“Una obra redonda”: una biografía del espíritu de Patricio Rey
El espectáculo teatral-musical que narra la historia de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, puesta en contexto con el contexto nacional, llegará a Santa Fe de la mano de la flamante Cooperativa Cultural Nuclear. En diálogo con El Litoral, Fernando Casas y Gerardo Anchava (dos de los creadores de la puesta) contaron cómo fue animarse a esta aventura en plena pandemia, y cómo abordan una narrativa que marcó a varias generaciones.
Casas y Anchava, dos de los tres pilares de la obra, junto con el productor artístico Leonardo Melis; a ellos se sumó después la directora escénica Verónica Fucci. Foto: Guillermo Di Salvatore
El sábado 12 de noviembre se presentará en Anfiteatro “Juan de Garay” del Parque Sur (San Jerónimo y Av. Illia) “Una obra redonda”, obra teatral con 20 artistas en escena, entre actores y una banda en vivo, que cuenta la historia de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y al mismo tiempo el periplo de la Argentina en esos años. En la jornada se dará puerta a las 19, con la función comenzando a las 21. Las entradas están en preventa fase 1, a $ 2.500, y se pueden adquirir por sistema www.ticketway.com.ar.
Días atrás visitaron Santa Fe los tres padres de la criatura: el periodista, guionista y actor del espectáculo, Fernando Casas; el productor ejecutivo Gerardo Anchava; y el productor artístico Leonardo Melis. Fueron recibidos por la Cooperativa Cultural Nuclear, encargado de la llegada a Santa Fe, primer destino fuera de Buenos Aires y La Plata (“la provincia donde más tocaron los Redondos fuera de Buenos Aires”, destacó Casas); también las declaraciones de interés de la concejala Jorgelina Mudallel, el senador provincial Marcos Castelló (ambos presentes) y el diputado nacional Roberto Mirabella; también fueron acompañados por José Testoni de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA Santa Fe), gran apoyo para la fundación de la Cooperativa Cultural Nuclear. También fueron saludados por representantes de los clubes Colón y Unión, quienes recibieron a su vez placas de parte de la producción de obra, en virtud de haber sido sedes de conciertos de la banda homenajeada.
En la ocasión, El Litoral pudo conversar con Casas y Anchava sobre este proyecto, que cuenta con la dirección escénica de Verónica Fucci.
Un viaje diferente
-¿Cómo surgió la idea en su momento, y cómo fue hacer una cosa que tiene este gran despliegue?
Casas: -Surgió de la necesidad de hacer un homenaje más allá del tributo; porque nos pasaba como público que los tributos te invitan a un viaje que después no es tal. Te dicen “Vení al viaje”, entrás (ya sea un tributo a Virus, a Soda Stereo, o los Redondos) y por ahí el tipo está vestido más parecido a Luca Prodan que al Indio. Entonces Leo tiró la frase: “Hay que contar la historia de los Redondos”
Y ahí empezamos a plantear textos propios a nivel teatral; y después cuando teníamos el guión, se sumó Verónica Fucci, que es la directora de todo esto, con muchísima experiencia; y pasó aún más por el matiz del teatro cada una de las escenas. Son dos horas de show condensando 25 años de los Redondos. Que es muy loco, porque siguen vivos los Redondos. Son 25 años en actividad y hace 20 que no tocan, y aquí estamos: presentando una obra de teatro sobre los Redondos.
Casi todos sus integrantes siguen actuando, siguen tocando: sea el Indio, Skay, la Kermesse Redonda, los Fundamentalistas. Quizás nos adelantamos con el homenaje. Porque no es solo a ellos, sino que también es a la gente, al movimiento, y a la reivindicación de un público y una cultura que estaba subestimada. Y la de los Redondos mucho más, para que de repente se haya convertido en un fenómeno de música popular y además sociocultural y político; y micro-macroeconómico si se quiere.
-¿Cómo fue el proceso de sumarle a la música toda la parte teatral? ¿Qué aportó Verónica Fucci, y cómo fue sumando a los actores?
Casas: -Los actores se fueron sumando a partir de una selección, igual que la banda que se armó: no era una banda que estaba haciendo un tributo a los Redondos. Y además nos tocó en pandemia todo el proceso. Nosotros tres nos juntábamos, los actores ensayaban por su lado, ellos estaban más en burbujas, y la banda ensayaba por otro. Además, creo que nos conocimos todos muy poco antes del estreno. Entonces fue como cocinar a fuego lento: íbamos a estrenar en marzo, después en junio y finalmente fue en septiembre de 2021; no en una sino en tres Trastiendas: muchas sorpresas para nosotros.
En este año se han dado 15, 16 funciones, y la verdad que nos vamos este exigiendo hacer escenas nuevas, con lo que nos parece que no colman; y además afinar tanto la banda y la actuación como el relato.
Historia viva
-Más allá de pensar la historia lineal de los Redondos, que se puede entender como un proceso desde lugares más chicos a lugares más grandes, o una serie de discos. ¿Qué contenido hay en los Redondos que uno diga: “Mirá, acá estaba pasando esto?”. ¿Qué pasaba con la gente?
Casas:-Me parece que lo que les pasó a los Redondos le pasó al país. Ellos esperan ocho años para sacar un disco: “Gulp!” es el primero, del 84, y ellos ya tocaban desde el 76. Les pasa la primavera alfonsinista como a cualquier banda; pero ellos sacan un disco casi como un tributo a los movimientos de izquierda que se estaban acabando en el mundo: incluso algún ricotero fanático te dice que anticipó la caída del Muro de Berlín.
Y después les pasa Walter Bulacio; y como decimos en la obra, Walter es el destino que esquivó cada uno de los que estuvimos haciendo puerta en cualquier lugar del país. Walter cuántas podría haber sido cualquiera de nosotros, de los que hoy tenemos 30, 40 ó 50 años. Con lo de Walter se acaba el Memorando 40, que le permitía a la policía a hacer razzias, en la puerta de cualquier boliche de cualquier ciudad y llevarse 60 ó 70 pibes. Más allá de que las razzias siguen pasando, no oficialmente, los Redondos dieron por terminado un aparato represivo del Estado, al decir de (Louis) Althusser.
Con la Dippba (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) que los cancela, los censura en 1996, en la ciudad de Olavarría, pasa lo mismo: al año siguiente la Dippba desaparece. Otra vez una banda de rock hace desaparecer otro aparato represivo del Estado, que había sido creado en el 56 para vigilar la primera marcha de mujeres, familiares de detenidos-desaparecidos, y bandas de rock. Había una carpeta de los Redondos, otra del rock, habían estado en el BARock: esa policía de inteligencia tenía el país en 1996, ya hablamos de 23 años de democracia.
Cosas que les pasaban a los Redondos le pasaban al país y a los pibes, a los de 15, 20, 25, 30 años. Argentina sale campeón del mundo y en “Música para pastillas” de “Oktubre” dicen: “Emboquen el tiro libre / que los buenos volvieron / y están rodando cine de terror”. Nunca subidos al triunfalismo, ni del Mundial 78, ni de Malvinas, ni del Mundial 86. Además, decirle que no a la televisión fue un hecho que para quienes fuimos jóvenes en ese momento es muy destacable: porque la tele no reflejaba y no refleja lo que nos pasa.
-Recién nombrabas lo de Olavarría, ahí fue la famosa conferencia: fue la irrupción de una voz distinta que había estado guardada, pero que sorprendió cuando irrumpió públicamente, que es la del Indio.
Casas:-Al decir de periodistas notables que habían estado con ellos desde el comienzo (Tom Lupo, Claudio Kleiman, Alfredo Rosso, Carlos Polimeni), los padres de esos pibes se dieron cuenta que el tipo que les hablaba no tenía el physique du rôle de un rockero reventado todo el día; era algún tipo de cuarenta y pico de años que hablaba de “los desangelados”, que “la vida no puede vivirse en una sanguchera de vidrio”; que no puede haber malevolencia en la piba que masca chicle frente a la cámara. Ese es el sentido común de los medios: que una piba a la salida de la cancha de Colón o de Unión mascando chicle, que porque es morena y no tiene un corte que está de moda puede delinquir; y no es así. Entonces por eso me parece que los Redondos ahí tomando otra notabilidad y se despegan del ambiente del rock.
La presentación oficial a cargo de Carlos Rotela y Alejandro “Osi” Gutiérrez, de la Cooperativa Cultural Nuclear, con la presencia del senador provincial Marcos Castelló. Foto: Guillermo Di Salvatore
Creadora
-Verónica viene de hacer unas obras de teatro muy reconocidas, destacadas a nivel nacional, y se engancha con ustedes. ¿Qué fue lo que la sedujo y la enamoró, siendo una persona de otro ambiente?
Anchava: -Es cierto: Verónica Fucci es una directora con una gran trayectoria en el ámbito teatral. Conoció a los Redonditos a través de su hija, y demás personas que estaban dentro de los grupos de teatro. Ella se denomina como “no rockera”, hasta que empezó a dirigir la obra. Lo que hoy nos dice es que era rockera sin saberlo. Porque justamente lo que a ella la motivó más que nada es el proyecto y las personas que trabajan adentro; con lo cual se sumó en la pandemia para poder de alguna manera regresar toda esa parte artística.
Le motivó la historia, el guión, las personas que trabajaban; y de ese lado puso todo su profesionalismo para venir a enriquecer una cantidad de escenas que el guión de Fernando estaban. Y la verdad que estaba motivada, fue un proyecto comunitario que a ella la motivó, sintió que quería estar. Y a partir de que ingresa ella nosotros como productores, los actores, y la banda musical, nos dio una especie de seguridad absoluta apoyarnos en ella en todas las decisiones artísticas. Somos un equipo muy grande, más de 32 personas. Y creemos que también el proyecto a ella le hace muy bien.
Acciones artísticas
-Hicieron varios viajes por el país para saber un poco más. Ahora que vienen a Santa Fe siguen investigando. ¿Qué pasó cuando fueron a Salta?
Anchava: -Fernando es el responsable de buscar datos. Cuando se estiró la parte del ensaye teatral, porque la pandemia seguía postergando el estreno de la obra, como colectivo artístico decidimos desarrollar algunas estatuas del Indio Solari: lo hicimos en Jujuy en el 2021. Posteriormente se estrenó la obra, y en mayo de este año tuvimos la posibilidad de, junto con el otro productor Leo Melis, viajar a Salta; y a través de un trabajo de producción periodística, con Fernando a la cabeza, logramos empezar a abrir el camino para llegar a los inicios.
Casas: -En enero del 78 debutaron los Redondos en Salta, al decir del propio Indio Solari.
Anchava: -Viajamos con Leo, con una propuesta de hablar con las autoridades del propio lugar para poder señalizarlo, como hace nuestro colectivo artístico. Tuvimos la posibilidad de dar con el bar donde por primera vez tocaron con el nombre de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Hablamos con la gente de Cultura y Turismo de allá y pudimos hacer una señalización del bar, con un mural de un artista de la zona.
Además de poder mostrar esta obra por todo el país, queremos hacer las señalizaciones correspondientes en los lugares donde estuvo el espíritu de Patricio Rey.
Incertidumbre
-¿Cómo fue largarse a empezar a producir la obra y ensayarla en el contexto pandémico, sin saber cuándo se iba a poder estrenar?
Casas: -Era mejor, porque necesitábamos alinear un montón de planetas. Hoy lo dimensionamos y nos damos cuenta de que fue mejor. El laburo básicamente en mi caso era de 0 a 4 de la mañana, después de que se fueran a dormir mis hijos: sentarme en la computadora y empezar a armar todo. Me destrabó la cabeza cuando pensamos que podía ser cronológico. La obra no empieza con la muerte de Bulacio ni con el insulto del Indio en River en 2000: la obra empieza en el 76. Más allá de una “Opertura” circense, como le decimos nosotros, simpáticamente mezclando apertura y obertura.
Después vino pulirla: son muy simpáticos los audios que nos cruzamos a las 2, 3 de la mañana, susurrados, con las ocurrencias. Se nos ocurrió que yo pudiera bajar entre la gente relatando el gol de Maradona a los ingleses, os ingleses, para hablar de “Oktubre” y su contexto; porque que salió a la venta apenas dos meses después de que Argentina se coronara campeón del mundo. Cuando termino de decir esto el teatro estalla. No es lineal el asunto, para cada disco vamos encontrando el contexto político y deportivo del país, para otro disco lo recrea una escena.
Anchava: -Obviamente que fue un desafío, pero estábamos muy motivados, y también estamos locos. Fue y sigue siendo un desafío, trabajamos más de 32 personas; y empezar a producir en plena a pandemia, la verdad que no había muchos colegas que se animaran a eso, o la situación los llevó a hacer otra cosa. Nosotros apostamos por el arte, somos un colectivo artístico, hacemos otro tipo de intervenciones artísticas; llevando el arte a todos lados. Entendemos que es la forma de poder hacer una obra profesional.
-Hay que mantener motivadas a 32 personas.
Casas: -No habíamos tenido un ensayo general todavía, y Leo llama y dice: “Vamos a hacer una escultura del Indio Solari en una plaza recuperada: tengo todo, los artistas, vamos a ir con todo”. Y fue sin querer la mejor acción publicitaria, porque el Indio nos agradeció. Nosotros habíamos frenado el camino, y por la escultura la gente se enteró de lo que estábamos haciendo.
De repente queríamos graficar el 2001, el disco se llama “Momo Sampler”, y yo quería hacer algo murguero. Y Leo se apareció con bombo y tacho, redoblante, todo tuneado con el logo de De la Rúa y lucecitas. Eso pasó en tres, cuatro días.
De una función para la otra la directora quiere hacer una escena tipo Pink Floyd, y pide colchones de caída; entonces sabemos a buscar colchones, la funda y la estructura para que ocho actores pasen en cinta y se tiren en el colchón ¿Con qué tema? Tenés que venir a ver la obra.