Del grupo de oleaginosas que se produce y se comercializa en nuestro país, la soja es el cultivo que ha marcado mayor expansión a nivel mundial. En estos últimos años el cultivo de este cereal se vio especialmente influenciado por factores tales como la implementación de innovaciones tecnológicas a través del mejoramiento genético de los cultivos; de nuevas técnicas de manejo, como la difusión de la siembra directa; y, en algunos casos, la incorporación y modernización de maquinaria e implementos agrícolas.
Asimismo, se favoreció la aplicación de estas nuevas tecnologías a partir de la disminución de los precios relativos de algunos insumos como fertilizantes, agroquímicos y bienes de capital.
Durante esta última década, el incremento en la producción de soja se debió, principalmente, al aumento del área cultivada en zonas tradicionales y a la expansión de la agricultura hacia áreas ganaderas.
Esto acompañado, en la mayoría de los casos, por un aumento en la productividad por hectárea y mayores rentabilidades generadas por la disminución en los costos de los insumos.
El "complejo sojero", conformado por la soja, el aceite de soja y lo elaborado con los residuos de la misma, es clave en la agroindustria argentina y tiene una participación fundamental en el total del valor de las exportaciones nacionales. Nuestro país, con una importante industria procesadora de alta tecnología y con una capacidad productiva aún en crecimiento, ocupa el tercer lugar en la producción mundial de soja, precedido por Estados Unidos y Brasil.
La tendencia a la caída de los precios de los granos, en dólares, se fundamenta en la mayor producción volcada en los mercados, el cambio tecnológico mundial que hizo aumentar el rendimiento de granos por hectárea y los subsidios a la producción, en Estados Unidos y la Unión Europea.
Sin embargo, las cotizaciones en pesos muestran una fuerte suba a partir de diciembre de 2001, momento en que finaliza la convertibilidad peso-dólar, llegando a triplicar el valor en dólares, durante casi todo el año pasado y parte de éste.
Se puede afirmar, entonces, que el cambio tecnológico conllevó un aumento en la producción y en el área sembrada del cultivo de soja. Esto, sumado a los valores en pesos que arrojan las nuevas cotizaciones del dólar, permite vislumbrar un panorama sumamente favorable y de crecimiento para este cereal, tanto a corto como a largo plazo.