El Litoral | Télam
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Mientras se tensa la pelea por la audiencia nocturna entre "Argentina, tierra de amor y venganza" (El Trece) y la ficción turca "Mi vida eres tú" (Telefe), Benjamín Vicuña, uno de los protagonistas de la tira local, destacó que el hecho de que semejante producción "se emita por la TV abierta pretende democratizar un buen contenido".
La historia de la novela comienza en la Guerra Civil Española donde se conocen, luchando en el bando republicano, Bruno Salvat, encarnado por el catalán Albert Baro, y Torcuato Ferreyra, protagonizado por Benjamín Vicuña.
Ambos se hacen amigos hasta que Torcuato comete una terrible traición y se apodera de la vida de su amigo, de su fortuna, llevando adelante una doble vida en donde mezcla negocios respetables con el manejo de prostíbulos y una red de trata.
Vicuña charló con Télam sobre su personaje y sobre la novela:
- Torcuato, mi personaje, es un tipo que conocemos muy poco de él, que regresa a la Argentina después de muchos años. Es un tipo que se fue sin un peso y regresa con mucho dinero, que proviene de Bruno Salvat, al que cree que lo mato y le robo todo lo suyo. Luego se da cuenta que Bruno está vivo y viene por su plata, por su venganza. Mi personaje es un tipo con un carácter muy fuerte. Es muy ambicioso, un tipo que no conoce la lealtad ni los códigos y por lo mismo puede intentar matar a su mejor amigo. Es un tipo que llega y no tiene escrúpulos. Sufre la amputación de su pierna derecha y tiene una pierna ortopédica, y eso genera que tiene una cierta inseguridad y un costado vulnerable. Eso le da un cierto costado humano frente a toda omnipotencia. Ahí es donde se encuentra con el personaje de Lucía y sufre una obsesión con ella, con su amor, y desea tenerla a toda costa. Eso a grandes rasgos es Torcuato.
-¿Cómo fue la construcción física de tu personaje, teniendo una pierna ortopédica de madera? ¿Y cómo fue componer a alguien tan sórdido?
- Creo que va de la mano. De hecho, la idea fue mía, me junté con la guionista y se lo propuse. Adrián Suar quería un rasgo físico que generara ese contraste. Se había hablado de los dientes, después que era la sordera y había que sostenerlo durante muchos capítulos y se nos ocurrió esta idea de la pierna, que tiene que ver con su pasado pero también con el pudor. Entonces era ver cómo desarrollar esta historia de amor con alguien que le da mucho pudor denudarse frente a alguien. De hecho, hay una escena preciosa donde me enseña a bailar. Entonces ves a este tipo todo poderoso, salvaje, fuerte y gangster hecho un pichón. Esa fragilidad la encontramos con esta discapacidad. Esto me abrió un naipe bastante interesante, poder descubrir que el personaje puede tener esa fuerza y luego esa fragilidad. Hoy esa propuesta se sostiene con que existen los medios para hacerlo bien, creíble. Y bueno, en el día a día me tengo que acordar de la pierna, pero hay muchas alusiones. A él le dicen Morgan por el pirata y se enoja, se vuelve loco. Hicimos un imaginario, que son cosas que se van construyendo con los guionistas, que es que yo castigo a las personas con mutilaciones. Por ejemplo, viene un ladrón y le corto un dedo. Esas mutilaciones tienen que ver con su propia mutilación.
-Pero tu personaje tiene un vuelco moral.
- Esa es una opción. Uno como actor puede hacer que sea un siniestro porque sí o lo que quisimos hacer es que tenga una estructura, va a misa y se armó una estructura moral que lo sostiene y él cree que está bien. No es perverso porque sí, es una especie de justiciero. Torcuato le roba a Bruno porque viene de una familia de ricos y considera que hay que repartirlo, es lo justo.
-Cuál crees que es el rol que puede ocupar una telenovela para los televidentes en cuanto a la reflexión que puede generar al contar la historia de Argentina en momentos complicados?
- Entendiendo la situación que atraviesa la televisión apostar por un proyecto ambicioso y grande que pretende instalar grandes temas como el origen, cómo se fundó este país con la inmigración. Que eso sea por la televisión abierta pretende democratizar un buen contenido, y eso nos enorgullece a todos. No es subestimar al espectador, sino darle el lugar que se merece. Por eso se hizo de época, tuvo un cuidado el libro, el arte y los temas. La trata de blancas, de las polacas, es un hecho real que tocamos. Obviamente con ciertas concesiones, pero es potente. Igual yo creo que en la situación tan compleja que está atravesando el país hoy, es una serie luminosa. Muestra con optimismo que el país arrancó de cero, que podría ser la situación, en donde con mucha adversidad es un país pujante con gente que se levantó. Está la solidaridad, la pasión, el amor y esos términos que son optimistas.