Salta, aferrado a su convicción
Alentados permanentemente por el nutrido marco de público que acompañó la jornada decisiva de la competencia, los norteños encontraron la forma correcta para jugarle al equipo más dotado del torneo.
Es que los salteños no sólo mostraron su habitual entereza anímica y aptitud física para la especialidad, sino que además jugaron con inteligencia y convicción.
Se "acomodaron" con presteza a lo que en el grueso de la etapa inicial pareció que sería otra demostración de la versatilidad porteña, presionando impiadosamente en toda la cancha y, sobre todo, controlando eficazmente cada pelota obtenida o recuperada.
Con no pocas virtudes técnicas, velocidad y precisión, pergeñaron acciones que pusieron en aprietos al ordenado sistema defensivo de Las Aguilas, hasta lograr vulnerarlo sobre el cierre del primer tiempo.
El complemento estuvo signado por la equidad, generándose un trámite tan intenso como emotivo, producto de que el triunfo pudo direccionarse hacia cualquiera de los meritorios protagonistas.
A partir de haber obtenido la escueta diferencia a través de un certero goal de Moreno Solá, Salta solidificó aún más su accionar, demostrando la convicción individual y colectiva de sus integrantes.
Esto debería servir para cimentar el crecimiento denotado en tiempos recientes, partiendo del hecho de haber obtenido el título en la primera vez en que llegaron a la final, lo que de por sí representaba un motivo de especial satisfacción.
Está claro que el inobjetable título conseguido realza los esfuerzos que en materia rugbística se efectúan en esa hermosa región de nuestra Patria.
Por decimocuarta vez consecutiva, el tradicional certamen pasó por Paraná, dejando en este caso un saldo técnico discreto, pese a que existen atenuantes como el hecho de haber sido el cierre de una temporada extenuante en todo el país.
También podría señalarse que faltaron algunas figuras, producto -por ejemplo- de la participación de Los Pumas en el inicio de la World Seven Series.
Como contrapartida, surgieron rugbiers muy dotados para la modalidad, como el salteño José Correa, elegido por el periodismo como el mejor del torneo; u otros tantos valores jóvenes que impregnaron algunos de los planteles más caracterizados, como el de Rosario.
También podría señalarse que el Seleccionado de la Unión de Tierra del Fuego obtuvo el premio fair-play, demostrando que -felizmente- el inmenso espectro del rugby nacional abarca prácticamente a todo el territorio argentino.
Y que el Seleccionado de Chile se hizo merecedor del trofeo instituido por la Confederación Sudamericana de Rugby, al mejor equipo extranjero. Pero además, Los Cóndores dejaron una excelente imagen dentro y fuera de la cancha.
En materia institucional, fue ratificado el calendario 2003, que se pondrá en marcha en marzo con el Campeonato Argentino; proseguirá con las competencias Regionales; se prolongará con el Torneo del Interior y un formato reducido (8 equipos) del Nacional de Clubes; para cerrarse con el Súper 6 y la clásica programación de juego reducido.
El partido final se disputó en dos tiempos de 10 minutos cada uno, con el referato del rosarino Santiago Borsani.
En una demostración más de su capacidad y dedicación, el santafesino Martín Rodríguez no sólo fue convocado una vez más para integrar el staff referees del Seven de la República, sino que además se lo designó para arbitrar una de las semifinales.
Fue la que protagonizaron Buenos Aires con Mar del Plata, en el marco de la Copa de Oro del certamen. Su actuación fue impecable.
Vale recordar que en el ranking recientemente oficializado por la Unión Argentina de Rugby, Rodríguez integra el Panel A, ubicándose en el decimotercer lugar nacional.
El Seleccionado de Salta se consagró campeón después de haber obtenido el ciento por ciento de los puntos en disputa, ya que ganó los seis partidos que jugó.
Tras la disputa de los 62 partidos comprendidos en esta edición, la clasificación final de la competencia es la siguiente.
5to:
César Miño