencia de la obra cinematográfica de Pedro Almodóvar. ¿Eso fue premeditado?
-Creo que fue inconsciente. Si debo decir que soy fanático de Almodóvar y que ví todas sus películas. Ese mundo siempre me atrajo. Eso que, en una época, parecía inventado y bizarro, pero en realidad era algo que sucedía y no se mostraba. Creo que la gente también asoció con eso porque yo, para alejarme aún más de Ulises, decidí que Lila hable en español. No porque fuera española, sino porque vivió muchos años en Madrid. Y cuando vuelve a la Argentina para brindar su show, sigue hablando en español. Reniega de sus raíces porque la rechazaron. Creo que eso refuerza lo almodovariano.
-Además de actuar, cantás. ¿Cómo fue introducirse en esa otra faceta?
-Fue todo muy difícil. Encontrar mi parte femenina en Lila, verme y reconocerme fue la primera etapa. Después tuve que aprender a moverme como una mujer y a cantar. Tuve que incorporar un montón de cosas nuevas y pensar cómo hacerlas. Fue complejo, pero tengo un coach vocal excelente, Marcelo Velazco. Fuimos encontrando la voz de Lila y su manera de cantar.
“La gente cree que soy Lila”
-¿Qué pasó con la obra en el recorrido que hizo hasta el momento por los escenarios?
-Al principio tenía bastante miedo, a pesar de que el personaje está ideado para empatizar con todo tipo de público y es lo que sucede. Pero no sabía cómo iba a caer la obra ni cómo me iba a sentir yo haciéndola. Siempre encaré el trabajo con mucho respeto, porque tengo muchas amigas trans y el espectáculo está basado en ellas. No quería faltarle el respeto a la comunidad trans ni en lo que contaba ni en las características del personaje. El día que me vinieron a ver ellas, las verdaderas protagonistas de mi obra, y se emocionaron pensé que lo más importante ya estaba. Si podía representarlas, mi trabajo estaba hecho. Después, cuando llegó gente que no me conocía y pensó que yo era Lila y me felicitó por lo valiente que era, me dí cuenta de que la obra estaba lograda.