#HOY:

Pantalla y Escenarios: PAN-01

Pantalla y Escenarios

Suspenso y lugares comunes

No hay demasiada originalidad en el planteo argumental de What lies beneath; allí se alude a los temores de una mujer que comienza a percibir que algo extraño sucede a su alrededor. Primero sospecha que un vecino, luego de reiteradas disputas matrimoniales, pudo haber asesinado a su esposa, pero queda en ridículo cuando advierte que se había equivocado. No obstante, sigue notando que hay algo anormal en su entorno y, por consiguiente, al que pasa a mirar con desconfianza es a su propio marido, sobre quien, pese a las apariencias, su carácter afable, el hecho de ser un respetado científico, no se equivoca. Además, los motivos para preocuparse se incrementan apenas ella se dedica a revolver el pasado del hombre con el que convive.

Y como lo establecen las reglas del género, de ahí en más, el drama va in crescendo, hasta el estallido y desenlace final. Lo más curioso de la película es que, en las dos horas y minutos que suma su metraje, almacena cuantos lugares comunes y golpes de efectos parecen privativos del género. Ni qué hablar de los recursos tomados de Hitchcock, o de los esgrimidos por Henri George Clouzot en Las diabólicas, o los más sangrientos utilizados por Kubrick en El resplandor, y así sucesivamente. De todos estos realizadores y de algunos más, Robert Zemeckis tomó algo (¿por qué? ¿para qué?) y no lo disimula.

Nada de eso le alcanzó para revitalizar una ficción de consistencia muy relativa, una fórmula argumental que el cine ha utilizado bastante y a la que no aporta nada nuevo. Por lo tanto, se trata de una pieza de suspenso más, un thriller si se prefiere, un pretexto para unir a dos figuras de seguro impacto comercial (Harrison Ford, Michelle Pfeiffer) bajo la solvente batuta de Zemeckis, aunque sea al servicio de un espectáculo rutinario.