Unión empató un partido complicado con Huracán. Rubén Capria fue la figura. Echaron a González y Leonardo Fernández atajó un penal. Debutó otro pibe de inferiores: Roberto Battión.
Buenos Aires (Enviado Especial).- Confieso que uno siempre espera respuestas rápidas del que sabe. Y por eso le exige. Pero lo de Capria anoche, teniendo en cuenta que volvió a jugar un partido oficial después de 327 días, superó cualquier tipo de expectativas. El "Mago" clavó un golazo de tiro libre a los 2 minutos, en la segunda pelota que tocó, y después fue artífice fundamental de la jugada del segundo gol, cuando arrancó con el balón dominado, dejó en el camino a un rival y le metió una "cortada" perfecta a Zapata dejándolo cara a cara con Ríos. Al margen de eso, Capria demostró la importancia de su pegada cada vez que le tocó ejecutar un tiro libre y supo disimular el excesivo tiempo sin entrar a una cancha de fútbol, mostrando un respetable estado físico -más allá del cansancio evidente con el cual salió- y su aceptada claridad conceptual para manejar la pelota.
Me detengo en Capria porque considero que su presencia fue fundamental para que Unión se trajera un buen resultado. Después hubo otros factores, positivos y negativos, que en conjunto sirvieron para redondear el resultado:
1) Unión no fue un equipo seguro para defender. En este aspecto hubo fallas compartidas de defensores y volantes. Atrás, ni Ortiz, ni Mazzoni ni Cárdenas jugaron un buen partido. Ortiz tuvo la desgracia de cometer el penal del primer gol y no pudo controlar a Morquio en el cabezazo del segundo. Mazzoni perdió cuando tuvo que salir a espaldas de Cárdenas o muy arriba, para achicar espacios por detrás de Basualdo, y Cárdenas tampoco tuvo una buena noche. A eso se le suma la falta de contención de los volantes. Sin dudas que Unión extrañó la presencia de un jugador como San Martín, más allá de la voluntad que puso Basualdo. Pero sería un error creer que el problema pasó exclusivamente por el volante central, sino que también deben agregarse los dos volantes laterales, Norberto Fernández y Adrián González, quienes tampoco dieron respuestas claras a la hora de asumir el compromiso de recuperar la pelota.
2) El mérito fue el de sobreponerse, en el segundo tiempo, a las adversidades. Primero porque iba perdiendo; segundo, porque Leonardo Fernández le tuvo que atajar el segundo penal a Morquio y así evitó que el partido se complicara en demasía, y tercero porque jugó casi un cuarto de hora con un jugador menos cuando lo echaron, a mi entender apresuradamente, a Adrián González, redoblando esfuerzos y disimulando con gran entrega el hecho de jugar con 10.
3) La virtud de Unión es que muestra una irrenunciable intención de jugarle de igual a igual a sus rivales. Madelón llegó al "Tomás Ducó" con la idea puesta entre ceja y ceja de llevarse los tres puntos. Y así se lo inculcó a los jugadores, al punto tal que Unión sorprendió a Huracán en el arranque del partido, cuando, además del golazo de Capria, lo presionó y le arrebató el control del partido en la mitad de la cancha. Después el equipo fue cediendo posiciones de manera inexplicable y permitió que aparecieran Padra, Buján y Soto para complicar. En el segundo tiempo la actitud volvió a ser la misma del arranque del partido y se pudo mantener durante toda la etapa, permitiéndole a Unión justificar plenamente el buen punto que se trajo a Santa Fe.
Los reacomodamientos que hizo Madelón, sobre la marcha, le dieron resultados. Quiso ser más punzante cuando metió a Zapata por Israilevich, cambiándole la posición a Adrián González y pasándolo de volante por izquierda a marcador de punta por derecha. Y Zapata le respondió con un gol y con una buena actuación. Después debió "operar" con rapidez cuando lo echaron a González, hizo retroceder al "Beto" Fernández y le dio presencia al mediocampo con el ingreso de Battión, corriendo a Basualdo por derecha. Y por último, dejó siempre a dos delanteros arriba con el fin de impedir que Huracán -algo natural- le tirara el cuerpo encima en el final del partido.
Es un hecho que con Capria disponible hay algo que Madelón dejará de analizar, y es el aspecto táctico. Línea de cuatro en el fondo, tres volantes, un enganche y dos puntas será el esquema, y no creo que sufra modificaciones. En consecuencia, las decisiones del técnico se centralizarán en la elección de los mejores intérpretes para ese planteo. Y para ello será fundamental la respuesta que le brinden las individualidades.
En este aspecto, el partido de anoche no dejó un saldo abiertamente positivo. Ruiz no desequilibró porque fue bien marcado, Tilger tampoco gravitó, Adrián González y Norberto Fernández aparecieron poco y sólo Capria y Zapata estuvieron por encima del nivel regular que tuvo el resto.
Por esto último, el punto también adquiere un valor significativo. Solidifica el repunte que inició con Talleres y abre esperanzas para el futuro. Falta ganar un partido "groso" para convencerse. Y el miércoles llega Racing a Santa Fe....
La segunda que tocó fue adentro
Ni en el mejor de los sueños Rubén Capria se pudo imaginar un debut semejante con la camiseta de Unión: la segunda pelota que tocó fue para ejecutar un tiro libre brillante que se clavó en la parte alta del arco de Ríos.
En realidad no fue la segunda, sino la tercera vez que Capria entró en contacto con el balón. Sacó su equipo y allí cedió un pase corto hacia atrás para un compañero; la primera pelota trascendente fue a los pocos segundos, cuando colocó un pase de emboquillada para Emanuel Ruiz, que intentaba meterse entre Lobos y Cristian Fernández, y la segunda fue la del chanfle de tiro libre.
En realidad, la subida de Ortiz y Mazzoni hizo pensar que podía llegar en forma de centro y no de remate directo al arco. Era una buena posición para un zurdo, pero la pelota fue colocada a unos 30 metros del arco. Sin embargo, Capria le pegó "como los dioses" y la clavó en un lugar inatajable para Ríos. Y lo festejó como si hubiese sido su primer gol en Primera.