El compositor y cantor Horacio Guarany, acaso el mayor emblema de lo popular en el folclore, cumpliría 95 años este viernes, personaje que en sus 60 años de trayectoria artística con 57 álbumes editados dejó un legado a explorar para avistar la cultura nacional.
Eraclio Catalín Rodríguez Cereijo –su verdadero nombre- nació el 15 de mayo de 1925 en la localidad santafesina de Las Garzas y fue durante décadas una de las voces centrales del Festival Nacional de Cosquín y del folclore argentino.
Se crió junto a 13 hermanos en Alto Verde, un pueblo del litoral argentino, donde comenzó a encontrarse con la música, creando canciones vinculadas a la realidad de la zona.
Cuando tenía 17 años viajó para probar suerte en Buenos Aires. Tenía el sueño de consagrarse como cantante. Pasó un largo período cantando tangos, boleros y canciones populares para sobrevivir y también trabajó de cocinero y como foguista.
Pero tiempo después Herminio Giménez lo contrató para cantar en su orquesta (interpretando música paraguaya y en idioma guaraní), algo que marcó un antes y un después en su vida, y fue en ese momento cuando se convirtió en "cantor", marcando el inicio de una larga travesía.
En 1957 lanzó su homónimo álbum debut. En 1961 inauguró el Festival Nacional de Cosquín (Córdoba), donde se transformó en un clásico.
Por el compromiso político expresado en sus canciones, por haber, por ejemplo, anunciado el retiro de las tropas de Estados Unidos de Vietnam en la plaza Próspero Molina y ser el primer folclorista en tocar en la Unión Soviética con una gira de dos meses que compartió con César Isella y Los Fronterizos, en diciembre de 1974 debió abandonar el país a consecuencia de las amenazas de muerte y atentados que recibió por parte de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
Se refugió primero en Venezuela, luego en México y finalmente en España, donde vivió cuatro años, mientras la dictadura cívico-militar quitaba de circulación todos sus discos editados hasta ese momento.
Fue autor de canciones emblemáticas como "Guitarra de medianoche", "Milonga para mi perro", "La guerrillera", "No sé por qué piensas tú", "Regalito" y "Si se calla el cantor", acaso su obra más popular, que en 1972 se convirtió en el nombre de su primera película, que contó el protagónico de Olga Zubarry.
Luego, en 1974, dirigido por el mismo cineasta Enrique Dawi, filmó "La vuelta de Martín Fierro", con Onofre Lovero, un relato paralelo de la vida de José Hernandez y su obra.
Con el retorno de la democracia, en diciembre de 1983, comenzó una serie de recitales que lo reencontró con el gran público y en 1989 adquirió una quinta cercana a la basílica de Luján, llamada Plumas Verdes, donde pasó sus últimos años de vida y a la que le dedicó la canción “Romance de Plumas Verdes”.
En sus últimos años, protagonizó "El grito en la sangre", película basada en su novela gauchesca "Sapucay" y dirigida por Fernando Musa, que marcó su regreso a la pantalla grande tras casi 40 años de ausencia.
Entre 1992 y 1993 escribió tres novelas: "El Loco de la Guerra", "Las Cartas del Silencio" y la antes mencionada "Sapucay".
En 2002 dio un recital junto a Soledad en el Luna Park y se grabó el disco “En Vivo En el Luna Park”. Juntos realizaron luego una gira por todo el país durante 2003.
El 13 de enero de 2017, Guarany murió a los 91 años causa de un paro cardiorespiratorio, dejando un