Deportes: DEPO-01

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En el pórtico de la hazaña


 

DyN. Baluartes. Felipe Contepomi -de buena actuación- coloca un certero hand-off para escapar del esfuerzo de Corne Krige -la figura del match-. Completan la acción, Percy Montgomery y Gonzalo Quesada.

El estreno del estadio Monumental dejó un saldo altamente positivo para el rugby argentino. Porque más allá de la derrota, la actuación del equipo y la convocatoria, estuvieron acorde con lo esperado.


Buenos Aires (Enviado especial).- Con una producción que dejó en evidencia no sólo su archiconocido potencial, sino también su remozado estilo de juego, el Seleccionado Nacional de Sudáfrica superó en la víspera a su par de la Argentina por un escueto 37 a 33, en el test-match que marcó el cierre de la pettit-tourné por nuestro país.

El argumento fundamental para legitimar el marcador final, radica en la superioridad física impuesta por los sudafricanos en importantes pasajes del encuentro, tanto en el orden individual como en el colectivo.

A partir de allí, con el apetecible agregado de un estilo remozado que prioriza al handling como elemento fundamental para mantener la pelota viva, los Springboks solidificaron una victoria que en la primera etapa, lució sólida y mucho más expresiva que el 24 a 16 parcial.

Lo propio ocurrió en el tramo inicial del complemento, donde algunas brechas en el andamiaje argentino proyectaron la sensación de que la definición podría consolidarse mucho antes del epílogo del atractivo cotejo.

Sin embargo, Los Pumas reajustaron su estructura defensiva y comenzaron a ""impactar" ofensivamente a través de un juego que paulatinamente logró una fluidez mucho más amplia de lo esperado.

Sobre todo, porque se generó en espacios abiertos del campo de juego, frente a un adversario que posee una de las mejores estructuras defensivas del mundo. Lógicamente, todo nació de la entrega y el tackling que habitualmente acompaña a los argentinos; algo que por momentos resultó insuficiente para contener a un adversario de tamaña categoría, que inequívocamente deja huellas en cada impacto físico, sobre todo, en el uno contra uno.

La ilusión a flor de piel

Reiterando que Argentina siempre jugó en forma acorde con las circunstancias, no debe menos que puntualizarse la notoria reacción concebida a partir de los treinta minutos del segundo tiempo.

La "insinuación" vislumbrada minutos antes tuvo su primer gran momento cuanto luego de una excelente acción colectiva, Felipe Contepomi se zambulló en el ingoal visitante, acotando diferencias y además, dejando en claro que otra vez, el equipo había encontrado el rumbo ideal.

Preocupados por los escasos cinco puntos de diferencia, los sudafricanos convocaron a Braam van Straaten (ingresado en el complemento) para que probase su reconocida puntería desde un penal muy distante.

Pese al acierto, Los Pumas mantuvieron su protagonismo, multiplicándose defensivamente y sobre todo, arriesgándose ofensivamente, sabiendo que frente a este tipo de rivales, cada error suele pagarse muy caro.

En medio de una creciente emotividad, llegó uno de los momentos más celebrados por la multitud reunida en el Monumental: el espectacular try apoyado por Eduardo Simone, rubricando una acción multifacética, inmersa en categoría y ductilidad.

El goal de Quesada no sólo dejó el marcador en favor de la visita por un solo punto (34 a 33), sino que alimentó con creces la ilusión de conseguir un triunfo memorable, frente a una de las tres máximas potencias del rugby universal.

Oportunidades no faltaron: como en un ruck a escasos metros del ingoal sudafricano, que terminó en una dudosa infracción argentina. O como en una réplica que se interrumpió debido a un knock-on, cuando parecía tener destino de ensayo, inmediatamente después del último penal visitante.

En síntesis, Los Pumas volvieron a demostrar que están en condiciones de jugar de igual a igual ante cualquier adversario, cumpliendo una de las actuaciones más relevantes de su incomparable momento.

Lo que obviamente ratifica el rumbo elegido y revaloriza la vigencia de un grupo tan calificado desde el punto de vista rugbístico como humano.

Que además denota madurez y convicción, lo que sin dudas permite dilucidar un futuro impregnado de satisfacciones. Como las que podrían surgir de la eminente gira por Gran Bretaña, la cuna de este juego apasionante.

Síntesis

El partido se disputó en el estadio Vespucio Liberti del Club Atlético River Plate, ante más de 55.000 espectadores y con el arbitraje del australiano Scott Young.

Argentina alistó a: Mauricio Reggiardo (luego Mario Ledesma), Federico Eduardo Méndez y Omar Hasan (luego Roberto Grau); Ignacio Fernández Lobbe y Alejandro Allub; Santiago Phelan (luego Martín Durand), Rolando Martin y Gonzalo Longo; Agustín Pichot y Gonzalo Quesada; Diego Albanese (luego Eduardo Simone), Lisandro Arbizu (capitán), José Orengo, Octavio Bartolucci (luego Felipe Contepomi) e Ignacio Corletto. Coach: Marcelo Loffreda.

Sudáfrica a: Robbie Kempson (luego Ollie LeRoux), John Smit (luego Charl Marais) y Willie Meyer; Mark Andrews y Albert van der Berg; Corne Krige, André Venter y André Vos (capitán); Joost van der Westhuizen y Percival Montgomery; Breyton Paulse, Robbie Fleck, Grant Esterthuizen (luego Braam van Straaten), Chester Williams (luego Pieter Rossouw) y Thinus Delport. Coach: Harry Viljoem.

Tantos en el primer tiempo: 1, 40 y 45 minutos, penales de Quesada; 7 y 12, tries de Paulse, el segundo elevado a goal por Montgomery; 14, try de Orengo y goal de Quesada; 28, try de Andrews y goal de Montgomery; 34, try de Van Straaten.

En el complemento: 4 penal de Quesada; 12, try de Fleck y goal de Montgomery; 33, try de Contepomi y goal de Quesada; 36, penal de Van Straaten; 39, try de Simone y goal de Quesada; 43, penal de Van Straaten.

César Miño