La mujer intelectual francesa en la época medieval
El fino arte de amar
La historia de Hélo•se -sobrina del canónigo Fulbert- célebre por su desgraciado amor por Abélard y por su famosa correspondencia, tal como ha sido consignada y relatada, y tal como fue, durante siglos, popularizada en las conciencias, es el símbolo de la mujer, como la ven los franceses: una amante y una intelectual. Frente al matrimonio y a la maternidad, Hélo•se reacciona exactamente como lo hace Simone de Beauvoir.

Por Irma Bignon

Los Trovadores. La poesía lírica medieval francesa debe, definirse por sus formas y sus temas, dentro de una literatura escrita, en gran parte en verso. Los trovadores provenzales adoptan diversas formas; pero la más común es la llamada "canción" - cinco o seis estrofas de ocho o nueve versos con dos rimas consonantes que se repiten a lo largo del poema, que puede estar acompañado o no por música. Termina con el llamado "tenson", diálogo en verso entre dos o más poetas.Existe para el cortejo de la dama un ritual hecho de etapas que el fino amante debe transitar con cautela. Primero la mirada, luego el tomarle la mano, el declararle su amor, el besarla. Pero estos pasos están separados entre sí por un tiempo muy largo. ¿Llegan o no a satisfacer su deseo alguna vez?Al amor del que hablan los trovadores sólo tiene acceso una élite refinada, la que existe en los castillos feudales. Y es imprescindible que ese amor permanezca insatisfecho el mayor tiempo posible, en tanto se vayan salvando los obstáculos que se oponen a su realización.El amor es siempre a la distancia; se enamoran de criaturas jamás vistas, como hoy los jóvenes idolatran un cantante de rock o un artista de la pantalla. "No es verdadero el amor que se hace realidad" - canta un trovador. Las mujeres medievales. Se muestran como las grandes mudas de la historia. Son aquellas de las que siempre se habla, pero de las que nada se sabe, porque nunca han dicho nada. Son las silenciosas, las sin voz. Paralizadas en los lazos del matrimonio en el que literariamente no tienen la palabra, son las mal-casadas.A fines del siglo XI, las cruzadas dejan solas a las esposas de príncipes y barones. En las cortes provenzales se permite que la mujer dirija el feudo. Ellas se encuentran rodeadas de un séquito de adolescentes, entre los que se suma con frecuencia algún trovador. Se produce así un giro radical en la concepción del amor. Éste ya no es locura sino razón.La subversión de la ley, es decir, "Fin'Amors", "fine amor" o amor cortés, es el feminismo por el amor. No solamente influye en toda la lírica poética europea, sino que en ella encontramos las raíces más jóvenes de la mentalidad amorosa.Y por fin, la voz de la mujer se hace oír, íy de qué manera! "Bello amigo, afectuoso y afable/ ¿Cuándo os tendré en mi poder?/ Si alguna vez cerca vuestro una noche me tiendo/ Dandoos un beso enamorado/ Imaginaos qué embriaguez sentiría/ Al teneros así en lugar del esposo/ Con tal de que juréis permanecer enteramente sumiso".Este poema escandaloso, expresando un deseo erótico con respecto al amante que se desea buenamente meter en el lecho en lugar del marido, está firmado con nombre femenino: la condesa de Die. No es una cortesana, sino una gran dama que hace uso de la lengua oc para expresarse. Las "Trobairitz". En efecto, Béatrix de Die es una mujer-trovador, "trobairitz", como se dice en la región de Provenza. Nacida en el año 1140, desciende de familias señoriales del Viennois y de la Bourgogne, casada con Guillaume de Poitiers y amante del trovador Raimbaut d'Orange. Ya el triángulo. Se lo encontrará en toda la literatura cortesana. El triángulo amoroso funciona muy armoniosamente en Occitanie (sur de Francia), ya que el marido se conduce siempre en forma silenciosa, y no se interesa más que por la progenitura. "Sólo el amor adúltero es verdadero" -canta un trovador. "Las cadenas del matrimonio son tan pesadas que se necesitan dos para soportarlas... y a veces hasta tres" -escribirá Alexandre Dumas (h) siete siglos después.Los poemas de la condesa que se conocen, al igual que los de sus contemporáneas, todos escritos en lengua oc, impresionan por la sencillez, la franqueza directa y alegre del decir amoroso. Todos éstos constituyen documentos preciosos sobre la sensibilidad de las mujeres consideradas durante tanto tiempo como las mudas del amor.La primera mujer-trovador es sin duda Tibors, nacida en 1130, hermana del trovador Raimbaut d'Orange. En uno de sus poemas leemos: "Ahora se canta": (fórmula con la que comienzan todas las coplas en verso de la cantiga fabulista) "Bello dulce amigo/ Puedo deciros y con toda sinceridad/ Que nunca sin deseo/ Os he tenido como mi tierno amante/ Y que además nunca bello, dulce amigo/ Mi necesidad de veros ha cesado.../". Es el único fragmento que se conserva de ella.Otra "trobairitz" de la época es Aliénor d'Aquitaine. Inspiradora, creadora, aparece en un buen número de poemas. Juega también el rol de protectora y mecenas. Todos los trovadores de la segunda generación, Carcamon, Marcabru, Jofroy Rudel y sobre todo Bernard de Ventadour están ligados a ella por lazo anecdótico o familiar.De los 20 layes -composiciones de origen provenzal- bretones que se conservan, 15 son de Marie de France, que nace en Francia y luego se radica en Inglaterra. Sus romances, que datan del siglo XII, conservan una maravillosa magia. En el "Lay del ruiseñor" ella comienza diciendo: "Os contaré una aventura con la cual los bretones hicieron un lay. Su nombre es `Laostic', así lo llaman en su región. En francés es `rossignol' y en buen inglés `nihtegale', `ruiseñor' en español. Un joven barón, valiente y cortés, se enamora de la mujer del vecino, la cual es celosamente vigilada por su marido. Los enamorados, cada uno desde su ventana, se contemplan, cambian palabras, pero esconden cuidadosamente el sentimiento que los une. Así se amaron recíprocamente largo tiempo. El caballero que ama se entrega totalmente, y también la dama por su parte, en palabras y en miradas"... También es la autora de la primera colección de fábulas escritas en francés y en verso que lleva por título "Ysopet", derivado de la palabra Esopo.En la tradición "occitane", es decir, en Provenza, donde se habla y se escribe en lengua oc, el marido celoso llega a ser el colmo del ridículo, alcanzando una posición de total mal gusto. Contrariamente al marido español que mata, o al marido anglosajón que se divorcia, el marido francés trata de hacer buena figura. Sabe que su problema lo convierte en un personaje de "vaudeville".Algunas "trobairitz" defienden celosamente la autoridad y el poder absoluto de la dama sobre su amante. Así, en este "tenson" entre Guillerma de Rosers y el trovador Lanfrancs Cigala, que ubicamos en la primera mitad del siglo XIII, Lanfrancs comienza diciendo: "Madame Guillerma, ciertos caballeros iban/ Viajando de noche con el peor tiempo/ Esperando un lugar para hacer un alto./ Fueron oídos en camino por dos amantes/ Que iban a encontrarse con sus Damas./ Uno de ellos se volvió para ayudar a esa gente./ El otro corrió directamente hacia su amiga./ ¿Cuál hizo lo mejor y lo que debía?". La respuesta de Guillerma fue directa: íLa Dama primero! -amigo Lanfrancs,/ el que corrió a encontrar a su Dama./ Si el segundo hizo bien,/ Su Dama no pudo/ Como lo sintió la otra,/ Tenerlo cerca de ella/ Estimar tan raro mérito de esperar que él viniera.../ El hombre fiel a su palabra tiene más palabra que aquél/ Cuyos proyectos siempre varían".Ya en el siglo XV, nos encontramos con Christine de Pisan (1363-1431), hija de Thomas de Pisan, astrólogo y médico del rey Charles V. Viuda a los 25 años, sin fortuna, escribe primero para consolarse, luego para agradar a la corte del rey, y por último para vivir. Su principal obra poética es "Le Dictié de la Pucelle", un largo poema dedicado a Juana de Arco: "Oh, qué honor para el sexo femenino/ Una niña de dieciséis años/ A quien las armas no le son pesadas/ Es tan fuerte y briosa/ Atravesando castillos y ciudades/ El enemigo huye ante ella/ ¿No la han visto acaso llevar de la mano al rey a su consagración?", fragmento. También la podemos incorporar entre los historiadores por su "Libro de hechos y buenas costumbres del sabio rey Charles V", escrito en 1403.De esta manera, la mujer que antes del siglo XI se siente olvidada, rechazada y humillada, reivindica en cierta forma sus derechos, "cortejando" al hombre que ama, con el canto y la palabra. Estas voces comienzan en el sur, para luego extenderse por toda Francia.Las mujeres-trovadoras, verdaderas creadoras, indiscutibles intelectuales, ayudan a engrandecer la literatura francesa.