La música, protagonista hasta en los palcos del Teatro Municipal Foto: Archivo El Litoral-Guillermo Di Salvatore
Desde el 5 y hasta el 10 de agosto venidero se realizará la 14a. edición de Trombonanza. A continuación, el artículo publicado este año en la revista de la Asociación Internacional de Trombón.
La música, protagonista hasta en los palcos del Teatro Municipal Foto: Archivo El Litoral-Guillermo Di Salvatore
Dr. Irv Wagner (*)
Trombonanza es un fenomenal evento para trombones que se lleva a cabo cada año en Santa Fe, Argentina, y se ha convertido en uno de los principales destinos en el mundo de los trombonistas. Es un Festival tan fabuloso, que para describirlo, uno puede usar expresiones tales como “Lo mejor en su rubro”, “La cereza en la torta”, “Fuera de la vista”, “El tope de línea”, “Primera Clase”, “Una mina de oro”, “El cajón de arriba”, “Es un 10”, y más.
Trombonanza es organizado por Rubén Carughi. Rubén, un trombonista de primera clase mundial, docente de trombón en la Escuela de Música de Santa Fe y también un activo trombonista en Argentina. Rubén puede enseñar y tocar varios estilos musicales y puede ser escuchado tocando en la Orquesta Sinfónica de Santa Fe y Entre Ríos, como así también en bandas de jazz. Sin embargo, a lo largo de todo el año su atención y energía se vuelcan a la organización de Trombonanza. Los resultados de su trabajo son altamente visibles durante la semana en la que se celebra este evento de trombón, conocido como Trombonanza, donde toda la ciudad de Santa Fe y áreas cercanas se convierten gracias a este grupo de participantes y al espíritu que ellos generan. Rubén ha persuadido exitosamente al Ministerio de Innovación y Cultura, la Universidad Nacional del Litoral y a la Municipalidad de Santa Fe, como así también varios gremios, sindicatos, y empresas privadas, para que apoyen el evento.
El sueño
Como tantas otras aventuras exitosas, Trombonanza comenzó con un viejo sueño de Rubén. Su sueño fue el de proveer a los trombonistas de Sudamérica y en especial a los de su país, Argentina, de las mismas experiencias de las que disfrutaban otros trombonistas en otras partes del mundo. Rubén afirmó: “Mi sueño siempre fue que en mi país tengamos las mismas oportunidades de las que gozan en otros lugares. Yo estaba muy seguro de nuestro potencial humano, pero sólo necesitábamos un fuerte estímulo y las herramientas correctas para desarrollarnos. Si otras personas en Europa y Estados Unidos pudieron hacerlo, ¿por qué no nosotros?”.
Así fue que en el año 2000 el sueño se convirtió en realidad con la primera Trombonanza. Rubén hizo correr la voz lo mejor que pudo acerca de un evento de trombón que se haría en Santa Fe, Argentina y doce participantes aparecieron para asistir al primer evento. Kevin Roberts, un trombonista norteamericano que estaba tocando en Santiago de Chile, fue el único profesor, tanto enseñando como tocando. Dijo Rubén: “No olvidaré jamás la primera vez que tocamos doce trombonistas juntos, en el año 2000”. Ese tipo de sonido, que muchos de nosotros había experimentado una y otra vez, no había sido escuchado prácticamente nunca en Santa Fe. Por consiguiente, la planificación para la segunda Trombonanza ya estaba en marcha y el sueño de Rubén creció hasta proporciones mayores.
El crecimiento del sueño incluyó el hecho de que Rubén siempre tuvo la idea de estudiar con los mejores docentes posibles y a pesar de que hay excelentes profesores en Argentina y Sudamérica, él sintió la necesidad de traer también maestros extranjeros. Entonces hizo todo lo que pudo para conseguir la participación de trombonistas internacionales. Tuvo éxito en su intento: “Esto ayudó muchísimo para demoler mitos y leyendas, ya que tanto los estudiantes como los profesionales pueden ver y escuchar cada año a los mejores, no importa de qué país provengan. Creo que sin darse cuenta, esto también ayudó a los trombonistas de Europa y Estados Unidos a conocer y admirar a los talentosos trombonistas que hay en Sudamérica”.
Todos felices, todos contentos, todos haciendo música, la pasión. Foto: Archivo El Litoral-Pablo Aguirre
El crecimiento
Trombonanza fue creciendo año tras año y se ha convertido en uno de esos eventos de trombón que es la envidia de gran parte del resto del mundo. Cada año se ha vuelto más y más importante. Rubén afirma que “para mí, lo más especial es ver y sentir que nuestros niños y jóvenes tienen la oportunidad de estar, ver, escuchar, y vivir con los grandes exponentes del trombón en el mundo. Esa experiencia es intransferible y pienso que no se puede aprender de otra manera. Aparte de eso, no hay más excusas, ahora sólo hay que sentarse y practicar y practicar, en la forma correcta, para convertirse en un verdadero artista. Otra cosa muy importante es que cualquier participante puede estar los 6 días del festival comiendo, hablando, moviéndose, haciendo bromas, etc. con los profesores, y esto es algo que ayuda a darse cuenta de muchas cosas...”.
Rubén es también transparente al expresar su aprecio y agradecimiento a todas aquellas personas que son invalorables para el éxito de Trombonanza. Como él dice, son muchos, pero hay un especial reconocimiento para “Enrique (Heini) Schneebeli, mi gran amigo y trabajador incansable, con quien compartimos las mismas ideas acerca de lo que debe ser Trombonanza”. También a todos los profesores, tanto argentinos como extranjeros, que han participado cada año, compartiendo sus conocimientos, sin cobrar ningún dinero por su trabajo.
¿Cómo nombrar sólo a algunos?, porque cada uno de ellos ha sido importante para Trombonanza. La lista de profesores es muy extensa y pienso que sería injusto si me olvidara de uno solo de ellos. A toda mi familia, que siempre me acompañó en esta aventura, que al principio parecía una locura sin sentido. A todo el personal de la Escuela de Música Nº 9901, que trabajó junto a mí en todo momento. A las autoridades de la Provincia, de la Municipalidad y de la Universidad Nacional del Litoral, a los gremios, sindicatos, empresas privadas, fábricas de instrumentos, a la gente de los Teatros y Centros Culturales, amigos y artistas”.
Rubén Carughi. El creador de Trombonanza Foto: Archivo El Litoral-Pablo Aguirre
Foto: Archivo El Litoral-Pablo Aguirre
Un fan
Mi propia experiencia comenzó en el año 2004 cuando fui como profesor invitado al Festival Brasileño de Trombones en Porto Alegre, Brasil. Tuve que presentar una clínica acerca de los fundamentos de la ejecución del trombón para trombonistas brasileños que solamente hablaban idioma portugués. La persona que debía traducir no estaba presente, entonces un caballero del público, a quien yo había conocido previamente en el Festival Internacional de Trombones de Nashville, Tennessee, se ofreció para traducir. Esa persona era Rubén Carughi. Él hizo un buen trabajo traduciendo para mí, estoy seguro, y cuando me encontró, un poco más tarde, me invitó a un evento en Argentina que él llamó Trombonanza. Yo accedí a ir para Argentina a ser parte del evento y lo hice por primera vez en el año 2005.
Desde 2005, he sido un fan y defensor de Rubén y su sueño. Trombonanza atrae cada año a ejecutantes de todas las edades y de todo el continente Sudamericano. Son inspiradoras las historias de jóvenes trombonistas que viajan tres o cuatro días y noches para participar de Trombonanza, como así también la de gente que cuenta con muy poco dinero y que gasta todo lo que tiene para asistir al evento.
La gran mayoría de los participantes se sacrifican mucho para absorber la atmósfera y la buena música de Trombonanza. Hasta están dispuestos a ir sin dormir, quizás no disponen de un buen lugar para hospedarse y literalmente destinar todos sus recursos con el fin de participar.
El listado de profesores que Rubén ensambla cada año es un grupo extraordinario. Son excepcionales trombonistas, pero además, son también maravillosos seres humanos. En el tope de la lista aparece Gaspar Licciardone. Gaspar es el líder y maestro de casi todos los trombonistas en Argentina y provee la inspiración de la cual muchos se benefician. Él es, como yo le digo, el “Padrino” del trombón en la Argentina. Sigue en la lista Enrique Schneebeli, trombón bajo de la Orquesta Estable del Teatro Colón y el co-organizador de Trombonanza. Luego, y también de la Argentina, viene Pablo Fenoglio, uno de los más grandes trombonistas en actividad en este momento en el mundo. También participando como instructores están Carlos Ovejero, primer trombón de la Orquesta Sinfónica Nacional con sede en Buenos Aires, y Jorge Urani, un joven y realmente gran intérprete del trombón bajo.
Además, vienen otros trombonistas sudamericanos para enseñar y asistir a Trombonanza, los cuales incluyen a Remigio Pereira Pintos de Paraguay, uno de los más consumados jazzistas que se puedan escuchar; Francisco Alaniz de Chile, Carlos Quiroz de Perú, y Miguel Sánchez de Venezuela. La lista de profesores internacionales incluye algunos miembros que asisten regularmente, como Eckhard Treichel de Alemania y Conrad Herwig e Irvin Wagner de Estados Unidos de América. Cada año, algún nuevo artista internacional hace su viaje a Santa Fe y la lista es increíble, con algunos ejemplos como Massimo La Rosa de la Orquesta Sinfónica de Cleveland, Jamie Williams, de la Ópera de Alemania con sede en Berlín, Dan Satterwhite de la Universidad Lynn de Florida, Paul Compton de la Universidad del Estado de Oklahoma, y grandes artistas de jazz como Marshall Gilkes de EE.UU. y Renato Farías de Brasil. También hay en Trombonanza un componente de Tuba y Eufonios, liderado por el gran tubista Vasile Babusceac, con la asistencia de Hugo Migliore de Argentina, en eufonio, y Albert Khattar de Brasil, en tuba.
En definitiva, es un plantel de profesores admirable. Mi lista no intenta ser completa, pero sin dudas los que han sido mencionados y los que no lo han sido, todos ellos han realizado una contribución excepcional. Y no han recibido compensación alguna.
“Labios usados a pleno”
Trombonanza tiene algunas características que lo distinguen de otros eventos de trombón que se hacen en el mundo. Primero, todos los participantes tocan en ensambles grandes y chicos todos los días, mientras que también tocan en las clases magistrales. Esto provoca que todos tengan al final del día sus “labios usados a pleno”. Segundo, los profesionales y los estudiantes se mezclan y tocan codo a codo durante toda la semana.
Como he escrito en artículos anteriores, es difícil describir completamente el aura y espíritu de Trombonanza, pero se puede decir con seguridad que es una de las más importantes conferencias musicales y evento de trombones que se realiza en cualquier lugar del mundo. Y ver reconocidos profesionales parados al lado de jóvenes trombonistas haciendo música juntos es un experiencia emocional de la más alta clase. Trombonanza visto como evento musical y sumado al espíritu que se genera durante toda la semana es un modelo de inspiración para todos.El nombre de Trombonanza apareció durante el primer evento, en el año 2000, cuando Rubén, Kevin Roberts y algunos otros, decían que “el nombre Trombonanza viene a nuestras mentes como la unión de Trombón y Bonanza, aquella vieja serie de TV, con unos buenos hermanos, siempre haciendo esfuerzos en la misma dirección”. Aquel concepto describe al evento perfectamente y es el que lo mantiene y hace crecer.
Trombonanza es realmente “Lo mejor en su rubro” y “La crema en tu café”, compartiendo grandes momentos, cordiales intercambios de culturas y personas, y la inspiración de la música que se toca y se escucha.
(*) Dr. Irv Wagner es profesor de la Universidad de Oklahoma donde tiene los distinguidos títulos David Ross Boyd y también el de Regents Professor of Music. En la Universidad enseña trombón y también trabaja como coordinator of Graduate Studies and Music Director and Conductor for the Music Theater Program. Es trombonista de la Oklahoma City Philarmonic Orchestra y también director ocasional de la Orquesta en los Pops Concerts.
Toda la ciudad de Santa Fe y áreas cercanas se convierten gracias a este grupo de participantes y al espíritu que ellos generan, dice el autor de la nota.