El adiós de un grande: Marcelo Milanesio
Jugó su último partido en la consagración de Atenas de Córdoba.
Los directivos del equipo "griego" retiraron la camiseta Nº 9.
Marcelo Gustavo Milanesio jugó su último partido con su querido Atenas de Córdoba y le dijo adiós a la práctica activa del básquetbol, conquistando su séptimo título en la Liga Nacional.
Devenido en símbolo del equipo "griego", Marcelo es uno de los cinco mejores jugadores de la historia del básquetbol argentino y un obligado referente de las futuras generaciones.
Además, fue el único basquetbolista distinguido con el Olimpia de Oro, que otorga el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires por ser el mejor deportista en 1993. Un año más tarde, en el Mundial de Canadá, Milanesio fue distinguido como el mejor asistente.
Su vida pasó por Atenas, club al que estuvo ligado por más de 20 años, con el que logró los éxitos más importantes y al que le fue siempre fiel, ya que cuando tuvo la posibilidad de irse a jugar a Italia, prefirió resignar ganar más dinero y se quedó en Córdoba.
Una carrera plagada de triunfos, con siete títulos ligueros (aventajando por uno a su compadre Héctor "Pichi" Campana), el de mayor cantidad de partidos jugados (848) y factótum también de dos Ligas Sudamericanas (1997 y 1998), dos Campeonatos Sudamericanos (1993 y 1994) y un Panamericano (1996).
También el seleccionado nacional lo tuvo entre sus figuras más representativas, convirtiéndose en uno de los mejores bases que vistió la celeste y blanca, que se puso por primera vez en el Mundial de España (1986) y que vistió por última vez en otro certamen ecuménico: Grecia (1998).
Con el representativo nacional, Milanesio conquistó el Sudamericano de Paraguay (1987) y el Panamericano de Mar del Plata (1995).
El básquetbol local le brindó al "Cabezón" un merecido homenaje en diciembre de 1999, cuando en un colmado Polideportivo Carlos Cerutti se despidió del seleccionado, en un choque ante un combinado de estrellas, conformado por aquellos que son y fueron rivales y amigos.
Durante sus primeros años con la camiseta "verde" de Atenas, grandes eran las broncas y los insultos que le propinaban a Milanesio todos aquellos que no simpatizaban con su Atenas.
Sin embargo, su carácter mejoró, al igual que su carisma, y con el transcurrir de los años, su figura empezó a ser reconocida.
Cuando anunció que la que acaba de finalizar sería su última temporada, recibió muestras de afecto de todos los hinchas.
Pasó en el Polideportivo marplatense, en el Osvaldo Casanovas de Bahía Blanca, e incluso en el mismísimo Héctor Etchart del club Ferro Carril Oeste, donde por años había sido abucheado sistemáticamente.
Cuando concluyó el encuentro que le deparó la victoria y título a Atenas (87-81), Milanesio sabía que el final había llegado, pero no hubo mayores lágrimas que las que representan haber dejado todo en una cancha en pos de su equipo.
El cordobés cerró así una carrera brillante que muy pocos en el medio local podrán igualar y mucho menos superar.
El básquetbol argentino agradecerá entonces las asistencias, las entradas en bandeja o simplemente los certeros tiros de tres que caracterizaron su campaña y que llevaban su sello: el de un elegido, que se hizo grande vistiendo la camiseta número 9 de un Atenas ganador.
El presidente de Atenas de Córdoba, Felipe Lábaque, manifestó que la institución deberá armar "un gran equipo" para la próxima temporada y reconoció que su intención es tenerlo todo, o casi todo, definido antes del Mundial de Indianápolis.
La intención de la dirigencia de Atenas es que Horacio Seguí continúe siendo el técnico (falta firmar el nuevo contrato) y armar el equipo en base a Bruno Lábaque, Andrés Pelussi, Leandro Gutiérrez, algunos juveniles como Matías Lescano, y dos jugadores extranjeros.
Los puestos para los cuales se harían incorporaciones, al menos en estos momentos, son los de escolta, ala o ala-pivote, y pivote.
Uno de los principales inconvenientes que afrontaría una parte de este proyecto, es que existirían ofertas por Bruno Lábaque y Pelussi, algo que obligaría a los dirigentes "griegos" a salir al mercado a adquirir una mayor cantidad de jugadores.
"Al ser campeón y jugar la Liga Sudamericana, estamos obligados a armar un gran plantel. Pero pagar lo que se puede y tomarlo como una conducta que siempre se respetó. Tener un club saneado en estos momentos, es un gran logro", dijo Lábaque.
En cuanto a nombres, por el momento sólo trascendió el del pivote Diego Osella, mientras que Lábaque descartó el retorno de Héctor Campana, de quien se dijo en algún momento que podría volver a vestir la camiseta de Atenas.
"Si los directivos quieren traer a Héctor Campana, yo me voy del club. Es él o yo", afirmó Lábaque.