El pasado sábado 13 de julio, en el Cine Auditorio ATE, se presentó el espectáculo “Escenas de ‘Carmen’”, organizado por la Fundación Accentus. El mismo funcionó como una “vuelta a casa” para la mezzosoprano Rocío Arbizu quien abordó fragmentos de la ópera “Carmen” de George Bizet en formato de semimontaje escénico parcial, extrayendo pasajes de la relación de la cigarrera gitana con el cabo Don José, desde su encuentro callejero al trágico final. En la ocasión, estuvo acompañada por el tenor mendocino Fermín Prieto y el joven santafesino Franco Broggi, encargado de llevar adelante el arreglo para piano de la partitura orquestal de Georges Bizet (el libreto en es de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, sobre novela de Prosper Mérimée).
Justamente el pianista fue el encargado de abrir la velada con su interpretación (Preludio del Acto I), arrancando en la sutileza y creciendo en intensidad en el remate marcial de la marcha.
Con unos pocos elementos (una mantilla, una tobillera sonante) Arbizu salió a encarnar a Carmen, uno de los grandes protagónicos para mezzo (si bien la artista puede lucirse en algunos roles de soprano dramático) empezando con el momento de gloria representado por “Quand je vous aimerai? L’amour est un oiseau rebelle” (la célebre habanera), con un “salero” ibérico digno de una zarzuela. Prieto (de casaca militar borbónica) se unió al juego de seducción en la seguidilla “Près des ramparts de Séville”, un lucido momento de conjunto pleno de ese sabor mestizo y moruno de la España profunda (y un desafío para los vibratos en la fonología de su texto en francés).
El repaso por el Acto II comenzó en la misma tónica, con la protagonista (luciendo su segundo vestuario) inyectándole presencia al personaje en la canción gitana “Les tringles des sistres tintaient”, con la alegría y la soberbia que reclama la partitura, las que preanuncian el destino de femme fatale y perdición.
El reencuentro con Don José cambió la tónica de las interpretaciones, en la continuidad recitativa y melódica: tras el paso seductor de Carmen en “Halte-là! Qui va là! Je vais danser en votre honneur”, Prieto pasa de la sutileza a evidenciar las dudas de Don José (y su dolorosa decisión final de acompañar a su amada en la vida de avería) sacando toda su potencia de tenor spinto (heroico) en “La fleur que tu m’avais jetée” y “Non, tu en m’aimes pas”, máximo duelo interpretativo de la velada.
El corte vino con un Interludio instrumental (Preludio del Acto III, con un Broggi más desenvuelto en el transcurso de la noche) tras lo cual se rescató “Voyons, que j’essaie à mon tour En vain pour éviter...”: en ese pasaje Arbizu reestructura su interpretación en matices más sutiles, bajando de la ampulosidad al personaje operístico dramático que marca su sino. Así pasó el momento en que Carmen conoce la suerte que le auguran las cartas, y de allí se saltó al encuentro final de los (ahora ex) amantes (“C’est toi C’est moi!”), donde el tenor redobló su potencia para despeinar a la santotomesina con el resentimiento de su atribulado personaje, antes del crimen final.
Tras los aplausos y los agradecimientos (especialmente a Malena Boero, cabeza de Accentus y de la Agrupación Coral de Santo Tomé, e impulsora de la vocación de Arbizu) fue el turno de los bises. “Nos vamos de Sevilla a Andalucía”, prometió Prieto, antes de abordar junto a la figura local el dúo de Rafaelillo y Soleá de “El gato montés”, ópera española escrita y compuesta por Manuel Penella Moreno, que trajo un aire fresco con su tono ligero y picaresco (siempre con Broggi como acompañante). Para la despedida (y para cortar el viaje ibérico) encararon una versión a dúo de “New York, New York” (Fred Ebb / John Kander) con los agudos de la voz lírica pero con matices del canto jazzístico sobre el final (“These are little town blues...”).
Así concluyó la vuelta triunfal de Rocío Arbizu (actualmente en el Coro Estable del Ópera Studio del Teatro Argentino de La Plata) a los escenarios santafesinos, de una figura notable y una revelación de la música local. Que la próxima sea pronto.