Lunes 9.5.2022
/Última actualización 23:07
El año pasado la novela “La Bestia” ganó el prestigioso Premio Planeta. Llevaba la firma de Carmen Mola. Ahí se conoció que este era, en realidad, el seudónimo de los escritores españoles Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, quienes ya habían escrito a “seis manos” otros libros. Desde entonces, se vieron obligados a contar en reiteradas ocasiones como es la aventura de la creación literaria colectiva. Y a revelar detalles del proceso que derivó en la última novela, que es al mismo tiempo un lienzo implacable de Madrid durante la epidemia de cólera de 1834, un thriller sobre un asesino serial de niñas y una aguda crítica sobre las diferencias sociales de aquel momento. En el marco de su participación en la Feria del Libro de Buenos Aires, Díaz, Martínez y Mercero se hicieron un espacio para charlar, en forma virtual, con este medio.
-El contexto en el que transcurren los hechos, ese Madrid trastornado por la epidemia de cólera, es prácticamente un personaje más, con peso propio. ¿Cuáles fueron las fuentes utilizadas para poder sumergir al lector en ese ambiente tan particular?
-Jorge Díaz: Cuando uno empieza a escribir una novela histórica hay una cosa buena: no hay nadie que lo haya conocido, entonces tienes la posibilidad de recrear con imaginación. También hay una cosa mala: no tienes a nadie que te lo cuente en primera persona. Hay novelas de la época, afortunadamente tenemos a (Benito) Pérez Galdós, que es una especie de cronista del Madrid del siglo XIX en el que se puede encontrar todo. Pero después tenemos a otros autores de la época que escribían en los periódicos y hablaban de las costumbres madrileñas. Entre eso, muchas visitas a museos y una reconstrucción de la cartografía de la ciudad, fuimos encontrando un Madrid que nos apasionaba, que estaba en un cambio de época clarísimo. Un momento en que la ciudad podía triunfar o caerse. Afortunadamente salió adelante. Reconstruimos esa ciudad durísima, pero en la cual nos sentíamos cómodos, a gusto, desde el punto de vista de la escritura. Obviamente vivir allí hubiera sido un drama.
Gentileza Planeta / Kike Carbajal D.RFoto: Gentileza Planeta / Kike Carbajal
Una huérfana contra el mundo
-Si bien a lo largo de toda la novela sobresale el thriller, y en este sentido el misterio realmente atrapa al lector, hay varios condimentos de crítica social, que sacuden al lector. ¿Cómo se hace para balancear los contenidos durante el proceso de escritura?
-Agustín Martínez: Tenemos la sensación de que “La Bestia” es una novela híbrida. Dentro de la novela hay un montón de géneros que se van alternando. Picaresca, folletín, cuento gótico. Lo que está debajo, lo que la sostiene, el esqueleto, es el thriller. Es la búsqueda de Lucía de su hermana Clara. Ella inicia un viaje que nos da la oportunidad de cruzar la sociedad madrileña del momento. En ese camino, se encuentra con una serie de obstáculos que nos permiten retratar las diferencias sociales que había, la indiferencia hacia los más pobres. Un elemento que tuvimos en cuenta es que queríamos hacer un thriller con un toque dickensiano, que es el esquema narrativo de la niña huérfana que tiene que enfrentarse a toda una sociedad para conseguir un objetivo. De ahí va surgiendo toda esa crítica social que muestra cuál era la posición de la mujer en el siglo XX y esta indiferencia de los poderes, que estaban en una lucha intestina y les daba igual lo que le pasaba al pueblo. Pero es algo que va surgiendo de manera natural en el relato, no algo que se prediseña.
Marginales que proyectan luz
-Los personajes Diego, Donoso, Lucía, Braulio y los secundarios, están muy bien construidos, sobre todo porque tienen muchísimos matices. Están de algún modo en los márgenes, pero en ellos se encuentra la luz en una novela muy oscura. ¿Cómo los construyeron?
-Antonio Mercero: Efectivamente. Lucía, cuando emprende su viaje, va encontrando ayudantes porque ella sola es incapaz de encontrar a su hermana. Los ayudantes que le ponemos son gente marginal o amargada. Un militar que solo quiere unos duritos para echarse un aguardiente y no le interesa nada más, un periodista ambicioso pero con pocas posibilidades de triunfar. La novela tiene un aire dickensiano que precisamente radica en eso. Dickens situaba el rayo de esperanza en el alma de los desfavorecidos y también, en menor medida, en algunos de los integrantes de las clases pudientes. Eso es lo que pasa con algunos de los personajes de “La Bestia”. Esos egoístas o cínicos son sacudidos por el contacto con esta niña huérfana y entra un rayito de esperanza que les hace intentar ayudarla. Esa es la construcción que hemos querido hacer. Los personajes no son de una sola pieza, nunca los trabajamos como si fueran monocordes. Trabajamos sobre el concepto del personaje poliédrico, de muchas caras.
Gentileza Planeta D.R-Hay una conexión muy fuerte con la actualidad. Esa epidemia de cólera dialoga con la pandemia de Covid19, que ahora estamos superando. Sobre todo en los tramos ambientados en el hospital, donde inclusive en un tramo de la novela se colocan unos lienzos sobre la boca y la nariz, aún sin saber si se trata de una medida efectiva. ¿Este efecto fue buscado?
-Jorge Díaz: Son estas cosas que nosotros llamamos hallazgos felices, aunque sea por la infelicidad de la pandemia y la epidemia. Cuando empezamos a pensar en la novela, a discutirla, estábamos en pleno confinamiento. En aquel momento decidimos escribir sobre el siglo XIX por una cuestión de poder centrarnos en algo que conocíamos. Entonces nos encontramos con la matanza de frailes, que es el elemento fundacional de nuestra novela, no es el cólera. Cuando vimos que había una tarde en que el pueblo de Madrid se había levantado contra el clero y había matado a ochenta frailes, nos pareció algo llamativo. Empezamos a buscar qué había pasado y así nos encontramos con la epidemia de cólera. Una vez que nos encontramos con el cólera y empezamos a mirar las normas que se tomaron en la época para combatirlo nos dimos cuenta que todo nos sonaba familiar: la prohibición de reuniones de más de diez personas, la prohibición de entierros con más de veinte personas o la creación de un hospital solo para enfermos por la epidemia. Decías que afortunadamente lo estamos empezando a superar y que nos vamos a acordar para siempre. Pues no. Hace 180 años se tomaron las mismas medidas y no nos acordábamos, no lo sabíamos.
-En una entrevista plantearon que disfrutan mucho de crear los tres juntos, pero ¿Cómo es el proceso? ¿Nos seguiremos encontrando con Carmen Mola?
-Agustín Martínez: Disfrutamos mucho. Aparte de haber escrito novelas individuales, hemos escrito muchas series de televisión, llevamos más de treinta años en eso. También guiones de cine. Y los tres teníamos la sensación de que ese trabajo de creación colectiva era muy gratificante. Eso era lo que queríamos trasladar. Las reuniones son muy divertidas, ver como una idea va creciendo. Algo que tu propones, Antonio lo transforma, Jorge le da otra vuelta, se convierte en una idea nueva, distinta. Todo se va haciendo más grande. Todo empezó como un juego. Nuestra primera novela juntos fue un experimento para ver qué pasaba. Funcionó muy bien y ahora nos hemos encontrado con el premio Planeta. En ese proceso, Carmen Mola, ese ente que hemos creado, ha ido cobrando vida de alguna forma. Hay una manera de escribir, que es la de Carmen Mola, que surge cuando estamos los tres juntos. Por eso seguiremos haciéndolo.