Nosotros: NOS-02
Nosotros

Merlo, una villa turística con cinco soles


. 

Hay muchas maneras de conocer la villa de Merlo en San Luis, que se alza en los faldeos de las sierras Comechingones. Una de ellas es subir hasta el Mirador del Sol, donde las nubes tapan y destapan las cumbres altas, y mirar la ciudad de techos de colores, el valle de Conlara y los zorritos que merodean por el camino de ripio de la Damiana Vega.


Hasta hace pocos días este mirador, al filo de la sierra, era el lugar más alto de la villa; ahora es el comienzo del nuevo camino que trepa hasta la cima y que muy pronto llegará a otra villa: la cordobesa de General Belgrano. Desde allí el paisaje es una sinfonía de pasto llorón, amarillento y lavado.

Y después bajar al centro de la ciudad a tomar café en el bar de los Mansilla, frente a la plaza Virrey Sobremonte, y mirar el ir y venir de la gente entre los plátanos que rodean el aljibe comunal y el pozo de agua que en 1880 calmaba la sed de la gente.

A Mansilla le gusta reconocerse como "bolichero" y contar que inauguró su bar el 25 de mayo de 1954, mientras recuerda que "en ese tiempo los pocos turistas venían en el tren; el que salía de Retiro y llegaba a Santa Rosa de Conlara, aquí cerquita. El tren que ya no llega".

Quien finalmente habla del clima especial de la villa -un microclima científicamente comprobado- es Hugo Cunto, quien hace 20 años se puso a fabricar alfajores rellenos con mermeladas caseras. El hombre dice que decidió quedarse para siempre "cuando el clima seco de Merlo curó el dolor de oídos de mi hija".

Los nativos explican que la producción natural de ozono característica de la zona otorga al aire mayor densidad de oxígeno. Es lo mismo que ocurre en la ciudad suiza de Lenk, situada en los Alpes del Cantón de Berna, donde el alto contenido de ozono influye positivamente en el estado de ánimo y la salud.

Turísticamente este recurso se convirtió en un atractivo para los viajeros, que una y otra vez vuelven a cargar las pilas de buena energía. Y a ese bienestar, que no es poca cosa, se le sumó lo que afirmó en 1974 el médico alemán Willen Berken, quien asoció el clima merlino con su teoría de la "efectiva longevidad".

Con el correr del tiempo la villa se abrió al agroturismo en fincas y granjas ecológicas, y la gente se lanzó a organizar circuitos de aventura. Desde avistamientos de aves autóctonas y simples caminatas y cabalgatas, hasta nadar en los pozos naturales de aguas claras y recorrer sitios arqueológicos.

También frente a la plaza se levantan las anchas paredes de adobe -lisas, blancas y coloniales- de la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario, que tiene un interior despojado y una imagen de otra santa, Catalina de Siena, junto al órgano.

Esta iglesia, que nació como capilla de advocación dominica, ya figuraba en documentos de 1751. Su torre campanaria está coronada por un capullín esférico, de origen cuzqueño, y por una cruz de hierro que era la que guiaba a los cumbreros a la misa.

Los hombres de las alturas ya vivían en este lugar en 1720, unos 80 años antes de la fundación oficial de la villa. Y se sabe que el primer asentamiento eligió el paraje Piedra Blanca, la actual parte vieja de la ciudad que nació entre algarrobales.

Piedra Blanca es un barrio residencial, muy calmado, donde está la Casa de Té Merlín, y también la cabaña Minerva Leyes, un lugar muy acogedor donde comprar los tejidos de la artesana Susana González y escuchar la historia de Minerva, la mujer vestida de negro que llevaba un pequeño loro verde en el hombro.

A este barrio, en el que aún se encuentra alguna que otra tapera, llegaba en los veranos el poeta Leopoldo Lugones. Su mujer había nacido en estas tierras que tienen fama de "opacar los ruidos", y donde dicen que es fácil "escuchar el silencio".

Piedra Blanca también tiene un museo, el Lolma, donde está el caparazón de un gliptodonte, mamífero del período plioceno que una cuadrilla de trabajadores encontró casualmente en 1996.

Y desde allí llegar hasta Pasos Malos, donde viven los Godoy, familia de cumbreros que cocina chivitos en hornos de ladrillos. Desde la casa de los Godoy, que es baja y rodeada de molles y chilkas, se escucha el murmullo de un río y el bullicio de los corrales que baja desde los riscos.

Villa de Merlo es actualmente uno de los mejores destinos para el turismo activo -el del trekking y las camionetas todo terreno trepando por escarpados caminos-, más allá de que la Quebrada de Cautana todavía guarde el mensaje secreto de los petroglifos.

Ficha de servicios


Villa de Merlo, provincia de San Luis, está a 194 kilómetros de la capital provincial, y a 785 kilómetros de Buenos Aires, de donde se accede por la ruta nacional 8 hasta Río Cuarto, Córdoba, y desde allí por la provincial 11. De la ciudad de Córdoba la separan 250 kilómetros; de Río Cuarto 180 y de Rosario 650. Tiene 14.500 habitantes.

  • Origen del nombre: la villa fue fundada oficialmente el 1° de enero de 1797 por el capitán Juan de Videla, por orden del Marqués de Sobremonte, gobernador de Córdoba. El nombre original fue Villa de Melo, en homenaje al Virrey Pedro de Melo, de Portugal, pero el uso deformó el nombre y éste derivó en Merlo.
  • Ubicación: ladera oeste de las sierras de Comechingones, vocablo que algunos traducen como "serranías con muchos pueblos" y otros como "hombres de las cuevas". El punto más alto de este cordón de sierras es el Cerro de las Ovejas, de 2.300 metros.
  • Clima: entre noviembre y marzo la temperatura media oscila entre 20 y 26 grados. Los días soleados superan los 300 por año.
  • Acceso aéreo: desde el aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires parten vuelos de Austral, LAPA y Southern Winds. Se estima que en el último trimestre de 2001 se inaugurará el aeropuerto que se está construyendo a 18 kilómetros de Villa de Merlo, con una inversión de 13 millones de pesos.
  • Capacidad hotelera: 6.000 plazas en hoteles de una a cuatro estrellas, hosterías, complejos, bungalows, cabañas, departamentos y campings.
  • Tarifas de alojamiento: en hoteles categoría 3 y 4 estrellas la tarifa diaria de una habitación doble con desayuno oscila entre 45 y 120 pesos; en hosterías y posadas entre 30 y 80, y en hospedajes entre 17 y 30 pesos. La tarifa diaria en los campings oscila entre 10 y 15 pesos, y los bungalows-cabañas, para un máximo de cinco personas, cuestan entre 70 y 180 pesos.
  • Antonio Esteban Agüero: nació en Piedra Blanca, el 7 de febrero de 1917 y murió a los 53 años, el 18 de junio de 1970. Está considerado como el máximo exponente de la poesía de San Luis. De su obra literaria se destaca "Las Cantatas del Arbol", dedicada al "Algarrobo Abuelo".
  • Informes: Secretaría de Turismo, Desarrollo e Inversiones del Municipio de Villa de Merlo, Coronel Mercau 605, teléfono 02656-476078/475155 e-mail: secturmerlo-sl.com.ar, y en la Capital Federal Casa de San Luis, Azcuénaga 1083, 4822-0426. Línea gratuita de informes: 0800-6666176.
  • El algarrobo de los Agüero


    El viejo e inmenso algarrobo blanco de la familia Agüero es el lugar donde uno de sus dueños, el filósofo, pedagogo, piloto y navegante Vicente Orlando Agüero Adaro cuenta la historia de este árbol, que tiene más de 800 años.

    Su casa está muy cerca del predio abierto al público -la Municipalidad cobra una entrada de 50 centavos-, y junto a ella, hay un velero oceánico con el que piensa iniciar un largo viaje junto a su mujer, la artista plástica Beatriz Ramírez, y sus pequeñas hijas Regina y Nora, herederas del algarrobo abuelo.

    Vicente también es merlino, como su tío, el escritor Antonio Esteban Agüero. El mayor poeta puntano fue el autor de "Cantata del Abuelo Algarrobo", al que llamó "Padre y Señor del bosque/abuelo de barbas vegetales".

    La leyenda dice que el árbol era lugar sagrado de los aborígenes, quienes lo rodeaban de "conanas", una especie de morteros de piedra poco profundos, que señalarían la posición de los planetas y los tiempos de cultivo.

    La historia dice que los Agüero, familia de origen hispano, llegaron a Piedra Blanca hace 200 años y crearon, alrededor del árbol, algo así como un culto panteísta del antiguo Cuyo. El algarrobo no sólo daba sombra, también era "catedral de los pájaros", posta de carretas, patio de bailes, lugar de meditación y promesas de amor, además de plaza de armas para las tropas del "Chacho" Peñaloza.

    Hay quienes ven en el viejo árbol, rodeado por muchos algarrobos de otras especies, un poderoso centro de energía. Por ahora, es la sede de la Fundación Casa del Poeta, que preside la hija de Agüero, María Teresa.

    La cantata también dice: "Así naciste/ Cuando tu crecías la región era bosque impenetrable/con oscuros guerreros que danzaban/junto a los fuegos al caer la tarde".

    Corina Canale (Telam)