Persona y Sociedad: PER-01

La niña que no quería callar

Eduardo Salva. CéPULAS. Llaman a esas terminaciones curvas en las que una gran foto nos mira desde arriba.

Se exhibe la muestra itinerante "Ana Frank, una historia vigente". Se expondrá hasta el 14 de septiembre en la Casa del Sur. Está generada por la Casa de Ana Frank en Holanda y promovida por la Fundación Memorias del Holocausto.


Llueve copiosamente y se ven las gotas golpear contra la superficie de la carpa. También caen hojitas sobre el techo. Así fue el día en el que les tocó inaugurar, y en ese marco mojado se recorta una amplísima fotografía, y en ella un perfil gris, de nena, con un bonito peinado carré. La historia de un genocidio hablará a través de esa niña que nació en 1929. Las páginas de su diario aportaron la certera mirada infantil de las páginas más negras de la historia del siglo XX.

Las condiciones de posibilidad del avance del nacismo en Europa, su irracional y terrible argumentación, las fotos que testimonian las pretensiones de un imperio que necesitaba elevarse sobre cadáveres, son parte de lo que acompaña esta particular presentación del diario de Ana Frank.

A través de la historia de la pequeña, se describe un panorama histórico, y partir de este panorama se interroga al presente acerca de las nuevas formas que asumen las actitudes de intolerancia y discriminación.

Los guías de la muestra están haciendo su última preparación en torno de los paneles.

Esculturas de Roberto Favaretto Forner escoltan en el patio, a propósito de la muestra.

También un naranjo


Ana Frank volcó en su diario dos años de vida en su escondite de "la Casa de atrás". Se lo habían regalado al cumplir 13 años. Cuando las fuerzas del nazismo se la llevaron a Auschwitz y de ahí al campo de concentración de Bergen-Belsen -en el que murió junto a su hermana-, el diario quedó en el refugio y una de las protectoras de la familia, Miep Gies, se lo entregó en 1945 a Otto Frank, el padre de Ana. Se publicó en 1947 y desde entonces ha sido traducido a 60 idiomas, leído por millones de personas y erigido en símbolo de la lucha por la defensa de los derechos humanos.

Hoy es motivo de una exhibición que recorre el mundo y deja secuelas.

En Santa Fe se la recibe en la Casa del Sur, para lo cual se ha dispuesto una carpa que la alberga.

Un naranjo que quedó emplazado dentro de la carpa escolta el paso de los visitantes.

Ana podés ser vos


Mariela Chyrikins, por la Casa de Ana Frank, y Vanina Volosin, de la Fundación Memorias del Holocausto, están oficiando como coordinadoras y capacitadoras de guías, para el recorrido de la muestra en Argentina.

Mariela explica que "en la muestra hay varios personajes. Las víctimas del Holocausto no fueron sólo judíos, también gitanos, comunistas, negros, homosexuales. La idea es que la gente se pueda dar cuesta de esta magnitud. Fue contra todos".

"El objetivo es producir una reflexión para que se pueda recapacitar frente a acciones actuales y futuras de discriminación. Se dirige a chicos desde los 8 años, y a adultos. Según el público, los guías pueden adaptar su explicación".

Vanina subraya que "para los guías es además una experiencia que les permite darse cuenta de que se puede hacer algo. Es darle responsabilidades, darse cuenta de que pueden hablar y defender sus ideas, tienen en lugar de la palabra".

Ambas coinciden en que "padres y docentes quedan maravillados de cómo se aprende y cómo estudian para realizar esta tarea. Para muchos hay un antes y un después de la muestra".

Al respecto, Mariela sostiene que "sucede que se sienten identificados con la muestra. Se puede ver en Ana una chica como vos o como yo".

"Al final hay un módulo que habla sobre la discriminación hoy, sobre la xenofobia, el nacionalismo. Pero el enfoque es constructivo y desde un mensaje de esperanza. Es la puerta, el punto de partida para tratar el tema, no se trata de asustar a nadie ni de que se vayan con imágenes del horror, sino de que se pregunten por qué pasó lo que pasó".

Mientras, Vanina concentra a los chicos que repasan sus apuntes y les repite: "no se trata de señalar la foto y decir lo que es, nada más. Lo importante es que cada uno desde su lugar, desde su espacio cuente la historia, no es que repiten un discurso".

El eco que queda


La muestra está organizada en un recorrido que comienza en 1929 y llega al año 2001, tematizando algunas situaciones contemporáneas. Textos y fotos se distribuyen en dieciocho paneles históricos y otro tanto testimoniales.

Mientras se sigue el camino trazado se irá avanzando hacia una especie de réplica del refugio en el que Ana Frank y su familia se recluyeron para escapar de las persecuciones.

Al finalizar el trayecto se puede ver el video "Mi querida Kitty", título referido al nombre que Ana dio a su diario. Como corolario se realizan talleres en los que los chicos escriben o dibujan un sueño; y durante la semana se podrá dialogar con sobrevivientes del Holocausto que estarán presentes.

Los objetivos educativos y movilizadores de la muestra se manifiestan en su contenido y en su metodología de exposición: su itinerario es mundial, hay siete muestras más, iguales a la que está en Santa Fe, recorriendo el mundo, y en cada lugar donde se asienta se capacitan estudiantes que ofician de guías. En Santa Fe, hay unos cincuenta chicos y chicas participando de esta actividad. De este modo se va generando una resonancia, que hace de la muestra una práctica que ancla en cada lugar, que permite lazos que den continuidad a estos temas y que liga a cada grupo con los de otras provincias a partir del intercambio de textos y cartas que se generan luego de la experiencia.

El Proyecto Educativo está diseñado en colaboración con el Ministerio de Educación de la Nación.

La muestra estará abierta de lunes a viernes de 8 a 22, y sábados y domingos de 14 a 22. La entrada cuesta 1 peso para estudiantes y jubilados, y 2 pesos para público en general. Para más información llamar al 4596669, o al tel/fax 4581026, o por e-mail: lacasasur@yahoo.com.ar

Ana Aymá.