Deportes: DEPO-01

La misma serenata

Flavio Raina. El túnel del tiempo. Como si fuera "Volver al futuro" pero en el fútbol. Los jugadores de Unión se van derrotados y silbados después de perder. De los últimos 9 juegos en Santa Fe, sólo ganó 1.
Unión perdió 1-0 con los jujeños; la gente insultó a los refuerzos y pidió a los pibes. La térmica del 15 de Abril bajó mucho más cuando Campodónico marcó el gol. Unión, que jugó los 35 minutos finales con uno más, no supo cómo atacar.


"Pongan los pibes, la p.... que los parió", fue el grito del final que hizo que el frío fuera un poco más frío en el 15 de Abril. Antes, cuando se veía en el juego mismo que el 0-1 sería inamovible, habían empezado a calentar las gargantas con el tradicional "la camiseta del Tate, se tiene que transpirar...". Así se consumió este sábado polar de Unión, dejando escapar tres puntos contra los jujeños en su propia cancha y dejando flotar un montón de interrogantes que sólo ofrecen un plazo de respuesta hasta este mismo jueves, cuando el equipo del "Chaucha" Bianco vuelva a cruzar parte de la geografía argentina -esta vez hacia el Norte- para jugar el televisado con los salteños de Antoniana.

Ni los 35 minutos con un hombre de más en el césped por expulsión de Buena, ni los tres puntas amontonados -"Fito", Weisheim y Bueno- con los que terminó jugando arriba le alcanzaron a Unión para poder vulnerar a un arquero de apellido Muslera, al que se le cayeron la mitad de las pelotas que salió a buscar de arriba.

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Es cierto que la historia pudo cambiar, de entrada, si Ceferino Díaz le daba dirección a un solitario cabezazo con el arco vacío, si el chico Pereyra afinaba la puntería con ese remate cruzado o si el frentazo de "Fito" González no era mandado al córner por la reacción espectacular de quien -al menos por ese instante- pareció ser otro arquero de Gimnasia y Esgrima de Jujuy en Santa Fe.

Pero la historia no cambió a favor de Unión en esas tres llegadas netas del primer tiempo y sí se modificó a favor de los jujeños cuando Campodónico le sacó una cabeza y media a Raggio en el salto para colocar el balón lejos de las manos de Trípodi.

Aquí, en defensa, donde Unión casi siempre dejó a cuatro hombres (Mosset, Raggio, Brown y Squadrone) para marcar a un solo delantero visitante, empezaron los problemas del equipo. Muy inteligente, por el único lado donde no anduvo el ex Banfield fue por el de "Tato" Mosset, el más rapidito de los cuatro.

Había fallas individuales, como las de Raggio en el gol o las de Brown que perdía siempre cuando salía a buscarlo al "9" rival. Y también fallas de estrategia colectiva. Como hacer, desde el fondo mismo, un equipo innecesariamente "largo", que nunca achicó espacios y que defendió en campo grande, ideal para que lo contragolpeen. Como pasó.

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Los problemas del fondo se trasladaron al mediocampo. Allí, el entrenador parece encerrado en su idea de no tocar el 4-4-2 por nada del mundo. A duras penas lo hizo ayer, a la cansadas, perdiendo con diez jujeños en su propia cancha. Pero aquí, en la línea media, más allá del esquema que Bianco elige, tampoco se evidencia funcionamiento. Porque el equipo carece de salida por los laterales (Mosset no es "4" y del otro lado Squadrone siempre la revolea) y porque con los cuatro volantes del medio se da algo inexplicable: los dos que están para correr y marcar (Basualdo y Ceferino Díaz) manejan mucho más la pelota que los dos que supuestamente están para jugar y hacer jugar por las bandas (Zapata y Coyette).

Entonces, mucho más perdiendo y de local, las limitaciones de Unión fueron evidentes: la defensa no achicaba y el mediocampo chocaba por el medio con los volantes centrales sin abrir la cancha.

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Queda, para el final, el análisis del bloque de ataque. En principio, los roles parecen estar definidos: Pereyra rotando por los costados y "Fito" González por adentro. Este era el rubro, a priori, que más preocupaba cuando se reforzó el equipo. ¿Quién va a marcar los goles?, se preguntaban varios.

Hoy por hoy es el mal menor. Porque más allá que ayer despilfarró dos situaciones netas, cuando el equipo genere llegadas claras y bien construidas, seguramente "Fito" González demostrará porque marcó más goles que nadie en los últimos torneos de la "B".

Pero es muy difícil herir en base a pelotazos, pelotazos y más pelotazos. Después, a la hora de quemar las naves, el técnico optó por amontonar delanteros. Y cometió un segundo pecado: juntó tres que van por el medio ("Fito", Weisheim, Bueno) y sacó al único que podía abrir la cancha por afuera (Pereyra).

De paso, el armado del banco también es cuestionable: si el DT arma línea de "4" y le pone adelante dos "5" de marca, con las obligaciones que tiene para salir a ganar en Santa Fe: ¿para qué lleva un "5" más como Battión de recambio?

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Unión perdió y perdió bien. Porque a los jujeños les alcanzó con ser ordenados, correr mucho y hacer un gol en Santa Fe para ganar. Lo hizo con armas nobles, sin golpear. Hasta dolió más por la humildad del equipo que ayer se llevó todo del 15 de Abril hacia el norte del país.

El pedido de transpirar la camiseta para los más grandes y la súplica fuerte para poner los pibes le pusieron música a una película que ya se vio en Unión.

El clima no está bien en Unión y aparece como enrarecido. Quizás sea lógico que así sea, por cuestiones obvias. "Nos están pasando facturas por el descenso", dijo Mosset. Si no fuera así, sería contra natura. Porque el hincha es el mismo. Los dirigentes, el entrenador y los jugadores pasan; el hincha es el único que queda. Se cambian los nombres. Pero el hincha está ahí. Es el de siempre. Y ayer, ese fanático tatengue que se bancó el grado y medio bajo cero de sensación térmica volvió a ver un equipo con actitud perdedora como pasaba en Primera.

Entonces, como todos pasan y el hincha queda, se escuchó la misma música en Unión. Que esta vez no fue la más maravillosa.

Bandera


Muy temprano, ni bien se abrió el estadio, alguien colgó del alambrado que da a calle Cándido Pujato, una bandera que decía "Basta de traer jugadores fracasados y postergar a los pibes". Era de color blanco, de dimensiones pequeñas, con letras negras.

Darío Pignata