Zorrito Von & Los Gustocks es la banda liderada por Fabián “Zorrito” Von Quintiero e integrada por talentosos artistas de la escena musical argentina y uruguaya. La propuesta artística de Los Gustocks es un recorrido por clásicos reversionados del rock nacional e internacional, procurando generar una experiencia y un vínculo con el público basado en el concepto “encuentro de amigos”. Además de Quintiero en bajo y voz, Los Gustocks están integrados por los ex Vudú Ike Parodi (voz) y Mario Laurino (batería), junto a Larry Cuffia (teclados), Palmo Addario (guitarra) y Dinamita Pereda (guitarra).
Con esta formación se presentarán en HUB (25 de Mayo 3428) el viernes 6 de diciembre a las 21, con Los Herederos del Blues como banda invitada. Las entradas están a la venta en las boleterías de la sala y de Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) y a través de Ticketway.
Anticipando el show, El Litoral conversó con el Zorrito sobre las características de este proyecto, como también sobre otras novedades en marcha.
Entre amigos
-¿Cómo nació Zorrito Von & Los Gustocks?
-Esto arrancó hace ya unos cuantos años. Arrancó por las ganas de tocar más seguido, y no esperar tanto a que surgieran shows más grandes. Fui conociendo a los distintos músicos: a Larry (Cuffia), el tecladista, ya lo conocía; lo conocía a Ike Parodi, el cantante.
A partir de eso armamos una fechita para tocar en algún bar. La idea era tocar música que no tocábamos habitualmente: yo estaba con Charly haciendo giras y recitales, y cada uno tenía sus cosas también: pero nos juntamos para darnos los gustos de tocar canciones que apreciamos, que nos gusta mucho. Por eso también Los Gustocks: no sólo por la reminiscencia a una época dorada del rock, que fue el festival; sino también por porque nos dábamos el gusto de hacer lo que queríamos sobre otros autores, sobre otros artistas, no sobre música propia.
Empezó así chiquito, y estuvo tan bueno siempre que fue creciendo, se fue haciendo cada vez más más grande, fue viniendo cada vez más gente a los shows. Tocamos muchas temporadas en el verano de Uruguay y Argentina, y hasta acá llegamos. La idea siempre es juntarnos a entretenernos, a divertirnos, y a rockear: para nosotros y para la gente.
-Siempre se insiste con este concepto del “encuentro de amigos”. ¿Cómo es cuando de las juntadas se empieza a poner un poco más serio o más regular, y más un trabajo?
-A veces cambia; pero el espíritu (por lo menos el mío) era de juntar gente; primero que nada buena gente, de buen espíritu, de buen gusto musical; y que nos llevemos bien. Porque si no, no está bueno: en este caso no se justifica. Si hubiera un negocio, como son las grandes bandas, porque hay toda una parte atrás económica cuando generás éxito, canciones, convocatoria. En este aso no sucede así porque no tenemos música propia: nos juntamos para tocar, porque nos gusta tocar más seguido.
No se complicó en ese aspecto; al agarrar ritmo de shows, al contrario: siempre queremos más, porque nos gusta tocar. Nos gusta ir a las situaciones musicales, donde hay gente que compra la entrada.
Es una situación particular tocar covers: es para la gente que le gusta ver la potencia de cantante, que le gusta ver cómo suena la banda; pasarse un buen rato. Nuestro show empieza rockeando y termina bailando; pasa por algunos momentos distintos. Es un show para apreciar la calidad de los músicos, de los guitarristas. Es una onda: de todas las que hay, esta es otra onda. Y eso que vos decís, no se complicó en este caso.
-¿Cómo es trabajar con estos músicos, y qué destacás de cada uno?
-La complicación es la es que no vivimos todos en el mismo en el mismo lugar, y no podemos ensayar. Pero la capacidad que tiene cada uno permite tocar casi de primera y sonar bien, porque son todos de primera línea.
Ike, por ejemplo, es un cantante extraordinario: tiene (para ciertas canciones, para cierto estilo de música) una potencia única e inigualable. Debe ser el mejor cantante de rock en Argentina, por la potencia que tiene.
Ahora está Palmo Addario, que es un guitarrista muy capo, muy preparado para tocar distintos estilos; que suena, que toca recontra bien, que es profesional, le gusta estudiar los arreglos. Tiene mucha experiencia también con artistas consagrados: tocó mucho con con (David) Lebón.
En la batería está Mario Laurino, que es un baterista muy pesado, porque le pega fuerte, le pega derecho, tiene tempo. Fue el baterista de Vudú muchos años, una banda que se sonaba todo, muy conocida ahí por la zona de ustedes, muy respetada. Un batero que no la complica, al contrario: la hace recontra fácil, porque tiene la cualidad del tempo y la pegada, y no traba la música, sino que la deja fluir.
Nico Bereciartúa (ex Viticus) tocó muchos años con nosotros, pero llegó a tocar en los Black Crowes, vive afuera; entonces le dejó el lugar a Palmo. Entonces en la otra guitarra alternamos entre un uruguayo muy rockero, muy groso, que se llama Dinamita Pereda; también en muchos shows invitamos a Jimmy Rip, otro guitarrista impresionante. Y cuando no puede ninguno de los dos puede venir Dizzy Espeche, otro violerazo. Toda gente que tiene un recorrido en tocar en bandas importantes.
Por eso Los Gustocks son una mini selección de todos lados; a veces cambiamos las piezas, una o dos, pero es por circunstancias de que los músicos hoy (como toda la vida) necesitan tocar en varios proyectos para subsistir. Entonces a veces están bookeados para otras cosas, sale una fecha y y armamos el combo. Pero siempre siempre los vas a ver a Ike, a Laurino, a Larry y a mí; y ahora a Palmo, que está siempre.
Menú variado
-¿Cómo se eligen las canciones? ¿Van cambiando?
-Tenemos un tronco ya aprendido, que nos resulta fácil poner en la lista. Mi idea del show siempre es arrancar mostrando la potencia del cantante, y luego ya abrir el juego hacia el rock argentino. La canción que siempre hemos tocado se llama “Bajan”, es del “Flaco” Spinetta: la tocamos siempre, porque con eso abrimos la parte de nuestra cultura. Y nos abre el camino para hacer Charly, Soda Stereo. Porque también ahí entra en juego la historia mía personal: de haber tocado en Soda, muchos años con Charly; a veces también hacemos algo de Ratones.
Después nos abrimos al rock nacional que ya no es tocado: canciones de Los Abuelos, de los Enanitos: “Lamento boliviano” la tocamos siempre, porque nos gusta y a la gente también. Nos gustan las canciones transversales, que pegan a todo tipo de gente. A veces vamos a lo puntual: hacemos un cover de AC/DC y es una fiesta total para el rockero. Pero hay temas transversales, como “Lamento boliviano”, que funciona para toda la gente.
También podemos hacer algún tema de Virus, porque nos gusta su historia. Hacemos Riff o algún tema de Pappo, porque todos tuvimos un poco de relación con él. Entra a jugar un poco eso también: lo que hemos curtido toda la vida. Si hay una cantante invitada, a veces, podemos jugar.
Vamos también hacia artistas internacionales: siempre nos gusta tocar uno de Paul McCartney, porque hay mucha musicalidad en esas canciones. Vamos buscando distintas texturas para que el show no sea monótono.
Después de ver a Los Gustocks te queda claro que la banda puede tocar distintas cosas bien: porque las entiende, porque las porque las siente; son músicos versátiles y potentes en distintos estilos. Y me gusta que la gente se vaya sintiendo que se pasó dos horas distintas a todo lo que es el cuadro de recitales; después está cada banda con su música, y esa es otra liturgia. Esta es una manera para que una persona se pase dos horas, dos y media... hemos llegado a tocar tres horas y media: es largo a veces, porque nos metemos, bailamos, hacemos cantar. Nos permitimos todo: tenemos permiso para hacer lo que lo que nos gusta, para involucrar a la gente y hacerle pasar un buen rato. Siempre el fin es que la gente se pase un rato distinto, con calidad: de sonido, musical.
-Integraste un montón de proyectos. ¿Cómo ser la cabeza de compañía de este?
-Es distinto el rol, cuando son la cabeza que cuando estás atrás de otros líderes. Pero como el proyecto es chico, de entretenimiento, de placer, se me hace más fácil ser el líder. Trato que todos la pasamos bien: no me interesa solo pasármela bien yo. Esto es un proyecto para compartir tiempo musical, para compartir placer: no se me complica.
Por supuesto que no es fácil no poder ensayar; porque si esta banda ensayara no sé dónde estaríamos (risas): en algún momento quizás habríamos grabado un par de canciones nuestras, al estar más en contacto en la sala. Pero todos viven lejos: esa así y yo lo elegí así. Yo quiero tener ese cantante, ese batero: es así y se entiende.
Entonces ensayamos en la prueba de sonido; si agregamos canciones, las sacamos cada uno por su lado, después corregimos alguna parte y sale para adelante. Y así será por ahora, salvo que me vaya a vivir a Rosario (risas).
Movida García
-¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora?
-Ahora surgió un espectáculo que yo comparto con dos compañeros de la banda de Charly, Fernando Samalea y Rosario Ortega. Creamos un show celebratorio de una cultura que nosotros siempre militamos, que es la cultura García. El proyecto se llama Beats Modernos: es la música de Charly tocada por nosotros, pero acompañados por muchos músicos jóvenes; algunos que están surgiendo, que son de mucha calidad, como Joaco Burgos, que es un pianista y cantante, que tiene su carrera solista.
Tenemos guitarristas que vamos alternando porque están en muchos proyectos, estos músicos jóvenes: tenemos una guitarrista muy buena, Lu Torfano, que toca con varios artistas nuevos. Tenemos a Dizzy Espeche en la guitarra; tenemos a Andy Rot en el bajo, que es un músico espectacular, joven, y a Michelle Bliman en saxo. Gente que toca en muchos proyectos.
Es un espectáculo de canciones y de mucho video de nuestra historia con García: al haber estado con Charly tan adentro de la cosa, tenemos material que nunca se expuso; que lo volcamos a la pantalla. Entonces nuestro show es visual y musical. Recién empieza esto: empezó en un bar chiquito, pero ahora pasó al Teatro Vorterix; ya hicimos la la primera función sold out, y ahora vamos el 18 de diciembre a hacer la segunda. Y empezamos a girar por afuera: ya fuimos a Córdoba, ya tenemos fecha para salir al interior.
Es un proyecto un poco más grande, distinto a Los Gustocks: tiene más producción de escenario, más staff. Los Gustocks son más de toda la cancha; Beats Modernos necesita otras cuestiones técnicas para sonar, para hacer los shows.
Para mí es interesante, porque estoy compartiendo con Samalea: viví con él toda la vida, toda la experiencia de García; y estamos con Rosario, que también fue cantante de Charly; y con gente nueva. A la vez tiene la nostalgia de tocar con Charly, de que esté; está omnipresente, porque es toda música de él: es su cultura y nosotros somos parte de la religión.
-No es melancólico, es en presente.
-No es melancólico para nada. No es un homenaje ni nada: es una celebración de la cultura, la gente lo disfruta a Charly aunque no toque. Y se ha logrado una potencia musical, una potencia visual: es algo que está bueno para este momento. Hay gente de todas las edades; pero gente más grande lleva al hijo, le muestra cómo era la cultura. Nos vuelve de la gente esa felicidad, esa alegría.
El proyecto va a ir creciendo: estamos incorporando dirección de arte. Estamos haciendo los deberes para tener una cosa siempre a la altura de lo que significa nuestra historia con García. La idea es celebrar nuestra historia con Charly, más que la historia general de él: de lo que nos tocó a nosotros, compartir esa gratitud con artistas nuevos que se sumen, que sean nuestros invitados; o los artistas clásicos que quieran venir. Y la gente.
El verano va a ser así: Los Gustocks se van a Uruguay todo enero, como siempre; hace nueve años que estamos haciendo la temporada en Medio y Medio. En febrero ya nos pasamos a Beats Modernos: voy a alternar en los próximos meses.
Beats Modernos va a viajar bastante; incluso va a ir al exterior, para ir a encontrar a la gente que está radicada en el exterior y que extraña un poco las cosas más argentinas que hay; y una de esas es la cultura García, sin duda.
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