Viernes 10.9.2021
/Última actualización 4:28
Este sábado, Dante llega a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). El músico urbano continúa presentando “Niguiri Sessions”, y además repasará diferentes canciones de su ecléctica trayectoria artística. Junto a El Litoral, mantuvo un diálogo que giró en torno al show, la pandemia, Maradona, el nuevo disco y los desafíos.
-¿Cómo te preparás para la visita a Santa Fe?
-Estoy muy ansioso de volver a tocar en Santa Fe. Es el show número 2 de la gira. Es un momento muy ansiado después de estar parado tanto tiempo, poder volver a los escenarios con gente. Santa Fe es un lugar con una mística muy especial: se vibra la música, la gente es muy sensible a las dinámicas y siempre fue una fiesta.
-¿Cómo trabajaste el temple y el deseo de tocar en vivo y no poder hacerlo (o hacerlo espaciadamente, en formatos reducidos)?
-Fue muy difícil durante la pandemia estar tanto tiempo sin tocar en vivo. Por más que hice algunos shows en mi casa, cuando no aguanté me colgué una guitarra… Después, nos pudimos juntar de nuevo con la banda a ensayar y a tocar en un par de shows no presenciales para las redes, y estuvieron increíbles también. Fue sacarse las ganas de tocar, pero… bueno, ahora de nuevo el encuentro con el público es super importante y hay que acostumbrarse a este nuevo formato: la gente más separada, barbijo, cantidades mucho más reducidas (lo cual lo hace más difícil a nivel organizativo). Pero, para mí es una fiesta, una celebración tocar para 20 o para 2.000. Pongo lo mismo, pongo todo y lo super disfruto.
-Entre 2020 y 2021 publicaste algunos tracks, como “Aves” y “1000 Flashes”. ¿Qué continuidades ves entre ambas canciones? ¿Cómo te llevás con la dinámica de la publicación de singles respecto a la trama del álbum?
-Son canciones urbanas con un sonido más actual. No es lo que hago ahora mismo en lo que estoy grabando, pero a mí me copa navegar por distintos planetas. De alguna manera, yo sabía que no iban a estar en el álbum que se viene, pero no quería dejar de compartirlas con la gente porque me gustaba la impronta, cómo habían salido.
“Aves” fue una campaña para concientizar sobre la importancia de la donación de córneas, para que la gente más joven tuviera en cuenta el Incucai. El video es muy importante en la canción. Fue una campaña muy exitosa porque se inscribió un montón de gente que firmó para donar en caso de que le pasara algo, se concientizó mucho y ganamos premios en todo el mundo, hasta en Cannes.
-Además, a propósito de la partida de Diego Maradona compusiste “Pelusa”. ¿Qué es lo que más te impactó y te modificó de él?
-El Diego es un ícono y una persona muy importante dentro de las constituciones familiares. Para mí, siempre fue una inspiración. Es un ídolo, un mago, me hizo soñar más grande. Me hizo creer que no tenía límites. Puso a Argentina en el mapa en muchos sentidos. Me pasó miles de veces de estar en lugares del mundo, al decir que soy argentino me hablaban de Maradona.
Me puso muy triste cuando falleció. Me metí a hacer esa canción instantáneamente, salió de una manera natural. La empecé a componer el mismo día, al otro día me mandé al estudio y la terminé ahí mientras la cantaba. La saqué sin mezclar como un regalo para acompañar a la gente que lo sentía como yo. Cuando murió el Diego sentí lo que sentí también cuando murió Prince. Gente que me dio mucho, que admiro mucho y siempre van a estar en mi espíritu.
-Según anticipaste, estás grabando un nuevo material que verá la luz pronto. De lo que se puede contar, ¿cuál es la búsqueda o el hilo conductor que guía tu futura obra?
-Es un disco muy musical, muy funkero. No quiero revelar ciertos secretos, fórmulas o pócimas del amor y el sonido que estuve armando para este álbum. Prefiero que la gente lo escuche y tenga ese impacto de sorpresa. Pero estoy muy feliz. Tiene la energía del show en vivo. Estoy ansioso de que salga porque creo que va a cambiar todo. Va a ser el punto bisagra. Es el disco que soñaba hacer y logré madurar un montón de cosas que fui aprendiendo durante mi carrera para llegar a este momento y poder hacerlo como quiero.
Fue un año difícil porque transitaba la grabación -que es un momento muy feliz- con otros muy tristes, como acompañar con mis hermanos a mi madre durante su enfermedad, que se la llevó hace unas semanas. Entonces, el disco lo fui haciendo en los momentos que tenía la capacidad espiritual y la energía, y tiene una fuerza increíble. Tiene la fuerza de la vida. Es lo mínimo que puedo hacer por mi madre.
-Este año cumplió 30 “Fabrico cuero”. ¿Qué recordás de aquellos tiempos?
-Recuerdo el momento en que salimos diciendo que hacíamos rap. Hoy es una palabra normal, la música urbana lidera los charts en el mundo, incluida Argentina. Pero, en ese momento era casi una mala palabra para los puristas del rock o para un sector más conservador de la música. Al rock le pasó lo mismo también y a todas las movidas nuevas.
Por suerte, con el tiempo cambió todo eso y estoy muy orgulloso de ser parte de la historia de la música urbana. No solamente con “Fabrico cuero”, sino con muchos temas que son parte de la genética de la música popular latinoamericana y de la historia de la música urbana. Así que es un álbum que recuerdo con mucho cariño, es el comienzo, éramos re bebitos. Cuando veo las notas, algunas en YouTube, somos tan chiquitos que es una locura. Tenía 15 años y ya estábamos ahí tirando paredes abajo, enfrentando todas las críticas y aceptando el amor de un montón de gente. Por eso mismo es especial, porque también es la génesis de mi carrera musical.
-En una entrevista decías que te gustaría incursionar en la salsa. ¿Qué desafíos (artísticos y de otro tipo) tenés en el presente? ¿Quién es, hoy, Dante?
-Tengo muchos desafíos musicales todavía. El nuevo álbum me planteó varios, como subir muchos escalones, llevar a otro nivel mi funk. Y creo que lo estoy logrando. La salsa es una asignatura pendiente. Hacer canciones de salsa tradicionales, con instrumentación y producción más tradicional, y mi estilo de cantar. Soy muy fan de Fania (All Stars) y de toda esa era. Me vuela la cabeza.
Creo que la identidad musical de cada artista tiene distintos matices y colores. Es como un cuadro que, cuando te vas alejando, lo vas viendo. Y yo me voy dando cuenta que mi carrera tiene muchos colores y dinámicas diferentes… ¡y me encanta! Me encanta todo, hasta lo que, capaz, hoy no disfruto tanto musicalmente de lo que he hecho. Siento que es parte de la combinación y el balance de todo lo que soy.
No reniego de nada. No reniego de la música de la calle, de haberme criado con una pata en el rock, con una pata en lo urbano, de tocar la guitarra y hacer canciones con orquestas, de hacer cumbia… y disfrutar el sonido y la música. No creo en los límites. El arte es libre y es como el agua: fluye y se mete donde se quiere meter. Esa libertad es la que me inspira a hacer música.
No creo en las reglas. Inclusive, algunas veces que me creo algunas reglas, las termino rompiendo porque ya no me sirven para el viaje que quiero arrancar: la peregrinación espiritual que conlleva cada proyecto. Soy un artista libre y esa es la que me va. Estoy muy orgulloso y muy contento de que un montón de gente me siga y me acompañe en ese viaje. Somos compañeros de viaje. La vida es frágil, es corta como para estar pensando en complacer a los demás. Hay que estar feliz.