Lunes 21.3.2022
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Aunque había nacido en Buenos Aires en febrero de 1914, el músico Ricardo Odnoposoff alcanzó su máximo dominio del violín en Europa. Cuando todavía era muy joven, su familia emigró a Alemania, donde profundizó sus estudios sobre ese instrumento de cuerda con el húngaro Carl Flesch, a la vez que accedió a nuevos conocimientos sobre composición bajo la tutela de Paul Hindemith. A los 17 años se presentó como solista junto a la Orquesta Filarmónica de Berlín, un año después quedó segundo en el Concurso de Violín de Viena y en 1933, sin audición, el director de la Ópera Estatal de Viena le ofreció un puesto como concertino. Apenas tenía 19 años.
Archivo D.RHasta ahí, una historia sin altibajos sobre un artista que se forja un futuro gracias al talento, el estudio y perseverancia. Pero en marzo de 1938 ocurrió algo que torció el destino de Odnoposoff, cuya familia era de ascendencia judía. Es que las tropas alemanas ingresaron en Austria el día 11 y dos días después proclamaron la anexión de Austria a la Alemania nazi. Luego de estos hechos, el músico no pudo presentar un ariernachweis, un documento que exigían los nazis como prueba de que una persona era miembro de la presunta raza aria. De modo que en el mes de septiembre, terminó despedido de sus trabajos en Viena y se vio forzado al exilio. Sin embargo, ese giro impensado del destino lo llevó a tocar cuatro veces en la ciudad de Santa Fe, entre 1940 y 1943, gracias a la Asociación Amigos del Arte.
Audiciones para el recuerdo
El Litoral dejó registro de, al menos, tres de las presentaciones de Odnoposoff en la capital provincial. La primera se produjo el miércoles 24 de abril de 1940. Fue en el Cine Colón, con un repertorio consagrado a Giuseppe Tartini, Fritz Kreisler, Niccolò Paganini, Édouard Lalo, Pablo de Sarasate y Karol Szymanowski. Luego de la misma, el vespertino publicó una reseña en la cual destacó sus armónicos en las obras de Paganini, que “causaron asombro al público oyente por su nitidez y seguridad”. No obstante, el crítico señaló que le hubiera gustado más emotividad y colorido en sus interpretaciones de la Sinfonía Española, del compositor Édouard Lalo. Pese a todo, el aplauso del público obligó al violinista a realizar un bis con obras de Chopin, Bazzini y Kreisler. Hay que señalar que, en la oportunidad, estuvo acompañado por el pianista Orestes Castronuovo.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
Poco más de un año más tarde, en el mes de agosto de 1941 el violinista volvió a actuar en Santa Fe. Luego de escucharlo, el crítico de El Litoral destacó esta vez lo mucho que había ganado el joven músico, que tenía apenas 27 años de edad. “Es notable su seguridad de afinación en la doble cuerda, y sobre todo el distinto timbre obtenido en cada una de ellas, efecto admirable que pudimos observar más que en ninguna otra parte en en la ‘Siciliana’ número 3 de la Sonata N° 1 para violín”. Cabe señalar que durante ese recital, el violinista estuvo secundado por su hermana Nélida, aclamada concertista de piano, formada en Europa.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
Odnoposoff subió otra vez a un escenario santafesino (al menos según lo documentado en los archivos de los diarios santafesinos) el 13 de julio de 1943, cuando ofreció un recital dedicado a obras de César Franck, Max Bruch, Johann Sebastian Bach e Ígor Stravinsky, entre otros, nuevamente con Nélida como acompañante en el piano. En este caso, El Litoral expuso en la crónica publicada al día siguiente que el violinista había logrado “adentrarse más en la emoción de los espectadores”. Además, el cronista valoró especialmente las interpretaciones que el músico realizó de “Pájaro de fuego” de Stravinsky y “Lamento indiano” de Dvorak.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda
Luego de su primer paso por Viena, Odnoposoff vivió en Estados Unidos y trabajó con directores de la talla de Leonard Bernstein, Arturo Toscanini, Fritz Busch y André Cluytens. Recién a mediados de la década de 1950 regresó a Viena, donde se dedicó a enseñar hasta 1993. Su amplio repertorio se desplazó entre Paganini y Pablo de Sarasate, hasta Édouard Lalo y Ernest Chausson. Los críticos que lo escucharon lo destacaron como un gran técnico, con un sonido agradable y limpio. Falleció en 2004 y su tumba se encuentra en Viena en el cementerio de Grinzinger.
Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda D.RFoto: Archivo El Litoral / Hemeroteca digital Castañeda