Miércoles 27.4.2022
/Última actualización 17:57
Zoe Gotusso se presentará el sábado a las 21 en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de 18 a 24) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos). La ex Salvapantallas (el dúo que fundó junto a Santi Celli) vuelve a Santa Fe para seguir presentando su primer álbum, “Mi primer día triste”, que le valió dos nominaciones para los Latin Grammys, como “Mejor Nuevo Artista” y “Mejor Canción Pop / Rock” (por “Ganas”) y el premio Gardel al “Mejor Álbum Pop” (en la terna compartida con Tini Stoessel y Lali Espósito).
La cordobesa que tiene un “Monoambiente en Capital” atendió a El Litoral en un momento de relax en medio de la gira: “Hacía mucho que no dormía muchas horas; estoy aprendiendo a rendir más como humana, como atleta, como trabajadora. Estoy con muchas fechas ahora, entonces es muy demandante. Pero me gusta: soy un poco adicta a la velocidad”.
-Está bueno poder administrarlo.
-Sí, si no el cuerpo lo paga.
-Volvés a Santa Fe a pocos meses del Harlem, a dar un show exclusivo tuyo. Es un público que siempre te acompañó, tanto con Salvapantallas como en esta etapa solista.
-Sí fui muchas veces; quizás es una de las ciudades a las que más fui. Es una decisión que tome recorrer nuestro país, porque me gusta mucho: no quería ir solo a las ciudades más grandes, quiero ir a todas.
A Santa Fe en el momento de Salvapantallas fuimos mucho, la gente se encariñó mucho y nosotros también. En el momento que empecé sola le decía a mi equipo: “Tengo que ir”, como si hubiera establecido una amistad y no quería perderla. Hasta conozco la ciudad: cuando voy a lugares no suelo recorrer demasiado.
Quiero ir a contarles en qué estoy: un poco este show se trata de eso. Estuve en el Harlem, fue la primera vez como solista, y ahora va a ser más una presentación del disco y de nuevas canciones.
-También porque venís de Córdoba: quizás la frecuencia en la que uno vibra es más semejante.
-Sí, total: Capital Federal es como un monstruo enorme; Córdoba es grande, pero donde yo vivía era más tranquilo; tiene sus semejanzas. Y también caminar por las calles de Santa Fe me hace acordar mucho a Salvapantallas: a Santi, a los músicos; éramos todos como colegas amiguitos que se estaban divirtiendo; así que me da como una buena nostalgia. Sin ir más lejos hace poco lo fui a ver a Santi a Niceto: subía a cantar, hacía dos años que no cantábamos juntos; me fui llorando de la emoción.
-Fuiste soporte de Maroon 5 hace un par de semanas. ¿Cómo viviste ese momento?
-Como un desafío porque nunca había tocado frente a tantas personas, Como un honor, porque también soy seguidora de la banda; no era tan fanática pero a mi mamá le gustaba mucho; de hecho la invité: también lo viví desde ese lugar: terminé de tocar y me fui con mi vieja abajo del show.
Me divertí mucho, estuvo buenísimo. Pensé que iba a estar más nerviosa, pero esto de hacer conciertos todas las semanas te hace entrar en una rueda de confianza: la máquina estaba aceitada, entonces gira bárbaro (risas). Estoy perdiendo cada vez más los nervios y ganando seguridad. Ahora estoy nerviosa, porque este show que voy a presentar con músicos es nuevo, pero me tengo fe.
-¿Con qué formación vas a tocar?
-Es una sorpresa, pero te puedo decir que somos varios y que son altos músicos; no voy sola con un guitarrista, ni somos tres o cuatro. Así que vamos a estar siendo como una pandilla, una familia: va a estar muy lindo. Estoy cumpliendo deseos: cuando estaba con Santi decíamos: “Que lindo sería tocar con”; y ahora me pasa que tengo músicos increíbles. Para mí es un honor que vengan a tocar conmigo, en otro momento hubiera sido un deseo. Me siento muy respetada como música, como joven también, porque no tengo toda la experiencia: no es que tenga 20 ni diez años de carrera.
-El “ambiente” te dio tu lugar.
-Sí, a full. Siempre deseé ser respetada por los demás, llegar a un festival y que se me respete: que la gente escuche, los colegas también. Eso se gana, no se pide el respeto.
-Este formato con el que viniste tocando, con una o dos guitarras, sirvió para dar revancha porque te permitió tocar en un montón de lugares del país y más allá. Además es un formato que pareciera ser íntimo, pero también funciona bien en festivales.
-Exactamente. es muy loco. Descubrí algo así tocando así desnuda en algún punto (hablo de lo despojado que es el formato): pensaba que no iba a poder tocar en festivales. Entendí que era distinto a otras cosas elegir tocar así: en el Harlem no vi alguien que suba con dos guitarras clásicas y una voz. Es novedoso y a la vez lo más clásico del mundo, venimos de ahí; pero ahora ya pegó toda la vuelta, se sumaron tantas cosas, que ahora yo que elijo lo más clásico se supone que soy rupturista.
Descubrí que soy parte de un rompecabezas como una pieza distinta; doy otro color. Están tocando bandas, pistas, la gente con una euforia increíble; entro yo y la energía no baja en calidad sino que cambia el mood, el clima. Eso me encanta, porque para mí las cosas funcionan en contraste: valoramos la tristeza cuando fuimos felices; valoramos la felicidad cuando estuvimos tristes; valoramos el silencio luego de mucho ruido; y valoramos el empuje y el ruido cuando venimos del silencio.
Al principio renegaba de que la gente hiciera silencio; no entendía: “Canten, salten, griten”. Pero después entendí que no hay nada más valioso que el silencio, porque equivale a respeto: cuando la gente se aburre empieza el barullo. Conmigo si hay un ruido es porque cantan, me ayudan.
-Dijiste que ya estás un poco despidiendo “Mi primer día triste”. ¿Qué balance hacés de toda esta etapa, desde que fuiste a grabarlo a Uruguay a las satisfacciones que te trajo?
-Está buenísimo frenar y mirar atrás, como frenar la pelota un poco y mirar el juego. Para empezar digo “guau, qué locura todo lo que pasó”: es como que hice un acelerado de vida en cuatro años, en dos años. Me siento afortunada, 100 por ciento. Después me pregunto “¿por qué a mí?” y no en el sentido de desagradecer, al contrario. Y ver la motivación: deliro con todo lo que pasó, digo “qué afortunada soy”, y también digo: “Buenísimo: tengo este lugar, todos estos deseos que tiré al universo ya pasaron; voy a generar nuevos, voy a redoblar la apuesta”.
Hay algo que estoy haciendo o que me están dejando hacer que está haciéndome feliz, está haciendo a la gente feliz. solo me queda redoblar la apuesta. Pero porque lo disfruto, porque me sirve como gasolina. Me motiva el mundo de los sueños, los deseos; me parece que eso es la llave de todo: cuando uno tiene deseos, tiene ganas, tiene hambre. Tengo mucha hambre: el otro día salió en una mesa una pregunta: “Sí me muero hoy este es el 100% de todo lo que hice; ahora sí me muero en un montón, ¿cuánto creo que hice, del 1 al 100, en expansión como música, como creativa?”. Y ni siquiera estoy hablando de lo comercial, de cuánto voy a crecer (eso me parece que va a ser un reflejo de lo que me pase). Siento que no estoy ni al 10%: mirá la manija y el hambre que tengo. Y no me da vergüenza decirlo.
-Arranqué con Salvapantallas hace años, pero siento que acabo de arrancar, y lo estoy saboreando. Quizás antes era más piba, de los 17 a los 21 que estuvimos con Santi, y me pasó todo por delante de los ojos. Me recontra divertí...
-Ahora también, pero no sé si es que hago terapia, si es que estoy más con los pies en la tierra, pero me siento más consciente. Y eso me hace saborear más, me hace direccionar mejor la flecha, me hace agradecer. Soy mucho más cuidadosa, humana y amorosa con el equipo. Estoy madurando a la par de mi carrera y de la gente que me sigue: la gente me está viendo crecer, y eso me conmueve, me acariña. Siento que estoy en una mesa, en la entrada de los diez platos.
Ya si ese es mi deseo es porque voy a ir hacia ese lugar. Cuando veo hacía atrás agradezco, pero lo que más me queda es que me alimenta mucho pensar que soy capaz de todo lo que hice. No como soberbia, sino como seguridad; también tengo mis inseguridades, pero me siento segura de que quiero hacer esto, que voy a hacer un montón de discos. Quizás en algún momento frene y haga otra disciplina artística, que me recontra divertiría; pero creo que con la música voy a estar comprometida hasta el día que no pueda hacerlo, que mi cuerpo no me lo permita.
El fin de semana en Mendoza toqué Kevin (Johansen), con Lisandro (Aristimuño), es un honor que me pongan al lado de esos artistas: tienen más de 20 años de carrera, yo tengo 24 (risas). Va todo muy rápido, y no me siento apurada: voy a fuego lento, no necesito sacar canciones cada un mes, ni cada 15 días. Al final va todo rapidísimo, es como una contradicción, pero no todo depende de mí: hay cosas que me recontra exceden.
-En su momento dijiste “demos vuelta la página”, fue como barajar y dar de nuevo: te fuiste a hacer el disco a Uruguay, estaba todo por hacer. Ahora te permitís pensar en lo que viene pero capitalizando toda esa experiencia.
-Me gusta mucho eso de “barajar y dar de nuevo”, siento que lo hice, de Salvapantallas a este proyecto. A la vez siento que esa pasada de cartas anterior también fue parte de esa misma vida y de Zoe también; solo que el 50 % lo aportaba otra persona.
Creo que voy a barajar y dar de nuevo muchas veces; solo que ahora estoy segura (por lo menos hoy) de que quiero ser solista. Mi camino como artista, como música, es un reflejo de lo que está pasando dentro mío. Cuando estaba con Santi disfrutaba mucho, pero me siento re solista, re solitaria también; y me gusta estar sola: creo que todos estamos un poco solos.
Esto es una cuestión muy personal. Hay gente que elige compartir bandas; yo tenía ganas de ser líder, y me sentía buena líder; y si yo tenía a alguien al lado y quería ser líder iba a ir de tirana (risas).
Creo que voy a hacer eso muchas veces: pensar y dar de nuevo las cartas, pero siempre en este envase, este proyecto. Quizás después delire y haga otro; quizás vuelva con Santi, porque nunca cerré ninguna puerta. Pero estoy con mucha hambre de darle a Zoe (como proyecto, por eso hablo en tercera persona) mucha experiencia, mucha vida y discos, que quiero que haga sola. Va a estar acompañada siempre: uno no consigue cosas solo. Hay mucha gente que desea que yo esté acá, mucha gente a mi lado que desea que a mí me vaya bien: los deseos no se cumplen solos.
-Pero el eje vas a ser vos.
-Exacto, quiero ser el eje, quiero ser la que direccione el barco. Antes me llenaba Salvapantallas; después me empezó a dar hambre de otra cosa: eso es esto que está pasando ahora; acaba de empezar y todavía tengo un hambre del 90%. Creo que tenemos Zoe para rato. Siento que me desperté un poco también.
-Tomaste la conciencia del proceso.
-Exactamente. Salvapantallas fue increíble y me enseñó muchísimo. Quizás lo más importante que me dejó fueron todos esos buenos ratos; pero ahora me hace mirar atrás y decir: “Guau, qué loco. Es difícil que la gente responda, no sé si vas a hacerlo de nuevo”. Y dentro mío decía: “100 % que lo vas a hacer de nuevo”. Por un lado tenía el miedo enorme de “no lo vas a replicar, tuviste un montón de suerte, tuviste un montón de trabajo. Ahora estás dando las cartas otra vez, ¿pensás que te va a salir el ancho de nuevo?” (risas).
Pero ahora miro atrás y digo “ya está”. Es más, pienso que si hago otra cosa también va a funcionar, porque se trata de mi fe: hasta donde yo me anime a desear... Me puse muy psicóloga, muy profunda, pero podemos hablar del show, de los viajes, de cómo compongo, y para mí todo eso es una cáscara de lo que está pasando dentro mío. Eso de tomarme el tupé de decirte que me falta el 90 %. Es una seguridad que no sé por qué tengo, me la ha dado también el camino.
-Hablaste de banda nueva, temas nuevos. ¿Qué se puede contar de lo que va a ser el resto de 2022?
-No sé nada (risas). Pero sí sé muchas cosas, porque las planeo. Tengo una gira nacional que voy a anunciar muy pronto. Este coletazo de seis conciertos (Santa Fe, Rosario, Chile, Córdoba, Buenos Aires) son como localidades que no estaba visitando mucho. Pero ahora voy a anunciar una gira internacional y nacional bastante contundente para mi realidad. O sea que voy a estar acá, voy a estar afuera; agrego unas joyas en mi mapa, que para mí es un gol y un placer ir a conocer. Creo que también empiezo a despedir un poco este formato; no para siempre, pero por lo menos para generar el contraste. Ahora ya toqué mucho así, tengo ganas de sumar familia al escenario, tengo ganas de una musicalidad distinta, tengo ganas de divertirme.
También se viene que me encierre y desaparezca un poco, para hacer música: estoy componiendo mucho, nunca compuse tanto para un disco. Así que se viene un lindo disco que a mí por lo menos me va a hacer feliz, ni siquiera entré en el estudio; primero voy a componer y componer hasta que diga “tengo la materia prima”. Pero como estoy tocando, sigo componiendo.