Teresa Parodi: Patria y memoria, guardadas en canciones
La cantautora nacida en Corrientes llegará en el marco del tramo litoraleño de la presentación de “Retrato de familia”, su último álbum, grabado junto a hijos y nietos, como así también figuras de la música nacional. En la previa, conversó con El Litoral sobre este trabajo, sobre su más reciente single, sus próximos proyectos, y su mirada comprometida con la realidad nacional.
Siempre activa: Parodi fue la primera ministra de Cultura de la Nación, acompaña activamente las causas sociales, y es una activa dirigente en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic). Foto: Gentileza Sony Music
En el marco de su gira nacional presentando su último disco “Retrato de familia”, la reconocida autora, compositora y cantora Teresa Parodi, visitará la ciudad de Santa Fe ofreciendo un concierto en el que recreará los temas de su reciente trabajo discográfico, además de los clásicos de su inmensa obra. Será el próximo sábado 22 de marzo a las 21, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Las entradas pueden adquirirse en la boletería de la sala y a través de Ticketway (puntos de venta online y físicos)
“Retrato de familia” es un nuevo paso en su permanente evolución musical, donde aborda géneros folclóricos de distintas regiones culturales de Argentina aportándoles nuevos sonidos y giros compositivos. También se presentarán canciones nuevas, como “Siempre a la misma hora”, reciente single (con videoclip dirigido por Camila Navarro), adelanto de un próximo material. De todo esto, y de los temas sociales que la animan, habló la cantautora con El Litoral.
La portada de “Retrato de familia”, con todos los participantes: la familia de sangre, la musical, y las nuevas generaciones que colaboran con Teresa. Foto: Gentileza Sony Music
Profesión compartida
-En “Retrato de familia” participan tus hijos y tus nietos. ¿Cómo se dio esa forma familiar de trabajar?
-Todos mis nietos que están en este disco, y mis dos hijos que están, son músicos. Iba de suyo que en algún momento iba a pasar esto, porque la música está en nuestra vida con mucha tranquilidad. Por si esto fuera poco, los tres nietos que me acompañan son profesores de música, tienen su propio grupo, hace mucho que trabajan en la música, son muy serios y responsables. Si no, tampoco haría un disco con mi familia porque es mi familia, y porque de entrecasa tocamos un poco la guitarra.
No haría eso jamás, porque no le haría bien a la música, fundamentalmente, ni a mí ni a ellos: tocan conmigo porque son tremendamente comprometidos con lo que hacen. Y para mí es muy emocionante que al mismo tiempo esté este vínculo familiar: verlos crecer como músicos, prepararse para ello, y haber abrazado esta profesión con una convicción absoluta de búsqueda y estudio permanente.
Es como ver los frutos de semillas que plantaste, sin saberlo, además; porque no es que yo dije: “Bueno, a partir de ahora todos tienen que ser músicos”. No: la música estuvo en la vida de los padres de ellos y de ellos mismos, con toda naturalidad. Era un lenguaje que practicábamos en conjunto, era mi profesión, y luego empezó a ser la profesión de ellos.
Fue un disfrute muy grande; y esta etapa de mi vida, pese a todo lo que nos rodea que es tan tremendo (y que por momentos cuesta atravesar), es para mí muy hermosa: miro mi alrededor y estoy rodeada de ellos, que están tocando con esa seriedad y ese amor que creo que hay que tener con la profesión que uno elija. Sobre todo en esta clase de profesión, que está tan conectada con lo emocional.
También están músicos y gente que trabaja a la par de cualquier concierto, de cualquier gira, que ya son mi familia musical: por eso la tapa tiene tanta gente en la foto (risas). Es una tapa colectiva, porque creo que nada se hace solo. Más que nunca ahora quiero reafirmarme en lo colectivo; demostrando que lo colectivo es lo que verdaderamente funciona para que algo este se pueda concretar. Con esfuerzo, pero también con amor y con trabajo, estudio y compromiso.
Eso es lo que refleja ese disco. Ahora estoy haciendo algunas giras con todo el grupo que armé, pero a veces los lugares son más pequeños y solamente voy (como voy a hacer ahora en Santa Fe, Paraná y Rosario) con dos de mis nietos: son Emilia (que dirige el grupo y es la arregladora y pianista) y Ezequiel, su hermano (que toca la guitarra de siete cuerdas, y también tiene que ver con los arreglos).
Viejos y nuevos compañeros
-Hablando de lo colectivo, en el disco hay varios invitados. Algunos viejos compañeros y otros más nuevos: están León Gieco, Víctor Heredia, Juan Falú; pero está también Lula Bertoldi de Eruca Sativa, por ejemplo. ¿Cómo fue trabajar con toda esta diversidad para llegar al resultado final?
-Siempre he tendido puentes (porque creo que la música es un puente) hacia las nuevas generaciones, porque me interesan mucho; de hecho, estoy acompañada por toda gente joven en este momento. Pero siempre tuve esa necesidad, porque creo que uno aprende siempre de todo: yo aprendí de mis mayores, de mis pares, pero también aprendo de las nuevas generaciones, porque abren puertas, caminos bellísimos, que conducen a otras formas expresivas de la misma música que amamos, con miradas (hasta insolentes por momentos, pero preciosas) que te abren la cabeza.
Me gusta que me pase eso: que me asombren, que me provoquen, que me convoquen, que me hagan querer estar ahí, en ese diálogo hermoso con las nuevas generaciones. Por eso grabé todo un disco con una autora muy joven como es Ana Prada, uruguaya, que también está muy vinculada al río. Un disco de canciones, compusimos juntas; no es que no es que solamente cantamos tipo “te invito, vení”.
Compusimos juntas de orilla a orilla, porque lo hacíamos por mail, era muy gracioso: yo le mandaba las letras y ella me mandaba a la vez audios por mail, para que yo pueda escuchar. Hasta que tuvimos todo el trabajo discográfico hecho y ella se vino a Buenos Aires y trabajamos acá un poco más: lo presentamos acá y lo grabamos en Buenos Aires, en Sony.
Eso me abrió mucho la cabeza: me sorprendían las formas en que ella resolvía con algunas melodías, también con las letras, y me encantaba que me pase eso: “Guau, mirá por dónde va”.
-Ella también habla muy bien de ese proceso.
-Sí, además fue muy gracioso, y fue una conversación entre dos generaciones; porque Ana puede ser mi hija, tiene la edad, de hecho, de mi hija. Y era preciosa esa conversación, cómo nos íbamos acercando y cómo encontrábamos ese punto en común que nos hacía cantar.
Siempre hice eso, por eso fui a buscar a esas voces: está Ana en esa en esa canción (“Donde quiera que van”), está Lula Bertoldi, que me gusta muchísimo lo que hace con su grupo: la música que producen y el compromiso que tiene ese hermoso grupo en la música popular. Está también Ivonne Guzmán, que es la solista de La Delio Valdez, que me encanta como canta. Está Nadia Larcher, que es una de las grandes voces de la nueva generación de música argentina.
Fue un placer: el día de la grabación era un cotorreo, nos divertimos, no parábamos de disfrutar de estar juntas, de cantar juntas. Como también fue hermoso y emocionante cantar con mis amigos León y Víctor: hoy la tecnología es tan extraordinaria. ¿Sabés dónde grabamos las voces? Acá en mi casa, sentados en el living; mirándonos como si estuviéramos en una reunión de amigos, cantando. Porque Manu Sija, un chico talentosísimo que es el productor de este disco, se vino con la computadora, se sentó, nos puso los micrófonos en el living de mi casa (hay un gran silencio, porque está en el centro de manzana) y grabamos los tres mirándonos. Fue tan lindo, éramos como si estuviéramos hablando: cantaba uno, cantaba la otra, cantaba el otro, cantábamos los tres.
Fue precioso como grabamos eso, con una paz y una emoción también, porque está dedicada a Hebe (de Bonafini) esa canción (“Siempre viva”): los tres la queríamos mucho, y ella nos quería mucho. Por eso los busqué a ellos como cómplices, como hermanos, con esa madre que (más allá de que fue o es la madre de todos, no se termina de ser madre nunca) es también nuestra madre en lo particular y lo personal, porque nos tenía de hijos, con mucho amor.
La grabación de este disco me dio muchas alegrías, como grabar frente a frente con Falú: es la primera vez que estamos los dos solos. Hice todo un trabajo con Falú y Liliana Herrero, “Mojones”, que también es un trabajo precioso que quiero mucho: una obra conceptual que compusimos Juan y yo y la que cantamos con Liliana Herrero. Más allá de eso, nunca habíamos tocado los dos solos. Así que fue muy lindo grabar esa zamba que compusimos juntos los dos, en un gran clima que se creó en el estudio, de una sola toma.
Alma popular
-Así como en “Siempre viva” está esta celebración a Hebe, hay canciones que homenajean a Mercedes Sosa, Violeta Parra, Ramona Galarza. ¿Cómo es recuperar esas figuras que están en el imaginario, pero quizás no siempre las tenemos en el lugar en que debieran estar?
-Eso es una tarea de nosotros como pueblo, más allá de los músicos, que también tenemos que tener siempre a mano ese legado, esa memoria. De ahí venimos, eso somos. Creo que la canción el popular tiene ese destino: guardar una memoria colectiva, la memoria de una Patria, un sonido de una Patria en la que todos nos reconocemos. O sea que por más que ahora no esté en los medios de comunicación todo lo que debería estar, está en el sentimiento popular.
En los conciertos lo veo: nombrás a cualquiera de estas personas, o cantás alguna canción que tenga que ver con ellas, y se arma inmediatamente una conmoción generalizada, y todo el mundo se siente identificado con ese nombre, con ese recuerdo, con esa representación argentina que tienen estos grandes artistas. En el caso de las que nombraste, están en mí, están en mi música, y están también en la memoria de la gente.
Es una etapa en la que hay que seguir sosteniendo este canto. Más allá de que ya convivimos con otras formas de la música, que son muy interesantes y que a mí en lo particular me parece que ya están dando grandes frutos, pero que en algún momento van a dar más todavía: porque están en plena ebullición, como por ejemplo esa música que damos en llamar “urbana”; que tiene ya referentes muy fuertes, que están diciendo muchas cosas con nuevas maneras de expresarse a través de la música y la palabra. Creo en ese tipo de fusiones que se dan naturalmente en el mismo pueblo, y que es un semillero en el que aparecen muchísimas cosas interesantísimas e importantes.
Más allá de eso, como ahora se puede estudiar en forma académica, sistematizada, la música popular (en distintas carreras que hay en universidades en todo el país), están apareciendo músicos argentinos con una formación sólida, con un gran conocimiento de la música popular riquísima que tiene nuestro país, tan ligada a Latinoamérica, que a mí me deja tranquila eso. Esa música por lo bajo sigue siendo; sigue en infinitos caminos, que a lo mejor son invisibles para el mercado, pero existen y los sostienen los mismos músicos y la misma gente que sigue amando esa manera de hacer la música argentina.
Historia cíclica
-En esta gira, además de las canciones más nuevas, hay clásicos de tu repertorio. ¿Cuánto hay del disco, cuánto de canciones más clásicas y cómo se elige en este contexto?
-Canto mis canciones nuevas porque creo que un compositor o una compositora lo que primero que tiene que hacer es compartir con el destinatario; que es finalmente el pueblo, el que te escucha, el que sigue tu trabajo. No termina de nacer la canción hasta que vos no la mostrás. Eso para un autor y compositor es un momento muy importante, como un nacimiento: Es una cosa preciosa cuando pasa eso con una canción que todavía no fue grabada.
En este concierto va a haber clásicos, las canciones de mi último disco, y canciones que ni siquiera fueron grabadas. Creo que tiene que ser como una conversación donde aparece todo: lo pasado, lo actual y el futuro más inmediato, que es lo que nos preocupa o lo que nos mantiene con expectativas: seguimos trabajando en construir ese futuro, como tarea colectiva.
Todo eso va a estar en las canciones que seleccioné para estos encuentros con ustedes. Pero, además, en ese momento que yo voy a andar por esa zona, estamos recordando una fecha muy clave en la historia de nuestro país; que no debemos pasar por alto; que debemos recordar hoy más que nunca: estamos viviendo en un tiempo de negacionismo que es muy peligroso. Estamos viendo que regresan un montón de políticas que parecían absolutamente superadas, y que era imposible (teníamos esa idea como pueblo) que volvieran a suceder. Y sin embargo están sucediendo.
Hay situaciones como la del otro día, la represión en la plaza del Congreso, imágenes tremendas que vimos que nos estremecieron a todos. Hace veintipico de años escribí una canción que se llama “Que no nos toquen los viejos”, en una situación idéntica que había pasado en el gobierno de Carlos Menem, cuando era ministro de economía (Domingo) Cavallo. Habíamos ido un grupo de artistas a acompañar a los jubilados y jubiladas que estaban expresándose en la plaza, para cantar con ellos. Y de golpe salió la Policía y empezó a reprimir, de manera imposible de creer; me volví a mi casa con una angustia tremenda, y con ese dolor escribí la canción.
Ayer (por el viernes pasado) estuvo circulando todo el tiempo esa canción por redes, por todos lados y mucha gente me preguntaba: “¿Vos la escribiste ahora?”. “No, la escribí hace veintipico de años”. La historia es circular, se repite: esto ya lo vivimos, ya nos hizo un daño tremendo. En algún momento el pueblo se va a terminar de acordar, de dar cuenta (si es que las nuevas generaciones no lo vivieron, y no lo pueden saber, más allá de lo que nosotros les contamos) esto se va a revertir nuevamente. Porque un país, un pueblo que ama la libertad y que sueña con la democracia, y que quiere vivir en democracia no puede quedarse callado: en algún momento va a salir y va a decir “basta”, como ya lo hizo otras veces.
-Son ese tipo de canciones que uno preferiría que no vuelvan a tener que circular.
-Ya lo hicimos, ya a esta página la dimos vuelta. Ayer la gente me la mandaba porque por ahí te olvidás: yo la grabé en vivo esa canción, la versión que está circulando es la grabación en vivo. Me llegaba a mí misma mi canción por las redes. Liliana Herrero me decía: “¿Cómo no me acuerdo de esa canción?”. “Liliana, tiene más de 20 años, ¿cómo te vas a acordar? ¿Por qué te vas a acordar? Yo creo muchas canciones”. Nos reíamos las dos.
En un momento la letra dice: “Ya nos quitaron futuro / de la justicia ni hablemos / no nos quedemos callados / que no nos toquen los viejos”. Empieza: “Aunque los corran a palos / qué hermoso cantan los viejos / la dignidad los levanta / sobre el dolor, insurrectos”.
Las canciones guardan esa memoria. Por esta persecución que hay a los dirigentes sociales, a la gente que trabaja acompañando a la gente; todos los dirigentes sociales, los comedores que trabajan hace años acompañando a la gente y que lo mismo siguen, aunque el estado esté o no esté; volví a cantar “El ángel de la bicicleta” de León Gieco: “Bajen las armas que aquí solo hay pibe comiendo”.
Hay una Patria guardada ahí, una memoria. Es como: “Mirá, atendé, esto otra vez está pasando”.
-Así como “El ángel de la bicicleta” era sobre Pocho Leprati, ahora, en las marchas de los jubilados vuelve a aparecer la imagen de Norma Plá: es importante esa recuperación.
-Era a Norma Plá que la castigaban aquel día, esos jubilados y jubiladas que estaban con ella. Tenés razón: reivindicamos a esas personas que hicieron esa tremenda lucha, lograron ser escuchados, y que ahora nuevamente estamos ante la misma situación exacta con la misma reacción del otro lado. Son los mismos los que nos vuelven a castigar, y somos los mismos los que vamos a hacer los reclamos que son justos y democráticos.
Portada de “Siempre a la misma hora”, primer adelanto de lo que será el próximo material de la artista, inspirada en una escena “naturalizada”. Foto: Gentileza Sony Music
Postal urbana
-“Siempre a la misma hora” es una canción que salió a fin del año pasado, después del disco. ¿Cómo fue el proceso de gestación?
¿Viste cuando hay algo que te conmociona (para un creador, alguien que hace canciones como yo), que te queda guardado como una emoción, que te provocó algo mirando eso, viendo eso, encontrándote con eso? Uno no decide cuándo: de golpe puede ser una canción, o no ser nunca una canción, o ser parte de una canción entre otras cosas.
Esa escena que relata la canción, yo la veía todos los días al volver a mi casa de Sadaic, Sociedad Argentina de Autores y Compositores, a la que pertenezco y a la que voy todos los días. Venía yo caminando porque me queda muy cerca; y de golpe cuando llegaba a la esquina, a la vuelta de mi casa, empezaba a escuchar el sonido de ese carro avanzando; y empezaba a escuchar la voz de ese muchacho joven que venía jugando con un niño. Y yo me detenía un poco en la esquina para verlo pasar.
Deduje que era su hijo, nunca hablé una palabra con él. Tenía el cabello muy enrulado, y el nenito (que a veces llevaba sobre los hombros, a veces sentado en el manubrio del carro, a veces alzado) iba jugando con él y cantando, y él le cantaba cosas. Me imaginé que eran padre e hijo, y me producía mucha emoción ver la energía y la alegría con que ese muchacho joven, con ese niño, iba trabajando en algo que mucha gente mira con indiferencia. Es un trabajo digno, pero que nuestro país haya llegado a eso (justamente aquello fue después del 2001, más o menos, con el Tren Blanco), que hayamos naturalizado eso como imagen de la ciudad, me producía muchas cosas.
Entonces escribí la canción, después de haber grabado el disco; y sentí la necesidad de cantarla, de grabarla. Entonces hablé con Sony, estoy preparando un nuevo disco (esta canción va a ser parte) y entonces la grabé. Para esto convoqué a otro de mis nietos, que hace rap y que es muy serio como lo hace. Tiene una parte rapeada con un texto que escribió él, se llama Octavio Parodi (Okto).
Lamentablemente a esta gira que voy a hacer por la zona no lo puedo llevar a Octavio. Porque además es actor y está trabajando bien, por suerte. Así que voy a cantarla sin ese rapeo; la canción nació así, sin el rapeo, pero después yo lo convidé a hacer esa participación y me gustó mucho lo que él hizo, por eso está grabada.
Próximos pasos
-¿Qué plazos te ponés para ese disco, y qué otros proyectos también hay en carpeta?
-Lo que estoy haciendo ahora es seguir presentando ese disco, pero también las nuevas canciones que sigo haciendo, como es la dinámica de mi trabajo siempre, viajando por el país. Este sábado (por el pasado) estoy acá en la provincia de Buenos Aires, luego voy a estar con ustedes; después voy a volver a la provincia de Buenos Aires. Quiero hacer una experiencia hermosa: tengo hace mucho tiempo ganas de hacer el Galpón Catalinas, que es un espacio emblemático de la cultura popular en la Capital Federal. Un lugar donde el barrio hace teatro: ahí se hace todavía una obra de teatro colectiva que se llama “El fulgor argentino”, que es una joya. En ese Galpón voy a cantar ahora en abril: estoy muy feliz con poder hacerlo, porque en general ellos hacen más teatro que música.
Más allá de las presentaciones que voy teniendo aquí, que voy a hacer en el Litoral más arriba (en Corrientes, Chaco, Resistencia, Formosa), en julio me voy a Italia de nuevo: el año pasado estuve y ahora voy a volver a ir con estos dos nietos míos mayores queme están acompañando en este momento. Soy invitada en esta oportunidad de una orquesta étnica de 25 músicos, donde hay tres argentinos.
Me invitaron a hacer mis canciones en el marco de varios conciertos que ellos van a dar: sería como la solista invitada. Voy con mis dos nietos, porque mi música es muy específica: la forma de tocar el chamamé y todo lo demás, tiene que tener ese swing, ese conocimiento muy de cerca que tienen mis dos nietos. Por eso voy con ellos, como ya fui el año pasado en una gira hermosa que hice por toda Italia. Ahora vuelvo contratada por esta orquesta para una serie de conciertos.
Y en el medio la preparación y ya grabación del disco que seguramente haría mi regreso de Italia. Probablemente haga otras cosas en Europa, que están en preparación: alguna cosa en Suiza y en España, lugares que vamos a ir coordinando para, ya que estoy allá, hacer un poco más de ciudades y de países.
-La idea sería a la vuelta entrar al estudio.
-A la vuelta ya sería que tenga todo el resto del material pensado y ensayado, porque hace muchos años que entro a grabar prácticamente como si tocáramos en vivo. Ensayamos los temas profundamente, en salas de ensayo. Porque confío mucho en el momento de grabar todos juntos: cada uno en su espacio, debidamente acustizado, pero todos escuchándome y yo escuchando a todos.
Hace como 14 discos que grabo así, porque siento que ahí como nunca se toca el carozo de la canción: nos va emocionando; ya la trabajamos, entonces cuando sentimos que estamos grabando, es bellísimo ese momento: ahí aparecen tomas que no se pueden creer. Porque hay un diálogo natural que se va dando, eso es posible en la música popular: te podés escapar por la tangente, y de golpe improvisás y pasa una maravilla: qué suerte que quedó grabada. No sólo en el canto, sino también entre los instrumentos.
Grabé, por supuesto, de todas las formas: tengo 33 discos, hace no sé cuántos años que grabo; de cuando solo se podía grabar en estudio, con la cinta esa gigantesca, que era increíble cuando la cortaban para armar las canciones. Que vos pensabas: “Uy, me van a cortar”, porque sentías que el técnico pasaba la cinta y hacía un ruido; el tipo sabía cuándo no había más música, cortaba con una tijera y vos decías: “Dios mío”, pero no cortaba nada de la música. Era una época prehistórica, donde se grababa la base primero y después ibas y ponían la voz.
Ahora por suerte ya existe una tecnología extraordinaria que te permite, como te dije, que venga Manu Sija a mi casa, que estén León y Víctor, y nosotros (como si estuviéramos charlando) grabando una canción que queda perfecta en un disco, con una sonoridad tremenda. Por eso digo que es muy importante para mí grabar en vivo; así que seguramente ensayaremos y entraremos al estudio con el disco ya masticado.
-Al mismo tiempo es otra circularidad, porque las primeras formas de grabación también eran con todos los músicos en vivo y la toma compartida.
-Sí, claro. A eso no llegué. Si vamos a hablar de épocas pretéritas, se tocaba en vivo dos guitarras con un solo micrófono de aire, imaginate. Yo llegué a la época en que vos grababas toda la base y luego entraba el solista de canto y cantaba sobre la base ya grabada. Esa fue la época mía: vos escuchabas y cantabas.
Salía hermoso, no estoy diciendo que no; pero quiero decir que ahora tiene como mucha más vitalidad: es mucho más rico, hay mucha espontaneidad cuando se graba de esa manera.
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