De "Paradiso"
Por José Lezama Lima
En ese respiro, Cemí se aprovechó para colocar una banderilla. -La crítica ha ido muy burda en nuestro idioma. Al espíritu especioso de Menéndez y Pelayo, brocha gorda que desconoció siempre el barroco, que es lo que interesa de España y de España en América, es para él un tema ordalía, una prueba de arsénico y de frecuente desbarro. De ahí hemos pasado a la influencia del seminario alemán de filología. Cogen desprevenido a uno de nuestros clásicos y estudian en él las cláusulas trimembres acentuadas en la segunda sílaba. Pero penetrar a un escritor en el centro de su contrapunto, como hace un Thibaudet con Mallarmé, en su estudio donde se va con gran precisión de la palabra al ámbito de la Orplid, eso lo desconocen beatíficamente. Por ejemplo, en Góngora, es frecuente la alusión a las joyas incaicas, sin embargo, no se ha estudiado la relación de Góngora con el inca Garcilaso, en el tiempo en que ambos coincidieron en Córdoba. Los incas en la imaginación de Góngora; he ahí un delicioso tema. Las verdaderas relaciones de Góngora con el Conde de Villamediana, se desconocen o se silencian, a pesar de las constantes alusiones de Quevedo, erupciones más que alusiones. La imaginación retrospectiva, tan fundamental como cuando crea mundos o simples planetas zumbantes, tiene un placer interminable, los relatos que le hacía el inca Garcilaso a Góngora de una de las eras imaginarias, la piedra despidiendo imágenes, tienen que haber sobresaltado los sentidos del racionero mayor, en el momento en que se llevaba una enorme ración para su metáfora y su venablera.
Fronesis no mostró ninguna sorpresa por la participación de Cemí; parecía que la esperaba. Estaba en su rostro, aunque no se le vio, el signo invisible de una alegría no manifestada. La alegría de saber que una persona que está en nuestro ámbito, que es nuestro amigo, ha ganado también su tiempo, ha hecho también del tiempo un aliado que lo robustece y lo bruñe, como la marea volviendo sobre las hojas del coral.
-Cervantes y Góngora -sentenció Fronesis para sentirse más cerca de Cemí-, hacen una literatura.
-Santa Teresa y Quevedo hacen otra -respondió Cemí, como para no dejar el tema concluso y volverlo a reavivar. Sonó el timbre para la otra clase.